2008/05/27

Gredos recupera obras básicas de la filología hispánica

Manoseados hasta la desintegración en las bibliotecas universitarias, fotocopiados y buscados en los libreros de lance, algunos de los libros básicos en la formación de generaciones de filólogos, publicados en la Biblioteca Románica Hispánica que fundó en 1950 Dámaso Alonso, estaban increíblemente descatalogados desde hacía años.
Una anomalía que los nuevos responsables de la editorial Gredos, tras su compra por el grupo RBA, pretenden solucionar con la Nueva Biblioteca Románica Hispánica (NBRH), que han encomendado al académico Francisco Rico y de la que ya se han publicados los seis primeros volúmenes.LOS PRIMEROS TÍTULOSEn lo que va de año ya han llegado a las librerías la Poesía española de Dámaso Alonso, la Historia de la lengua española de Rafael Lapesa, el Diccionario de términos filológicos de Fernando Lázaro Carreter, Mis páginas preferidas, de Ramón Menéndez Pidal, y los dos volúmenes de los Orígenes de la novela, de Marcelino Menéndez Pelayo.
La NBRH pretende ser una colección cerrada con una treintena de títulos, que tengan un interés académico incontestable y puedan atraer a la vez al lector inquieto, pero no necesariamente erudito, que aún codicia el libro como un objeto de prestigio o que entiende la lectura como un placer, y que esta detrás del actual repunte de las reediciones de textos clásicos que empezó en pequeñas editoriales y al que se han sumado los grandes grupos.Según Francisco Rico, estas obras de referencia para un lector culto aún tienen un futuro en papel --"nadie leerá Guerra y paz en una pantalla"-- mientras que las libros puramente de consulta solo tienen porvenir en la Red.

2008/05/26

Los colores también se pueden 'oír'


Un dispositivo que permitirá distinguir los colores a los niños ciegos.

La Unidad de Gráficos, Visión por Ordenador e Inteligencia Artificial de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) ha empezado a probar un dispositivo experimental que permitirá a los niños invidentes poder oír los colores.

El proyecto Col-diesis se basa en la "sinestesia", que es "la capacidad, al percibir mediante un sentido, de asociarlo con otro" explica el profesor del departamento de Informática y Matemáticas de la UIB, Francisco Perales, responsable de esta iniciativa científica.
"Se intenta demostrar neurológicamente que, en las personas dotadas de sinestesia, existen conexiones reales entre las áreas auditivas y visuales, o las áreas cerebrales del gusto y el olor", asegura Perales. Según el científico, se trata de "encontrar la asociación entre un sentido y otro, para que la persona pueda poner a cada color un significado", algo más sencillo en el caso de los invidentes porque "si una persona carece de un sentido, se potencia otro que permita crear esas asociaciones".

El equipo de la UIB ha trabajado desde octubre de 2007 en la creación de una batería de colores y de sonidos, asociados entre sí, analizando cuál es la respuesta óptima para que los niños ciegos puedan aprender conceptos que no ven.
Los colores graves y agudos
El punto de partida ha sido que, aunque la asociación es subjetiva y cada persona vincula un color a una nota musical distinta, "hay puntos comunes, como que todo el mundo asocia los colores claros a sonidos agudos y los oscuros a sonidos graves", según Perales.
El proyecto de la UIB combina neurología e inteligencia artificial al plasmar ese análisis en un pequeño ordenador musical. El dispositivo está dotado de juegos, como el que fue probado recientemente en la Feria de la Ciencia, con el que los niños van pintando un cuadro y en función de los colores que utilizan, van oyendo los distintos sonidos que generan.

El sistema ya ha sido diseñado y se ha fabricado un prototipo, con la apariencia de un ordenador que en la actualidad "está en fase de experimentación con niños con Síndrome de Down".
Además de ser útil para explicar los conceptos de los colores a los niños ciegos, el programa también tendrá uso en el ámbito de la estimulación sensorial para los niños que sufran cualquier tipo de limitación neuronal o discapacidad, ya que "la estimulación, cuanto antes se lleve a cabo, más mejora la respuesta".
Posteriormente se utilizará también "en la estimulación sensorial de niños con autismo" antes de que pueda ser probado por niños invidentes, destinatarios últimos de este proyecto, una vez se hayan tramitado las pertinentes autorizaciones por parte de los padres.
Una vez realizadas las pruebas de testeo antes del verano, que permitan ajustar el prototipo, una empresa especializada se hará cargo de su fabricación en un modelo integrado portátil, que constará de un sensor que el niño llevará en un dedo con el que tocará el objeto del que quiere saber su color, y una pulsera, con el ordenador que transformará el color en un sonido.

2008/05/25

Hay un tipo de escritor que suele irse Escritores de "adentro" o de "afuera"

"Las raíces de los hombres son los pies", escribió Juan Goytisolo, "y los pies se mueven", y por eso echar raíces en el mundo es también moverse por él, establecerse aquí y allá, rodar, abrir casas y volver a cerrarlas, cruzar océanos con cajas llenas de libros, adaptarse a lugares fríos, ver caer la tarde sobre el Hudson o el Bósforo, desde la ventana de la cocina, mientras se prepara un café y piensa en lo que va a escribir, o en lo que hubiera querido que fuera su libro, o en algo que lo atormenta y que no logrará hacer nunca, por más que llegue al otro extremo del último océano.
Hay un tipo de escritor que suele irse. ¿Por qué lo hace? Habría que mirar caso por caso. Wilde y Joyce se fueron de Irlanda y nunca regresaron, pues en la católica isla nadie entendía sus vidas y mucho menos sus escritos. Henry Miller también optó por alejarse de su ciudad, creyendo que así se acercaba a su obra, que por cierto aún no había escrito. Sin embargo, Borges, uno de los autores más cosmopolitas de la literatura, vivió casi toda su vida en Buenos Aires, mientras que otros, como el guatemalteco Miguel Ángel Asturias o el venezolano Arturo Uslar Pietri, descubrieron en París (en La Sorbona) su pasión indigenista, y entonces su obra, a partir de ahí, se centró en temas locales.
La literatura latinoamericana ha tenido varios hogares fuera de América Latina. Uno de ellos fue la Barcelona de principios de los setenta, por allí pasaron Mario Vargas Llosa, García Márquez, José Donoso, Jorge Edwards y otros más. Pero sobre todo París, con Julio Cortázar como figura tutelar, acompañado en diferentes épocas por Carlos Fuentes, Alfredo Bryce Echenique, Octavio Paz, Pablo Neruda, Alejo Carpentier y un largo etcétera. Cuando yo vine a París a principios de los noventa, atraído por ese mito, ya todos se habían ido. O casi todos, pues quedaba aún el gran Julio Ramón Ribeyro, en su apartamento del Parc Monceau, y Severo Sarduy, a quien jamás conocí, pues ya había iniciado el proceso de su enfermedad y se dejaba ver poco.
Estos escritores se movían por el mundo, pero en sus libros hablaban sobre todo de sus propios países o comarcas, o de París, que era territorio conquistado y que con Cortázar ya era indefectiblemente "nuestro". En alguna ocasión hubo polémicas sobre si se debía vivir "afuera" o "adentro", y algunas de ellas fueron encarnizadas. Recuerdo una entre José María Arguedas, Vargas Llosa y Cortázar. "No se puede escribir Latinoamérica desde París", decía Arguedas. Pero Cortázar y Vargas Llosa sí pudieron, con grandiosos resultados, pues al fin y al cabo escribir, lo que se dice escribir, se hace por lo general en un cuarto con una ventana, pero pocas veces se hace mirando por esa ventana, y entonces la ciudad o el mundo donde esté el cuarto puede ser, en muchos casos, irrelevante. Si Cabrera Infante hubiera mirado por la ventana nos habría narrado el smog de Londres no la vida y los anhelos del malecón habanero.
México ha sido otro de los grandes hogares. Los tres colombianos más célebres viven aún hoy allá; García Márquez, Mutis y Vallejo. También fue casa del guatemalteco Augusto Monterroso y hogar adoptivo de Roberto Bolaño, siendo además su gran tema literario, aun a la distancia.
Hoy, con la velocidad a la que todo nos llega, impregna e influencia, es aún menos relevante dónde vive el escritor latinoamericano, si vive exiliado en su país o está en Singapur. Lo importante es para quién escribe. Si lo hace para sus lectores naturales, es decir, la comunidad que habla su lengua y de la cual emergió, la hispano-americana, empezando por su propio país (aunque algunos editores dicen que América Latina ya no interesa en España, o algo mucho peor: "Que ya no vende"), o si escribe para cosechar éxito en mundos más ricos y opulentos, porque esto sí que lo cambia todo, ya que para medrar en esos lugares lo más a mano es repetir fórmulas y satisfacer los estereotipos de nuestro continente al interior del imaginario europeo. ¿Cuáles son los estereotipos de América Latina? Esto daría para otro artículo, pero se pueden resumir inicialmente en tres palabras: exotismo, evasión y revolución. Quien salga al ruedo con estos atributos y tenga cierta corrección en su prosa ganará espacio en el corazón de la clase media europea, que es la que alimenta los grandes éxitos de ventas.

Por eso, más que escritores de "adentro" o de "afuera", la verdadera diferencia, hoy, está entre quienes se disfrazan de latinoamericanos y escriben novelas para turistas extranjeros, satisfaciendo los estereotipos, y los que no, los que escriben para los suyos o para sí mismos, o para nadie, con sus experiencias y obsesiones, con su visión hipertrofiada o pesimista de ese reino que es la literatura y que cada vez parece tener menos lugar, por desgracia, en este mundo.

2008/05/24

Cementerio de las naranjas amargadas Increible litratura


Josef Winkler apuesta por relatos de horror y muerte

• El escritor austriaco advierte de que su literatura no es apta para el gran público

En el Círculo de Lectores de Madrid.

Josef Winkler --venerado escritor austriaco de 55 años-- anota en una libreta todo lo que le llama la atención. La semana pasada estuvo en Madrid y, como buen lector de Hemingway, acudió a una corrida de toros. Lo hizo con su bloc y un boli. Rellenó varias páginas sobre esa ceremonia, que le sorprendió y dolió. Probablemente, dentro de un tiempo, el autor convertirá en literatura esas anotaciones. Es su manera de trabajar. Anotar y escribir. Así lo hizo en Cementerio de las naranjas amargas, que acaba de editar Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores y uno de cuyos escenarios es el sur de Italia, allí donde más arraigado está el catolicismo.Precisamente, la Iglesia es una de las bestias negras del autor, calificado por los críticos de "provocador, blasfemo y traumatizado". Winkler asume sin problemas los tres adjetivos. Recuerda cómo le asustaban los curas cuando era un niño y ejercía de monaguillo en su pueblo natal (Carintia). "Nos decían que los ángeles anotaban todo lo que hacíamos en un libro. Incluidos los pensamientos. Nos explicaban que, una vez muertos, nos juzgarían por ese libro, así que cuantas más cosas malas hubiéramos hecho más tiempo pasaríamos en el infierno", explica.SIN RABIAEl autor, sin embargo, aclara que a él lo que le mueve a escribir no es la rabia contra el catolicismo sino la necesidad de expresar con el lenguaje lo que ve con los ojos. Acto seguido, añade que escribir también es una manera de liberarse de sus miedos infantiles.


El objetivo de Winkler es provocar reacciones. Eso sí, advierte de que sus libros no son aptos para el gran público. La literatura del entretenimiento le pone enfermo. La considera un fraude. Confiesa sin pudor que prefiere que los relatos contenidos en Cementerio de las naranjas amargas sean leídos por menos gente, pero que a esa gente le lleguen muy dentro, le marquen y le provoquen reacciones. "Mi libro habla de la suciedad y eso es algo que el público no quiere leer. A la gente le gusta solo lo bonito", subraya.Cementerio de las naranjas amargas incluye relatos de horror y muerte. Relatos donde una niña es pisoteada por 10 bueyes, donde un grupo de obispos se hunden en el Mediterráneo, donde un presunto muerto abre los ojos en su entierro y donde un hombre grita... cuando muere su mujer.

2008/05/23

Los duelos de caballeros




Gabriel G.
"Soy escritor por timidez. Mi verdadera vocación es la del presdigitador, pero me ofusco tanto tratando de hacer un truco, que he tenido que refugiarme en la soledad de la literatura."





Duelo de caballeros

Una polémica como Dios manda no se construye así como así: necesita una cierta cantidad de odio, unas gotas de mala leche, muchos gramos de resentimiento y un porcentaje de autoestima del todo perjudicial para la salud.Hubo un tiempo de grandes luchas (por no decir duelos) entre escritores. Quevedo se las tuvo con Góngora, y Sartre la emprendió con Camus. Sigue vivo el enfrentamiento entre Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez por un asunto de hace años, una cierta pelea que se acrecentó con la querencia cubana de Gabo. En el terreno del arte, no vamos a ser exhaustivos: me quedo con las puyas que Breton lanzó a Dalí, ávido de dólares. Es decir, en el mundo de la creación, los egos han estado a la orden del día a lo largo y ancho de la historia.




Los modernistas catalanes no soportaban a los británicos novecentistas, y estos, a su vez, tuvieron que tragar el polvo de la novela que nunca escribieron. Hubo gritos cuando se puso sobre el tapete lo de la novela rural enfrentada a la urbana, y, años después, unos que se llamaron imparables pretendieron llevar la sangre al río.Hace tiempo, sin embargo, que los escritores no tenemos una buena polémica que llevarnos a la boca. Los cocineros, sí. Viene Santi Santamaria, con odio, mala leche, resentimiento y autoestima, y remueve el panorama culinario. No se sabe qué bicho le picó, pero que alguien le diga que está jugando con fuego. Su crítica va más allá de la discrepancia es- tética y se mete en senderos morales y sanitarios que nos hablan más de su incontenible envidia que de su calado intelectual. Que sepa que estas armas, las suyas, las carga el diablo de los fogones.

2008/05/18

Viaje a la ficción


Vargas Llosa anuncia su nuevo libro, un ensayo dedicado a Juan Carlos Onetti

El escritor peruano Mario Vargas Llosa tiene listo el grueso de su próximo libro, un ensayo titulado 'El viaje a la ficción', dedicado a la obra del autor uruguayo Juan Carlos Onetti.

El escritor destacó en una entrevista concedida al diario 'El Observador' desde Nueva York, que la idea del ensayo surgió luego que el año pasado se dictaran unos cursos sobre la obra de Onetti en la Universidad de Georgetown, en Washington, 'con un grupo muy entusiasta y fue una experiencia magnífica'.


En el libro, según se desprende de la entrevista, se pueden compartir detalles sobre su visión de la narrativa de Onetti, escritor nacido en Montevideo en 1909 y fallecido en Madrid en 1994. Afirmó que siempre ha 'creído que Onetti es uno de los grandes escritores modernos', sin embargo, 'todavía carece de ese reconocimiento universal que tiene la calidad de su obra. 'Añadió que tuvo que meterse 'a fondo en el análisis de la obra' de Onetti y subrayó que se quedó 'con muchos escritos y muchas notas e ideas y con todo eso' ha escrito 'este pequeño ensayo llamado 'El viaje a la ficción''.


Vargas Llosa señala que en el ensayo aborda solo un aspecto de la obra de Onetti, que es muy vasta, que se puede estudiar desde muy distintas perspectivas. Aclaró que, básicamente, lo que hace es investigar la manera en que él utilizó la ficción como un mundo alternativo, en el que se refugian los seres humanos que encuentran esta vida intolerable, asfixiante, frustrante y cómo fue su manera de defenderse frente a la infelicidad.


Aseguró que la respuesta a la derrota cotidiana, 'es la imaginación: huir hacia un mundo de fantasía. Es decir, aquella operación de donde nació la literatura, por la que existe literatura y por eso el título del ensayo'.


Vargas Llosa sobre la extensión del ensayo, dijo que 'tiene unas 200 páginas, en manuscrito, y siempre al corregir pruebas se recorta o se añade algo, pero el grueso del trabajo ya está hecho'. Ante la pregunta de si estaba de acuerdo con que Onetti es visto popularmente como un escritor gris y depresivo, Vargas Llosa dijo ser muy escéptico con respecto a las psicologías nacionales y dijo creer que una sociedad es siempre muy diversa.


Vargas Llosa aseguró que 'Onetti escribió toda su vida, incluso en los momentos más difíciles. Siempre estuvo sentado frente al papel, escribiendo, anotando en unos pedacitos; Señaló que 'allí había una afirmación de vida y optimismo por el trabajo, la literatura y la creación por la imaginación'.También destacó que hay otro aspecto muy importante en Onetti y es que, él comienza a escribir en un momento en que la literatura en América Latina todavía está confinada en el regionalismo, una literatura pintoresca y folklórica, y con él la novela da un salto muy notable a la modernidad. Recordó que Onetti había dicho que Montevideo no iba a existir de verdad hasta que la literatura no se ocupara de recrearla. Finalmente, fue él quien cumplió ese cometido, al inventar una Santa María que pasó a ser el símbolo no solo de Montevideo sino del Río de la Plata.

Un ejemplo de mujer y de bondad

Jolanta ha muerto
Fuente: Fluvium.org

No conocía nada de la vida de Irena Sendler (Otwock, 15 de febrero de 1910, Varsovia, 12 de mayo de 2008), hasta que hace no mucho tiempo un amigo me envió un PowerPoint sobre esta maravillosa mujer. La vida de Irena Sendler, la madre de los niños del Holocausto, es sin duda un ejemplo de humildad y de coraje digno de admiración y respeto. Esta mujer valiente –que no se reconocía una heroína porque, según decía, "podría haber hecho más, y este lamento me seguirá hasta el día en que yo muera"–, arriesgó su vida durante la ocupación nazi para salvar la vida a más de dos mil quinientos niños judíos.
Gracias a su estatus de enfermera se las ingenió para rescatar a los niños del gueto judío de Varsovia en cubos de basura, en ataúdes, con supuestas enfermedades contagiosas como el tifus,… y los repartía por familias y conventos católicos de Europa. Para llevar el control y al acabar la guerra, poder devolverles a sus autenticas familias, Irena escondía los nombres de los niños y la identidad de sus nuevos padres en botes de conserva, que luego enterraba bajo un manzano frente a los barracones de los alemanes cercanos a su casa. Torturada por la GESTAPO, ella nunca reveló el paradero de los niños.
Cuentan que lo único que le mantenía con vida en esa situación fue una estampita ajada de Jesús Misericordioso con la leyenda: "Jesús, en vos confío"; la conservó consigo hasta el año 1979, momento en que se la obsequió a Juan Pablo II. Y seguramente el rostro del Señor lo veía en las caritas de esos niños hambrientos y asustados. Ella siempre prefirió mantenerse en el anonimato, porque como decía: "Yo no hice nada especial, sólo hice lo que debía, nada más". Pero años más tarde, gracias al trabajo de investigación de unos jóvenes estudiantes norteamericanos, su historia apareció en los periódicos. Al ver su foto muchos de esos niños reconocieron a Jolanta y no tardaron en ponerse en contacto con ella para decirle: "Recuerdo tu cara… soy uno de esos niños, te debo mi vida, mi futuro y quisiera verte…".
Hoy, sin duda, Jolanta habrá sido recibida con miles de besos a las puertas del cielo. Cientos de padres y madres le habrán abierto las puertas de par en par por haber salvado la vida de sus hijos arriesgando la suya propia. Y seguramente todos ellos junto a Jolanta , hoy, también toman prestadas las palabras de Juan Pablo II en su saludo a los participantes del 60° aniversario de la insurrección de Varsovia : "Pido a Dios que, con su gracia, haga cada vez más noble el corazón de todos los polacos, para que el recuerdo de las gestas heroicas de nuestros antepasados no sea sólo una evocación de la historia remota, sino también un ejemplo estimulante de amor a la patria que, incluso en tiempos de paz, se exprese poniendo el bien común por encima de los intereses personales".

Escritor vegetariano (Alfaguara)

Cierto aspectos de la vida se han perdido a manos del exhibicionismo de estos tiempos parece haber reducido el espacio del goce.
Manuel Vicent lo recupera en Comer y beber a mi manera (Alfaguara). El escritor, que es vegetariano, dice que el prestigio de la cocina mediterránea reside en su visibilidad. Vicent es una de las voces más prestigiosas de la narrativa contemporánea española. Son de Mar, La novia de Matisse, Cuerpos sucesivos, Nadie muere la víspera son algunas de sus obras más destacadas. -
¿El goce por la comida se vincula con cierto erotismo perdido en estos tiempos?
-Hay un punto en que los cinco sentidos convergen. Todos los placeres son un mismo placer; todos los espacios, un mismo espacio, y todos los tiempos, un solo tiempo. Y después está ese punto inmaterial donde confluyen los cinco sentidos corporales, que es el alma. Y para que el alma vuele, se necesita imaginación. Este libro es muy franciscano. Es un homenaje a esos primeros alimentos terrestres, sencillos, y también a las mujeres que, desde la prehistoria, están en la cocina y no aparecen en ningún ranking de cocineras famosas. Su mérito fue convertir la nada en platos imaginativos y suculentos. En cambio, la nueva cocina es volver de la sobreabundancia a la nada, pero a la nada conceptual. Es comida para desdentados.
-¿Por qué recordamos los sabores de la infancia y los olores de la adolescencia?
-Tenemos tres cerebros. El del reptil, que es operativo y maneja los instintos básicos; el cerebro límbico, que es el de las emociones, y luego la inteligencia. El cerebro límbico es el que registra los sabores de niño, los primeros sabores que el paladar ha codificado. Una vez que lo tienes, ya no lo pierdes jamás. Eso es como una columna de mármol. Y cuando llegue el Apocalipsis, uno tiene que aferrarse al tarro de mermelada de la abuela, que es lo más sólido que existe.
¿Somos lo que comemos?
-Sí, claro y también cómo lo comemos. Rafael Azcona decía que la comida no es pesada ni da acidez. Lo que da acidez son ciertos comensales. Una tortilla con perejil te puede sentar como una bomba si al lado tienes unos impresentables.
¿La comida se ha teñido de contenido político?
-En esto del hambre planetaria estoy convencido de que si para el capitalismo fuera rentable acabar con el hambre, esta desaparecería. Pero el capitalismo no ve la forma de ganar dinero matando el hambre de los demás.
¿Qué alimentos llevaría a un retiro a cualquier sitio solitario?
-Me llevaría un pan de esos de pueblo, aceite de oliva y aceitunas.