2009/08/23

"Contar es una necesidad humana"


Al presentar su última novela, Isabel Allende reivindica la literatura como una forma de memoria común.


SANTIAGO, Chile.- Providencia es un barrio tranquilo, salpicado de buen gusto, a pocos minutos del centro de esta ciudad. Allí viven los padres de Isabel Allende, que pasa unos días para visitarlos y, de paso, para "encontrar el ritmo, la cadencia del idioma", que a veces se le escapa después de vivir desde hace más de dos décadas en los Estados Unidos.
Allende, una de las escritoras más vendedoras de habla hispana, es una anfitriona cálida y atenta, y mientras esperamos por un café y un té pregunta si se sienten mucho los efectos del smog. "Los primeros días lo sentí, pero después uno se acostumbra", dice.

La excusa del encuentro es la aparición de una nueva novela, La isla bajo el mar (Sudamericana), que estará en las librerías el próximo miércoles. La historia, que se desarrolla entre fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, hace foco en la esclavitud y en todo un sistema de vida basado en esa lógica. Y en el sueño de la libertad.

-¿Cómo nace La isla bajo el mar ?
-La idea original apareció cuando hice la investigación para El Zorro , creo que fue en 2005. Fui a Nueva Orleáns para hacer la investigación y me fascinó lo que vi, sobre todo porque allí nació mucho de la cultura afroamericana como la conocemos hoy. Eso me llevó a averiguar lo que estaba pasando en Saint-Domingue, en esa época y, bueno, se me fue la novela para ese lado. Empecé a fascinarme y a horrorizarme con todo lo que pasaba.

-Si bien la novela tiene varios epicentros, el tema excluyente es la esclavitud.
-El tema es la esclavitud y la obsesión de mi protagonista de librarse de ella, porque en aquella época la mayor parte de la gente pensaba que la esclavitud era irreemplazable porque nadie iba a trabajar por dinero en ciertas cosas. El sistema económico del mundo estaba basado en la esclavitud. Y había también esa especie de determinismo racial de que la raza blanca tenía casi una obligación mesiánica de controlar la vida de la gente de color porque ellos eran como niños que no tenían ninguna capacidad de entendimiento, de razonamiento, tenían menos sentimientos.

- En el libro, hay detalles de la vida cotidiana que no suelen aparecer en los libros de historia. ¿Cómo fue la investigación?
-La información está en todas partes. Una vez que te metes es como desenredar una madeja; empiezas a tirar y tirar, y eso te lleva a otras cosas. Ahora, la investigación la facilita mucho Internet, antes había que ir a las bibliotecas y pasarte meses encerrado con unos textos. Ahora también se hace, hay que consultar los libros históricos y las novelas escritas, pero si quiero saber qué distancia hay entre Le Cap y Puerto Prince, Internet te lo da en un minuto.
-¿Cuánto tiempo llevó la escritura?
-Por lo menos, un año, pero la investigación comenzó antes de La suma de los días , que fue un libro que me dio tiempo, porque la memoria no hay que investigarla, sólo hay que escribirla.

-Se nota en la novela lo complejo que era el entramado social.
-Exacto. Había más de sesenta clasificaciones por color, por tono, y cualquier persona que viviera en Saint-Domingue podía decirte: "Este es tal cosa". Que tú fueras esclavo siempre dependía de que tu padre te liberara, cosa que ocurría, y eso creó un cierto grupo de gente de color libre que viajó a Nueva Orleáns. Pero cuando llegaron los americanos a Louisiana, por 1805, lo hicieron con sus leyes mucho más restrictivas. Los esclavos duraban entre siete y ocho años. Escapaban o se mataban. Por eso había tantos esclavos que escapaban, y gracias a ellos fue posible la revolución de Haití.

-Además, ellos peleaban junto con los espíritus de quienes se habían liberado.
-Había toda esa cosa supersticiosa de que los espíritus de los muertos peleaban con ellos; se paraban delante de los cañones con un látigo, porque creían que podían desviar las balas. Ahí está el realismo mágico de Alejo Carpentier en todo su esplendor.

-Cambiemos de tema. ¿Qué otras cosas disfruta hacer?
-Tengo una vida familiar que disfruto mucho, mi hijo, mis nietos, mi marido. Una vida bastante privada. Leo mucho, hago collares, cosas así, pero no tengo muchos hobbies, casi ninguno. Me encanta el cine.

-¿Qué lee ahora?
-En este momento, compré novelas en español, de autores chilenos y otros del continente, porque leo casi todo en inglés. Es muy difícil para mí conseguir una novela de la actualidad en español. Leo mucho sobre el tema que estoy investigando, porque hay cosas que no salen en los libros de historia. No sale, por ejemplo, qué se ponía la gente abajo del vestido, cuánto podía andar un caballo en el día, qué se hacía ante una muela infectada. Si uno encuentra crónicas o cartas, es lo mejor. Y, a veces, biografías.

-¿Qué libros no pueden faltar en su biblioteca?
-Diccionarios. Muchos diccionarios. Mapas. Poesía de Neruda, porque como yo vivo en inglés, me falta el castellano. Muchas veces estoy escribiendo y veo que la frase es chata, entonces leo un poco de poesía y me vuelven todas las palabras, las imágenes. No olvides que yo vivo con un gringo que cree que habla castellano, y eso es muy peligroso, porque termino escribiendo como él habla.

-¿En qué trabaja ahora?
-Estoy escribiendo una novela que es muy distinta a todo lo que he escrito antes. Sucede este año, donde vivo, por la zona de Berkeley, y una parte sucede aquí, en Chile. Mi protagonista es una joven. Estoy un poco asustada. He escrito mucha novela histórica, y me sale fácil, porque una vez que tengo el escenario, mover a los personajes cuesta mucho menos. Escribir una novela urbana es mucho más difícil, porque uno está ahí, no lo puedes ver como en un teatro. Ahora lo único que tengo es el personaje.

-¿Cómo ve el futuro del libro?
-Electrónico, por pantalla, o te van a meter un chip en el cerebro que se va a conectar con algo. Es muy posible que la forma del libro cambie, que no tengamos papel, pero la literatura va a seguir siempre. Contar historias es parte de la necesidad humana, como comer. Contar historias perpetúa la memoria colectiva, enseña, es la experiencia humana.

2009/08/02

"Los padres que no saben poner límites producen dictadores"

ALDO NAOURI Escritor, pediatra y psicólogo


PARIS.? Hay quienes lo consideran un auténtico reaccionario. Aldo Naouri, el más célebre de los psicopediatras franceses, se encoge de hombros con desdén, y persiste: "Creer que una relación horizontal con los hijos puede ser útil o satisfactoria es una locura. En vez de educar demócratas, los padres terminan produciendo dictadores", afirma.

Es autor de una docena de libros que vendieron más de 300.000 ejemplares cada uno. Naouri tiene 72 años y pasó su vida destacando el papel de las madres en la educación de los niños y advirtiendo sobre los peligros de que ellas se pongan a disposición de sus hijos por temor a traumatizarlos."Es imprescindible evitar que los chicos tomen el poder. Las consecuencias son nefastas para la sociedad", dice.

Benjamín de una familia judía de diez hermanos instalada en Libia desde hacía tres generaciones, Naouri nació en 1937 en ese país, pocos días después de la muerte de su padre. Expulsados por el ocupante italiano, en plena Segunda Guerra Mundial emigraron a Argelia, donde sobrevivieron gracias al coraje de su madre, que lavó y planchó la ropa de los soldados estadounidenses sin dejar de rodear a todos sus hijos con un amor sin condiciones.

"Cada noche, a pesar del cansancio, mi madre se sentaba en el piso del precario alojamiento donde vivíamos, con todos nosotros a su alrededor, para contarnos cuentos en el único idioma que conocía, un dialecto judeoárabe", recuerda.

Por esa razón, Aldo Naouri llegó a Francia en 1957 sin hablar una palabra de francés. Y gracias a una inteligencia fuera de lo común, en vez de ser peluquero, como soñaba su madre, terminó siendo el más adulado y célebre de los pediatras, especializado en psicología infantil.

-¿Por qué es usted tan severo con las madres, después de la fabulosa relación que tuvo con la suya? -Al contrario, tengo pasión por las madres. Y mi único interés es servirlas. El problema es que esas madres son engañadas por un discurso de moda que las esclaviza, en vez de servirlas.

-¿Desde cuándo rige ese discurso?
-Desde hace 40 o 50 años. Todo el trabajo que hice durante cuatro décadas tuvo el objetivo de mostrarles que se las engaña con ese discurso, que son sus primeras víctimas. En mis trabajos trato de decirles que no hay que escuchar esos propósitos engañosos, que comenzaron prácticamente cuando pasó mayo del 68.
-En otras palabras, "ahora está prohibido prohibir".
-No solamente eso, sino la promoción del placer sin límites, el individualismo o la potencia infantil. Yo no les digo a las madres qué es lo que tienen que hacer. Les digo: "Este es el objetivo". Imagínese que una madre se encuentra al volante de un vehículo. Su hijo es el pasajero a quien tiene que llevar a buen destino. Antes, había carteles indicadores. Había luces verdes y rojas, agentes para regular la circulación. E incluso habían puesto al lado de ella una suerte de copiloto, que era el padre de su hijo. Pero hace medio siglo le hicieron creer a esa madre que lo que vale la pena es el viaje, y no el destino. Amordazaron al copiloto y le sacaron los mapas.

-Entonces, ¿qué hace la madre?
-Trata de utilizar su inteligencia, que es lo único que tiene a mano. Y parte del principio de que su hijo, cuando estaba dentro de ella, estaba en absoluta seguridad. Entonces, construirá alrededor de su hijo un útero virtual, infinitamente extensible, de donde nunca deberá salir. Le dará todo lo que quiere. Si la despierta diez veces por día, se levantará diez veces por día, y si quiere que camine a cuatro patas, también lo hará. Al pobre señor que tenía al lado dejará de prestarle atención. Y terminará colocándose en una terrible soledad, que la conduce al divorcio en la mitad de los casos. Esa es la forma en que engañan a la mujer moderna.

-Si esto comenzó hace medio siglo, ¿qué ha pasado con esos "pequeños tiranos" al transformarse en adultos?
-Desde el punto de vista económico, son adultos con un profundo desprecio por el esfuerzo. Quieren ganar dinero, pero, sobre todo, no complicarse la existencia. Quieren todo sin hacer absolutamente nada como contrapartida. Esto explica por qué nos hallamos en la situación actual. La crisis financiera fue provocada por esos individuos, que sólo piensan en sí mismos y en sus deseos, y se olvidan de toda consideración altruista. Esta es una característica del mundo occidental, mientras que en China, en la India y en otros países emergentes, el conjunto de los individuos son gente que, habiendo sido privados de tantas cosas, hacen esfuerzos y los aceptan.
-¿Qué haremos para salir de esta situación?
-Estamos ante el triunfo de una estructura psíquica que se llama "perversión". Esto es extremadamente preocupante, porque el reverso de la perversión es la neurosis, y los neuróticos se fascinan con los perversos.Todos somos neuróticos. Porque la neurosis, en líneas generales, es lo que construye el vínculo social. La neurosis se constituye en la infancia, cuando un niño tiene una pulsión que trata de satisfacer. Los padres están allí para poner límites a esa pulsión. Para decir: "No, eso no se hace". El perverso es aquel que ni reprime ni rechaza, que no ha sido educado para eso. ¿Qué sucede entonces? Que el neurótico se encuentra totalmente fascinado ante el perverso. Cuando aparece Freud con el psicoanálisis, se dedica a leer la neurosis. Pero lo que quería Freud no era suprimir la neurosis como estructura psíquica, sino curar la neurosis que enferma.

-¿Cuál es la diferencia entre ambas formas de neurosis?
-Si quieren saber lo que es una estructura neurótica, basta imaginar al niño como una casa. Esa estructura se enfermará cuando los padres digan: "En este comedor voy a poner la mesa Luis XV que heredé de mi madre y el vajillero que heredé de mi tío, más los cuatro sillones de mi abuelo materno". En poco tiempo será imposible circular. El niño se ahogará y se enfermará.

-¿Cómo hace usted para liberar al niño de todos esos trastos viejos?
-Tratando de ver con los padres cuál es el interés de poner dentro de la estructura del niño todas esas cosas. La tarea del psicopediatra es decir a la madre de ese niño: "¿Sabe? Usted creció...". En cuanto al marido, él también vive lo mismo. Y aquí nos encontramos en pleno simbolismo del matrimonio, institución muy criticada e ignorada en nuestros días. El matrimonio, simbólicamente, está destinado, precisamente, a sacar a los individuos de su condición infantil. Pero las madres no sólo se han vuelto más castradoras, sino más infantiles. Psíquicamente, han dejado de animarse a oponerse a sus propias madres.

-Después de estos terribles diagnósticos, ¿acaso le queda a usted un poco de optimismo para el futuro?
-No. Creo que los perversos tienen años de reinado por delante y que el planeta no dejará de padecer sus consecuencias durante mucho tiempo.

Este personaje ALDO NAOURI es rscritor, pediatra y psicólogo. Nació en: Libia, en 1937.
Títulos: se recibió en París, donde vive desde 1957, de médico y de psicólogo.
Familia: es casado, con tres hijos: Laurent es un reconocido barítono, Agnès es escritora y Elsa se dedica a la puesta en escena de óperas.
Obras: tres de sus muchos libros tienen traducción española: Hijas y madres (1999, Tusquets), Padres permisivos, hijos tiranos (2004, Tusquets) y Educar a los hijos, tarea urgente (2008, Taurus).

2009/08/01

CINCO MINUTOS MÁS - LA RENUNCIA COMO CLAVE DEL ÉXITO


¡Cinco minutos más! Si pudiéramos conocer las diez frases más pronunciadas por los seres humanos al despertar, seguramente esta sería una de ellas. El inicio de un nuevo día es para algunos una pelea despiadada en la cama hasta poder dar finalmente el Knock out a la almohada y lograr levantarse.



“Dios creó el tiempo y el hombre la prisa”. Desde que entramos a este mundo contamos con un cronómetro que marca el inicio de la carrera de la vida en la que todos competimos, pero igualmente también este reloj nos marcará algún día su fin.

Nueve son los meses que tardamos en llegar a este planeta, pero basta sólo un segundo para salir de él. Italia ha vivido durante las últimas semanas uno de los peores terremotos de su historia. Más de trescientos muertos en tan sólo un instante. Bajo los escombros de varias ciudades de la zona de Abruzzo yacen para siempre todo tipo de objetos: computadoras, celulares, cajas de seguridad y uno que otro título de doctorado. Muchas son las historias en esta zona de Italia. Pocos los que las quieren recordar. Los bares y discotecas que antes sufrían de una explosión demográfica, ahora han quedado solitarios. Por el contrario, lugares como las iglesias contemplan el regreso de sus hijos con innumerables filas en los confesionarios. Y es que en realidad existe otro tipo de terremotos que sacuden fuertemente nuestra sociedad. Terremotos que sacuden el egoísmo o el orgullo, que tienen su epicentro en el corazón del hombre.

¿Cuánto vale un segundo? Quizás esto nos lo podría responder un velocista que haya ganado la medalla de plata. Muchas personas se quejan de no tener el tiempo suficiente. Pero ciertamente tenemos tiempo suficiente, si lo aprovechamos bien. A lo largo del tiempo, los seres humanos han empleado en peor o mejor manera su tiempo. Algunos de ellos durante su vida han iniciado grandes proyectos. Algunos incluso han hecho grandes descubrimientos a pesar de contar con poco tiempo. Buscaban la forma de aprovecharlo al máximo, algunos se desvelaban, y otros buscaban una mejor forma de organización personal. Ciertamente a nosotros quizás no nos toque inventar la luz eléctrica o el teléfono pero sí descubrir el valor de vivir con intensidad la vida.

Si fuera posible comprar el tiempo, seguramente habrían largas colas por adquirirlo. Quizás Dios sería el primero en querer comprar un minuto de nuestro tiempo para poder hablar con nosotros. No perdamos los mejores años de nuestra vida. Gastémoslos en aquello que nos haga más humanos como el hacer felices a los demás o el convivir con la familia.
La vida es corta y existe un mundo grande por conquistar. Ahora, como cada mañana, suena de nuevo el despertador en tu vida, quizás sea el mejor momento para despertar.

LA RENUNCIA COMO CLAVE DEL ÉXITO
La gente exitosa siempre nos produce admiración. En el fondo, todos quisiéramos ser triunfadores en la vida, ser los mejores en nuestro campo de interés, alcanzar éxito y reconocimiento por lo que hacemos. Sin embargo, varios años de vida, la experiencia de nuestros límites y alguno que otro fracaso nos hacen ver que no basta el deseo de alcanzar la meta. Se requiere más. ¿Qué han hecho los grandes campeones y las personas exitosas para alcanzar lo que han logrado? Un denominador común de todos ellos, además de un constatable talento individual, es el hecho de saber renunciar.

Recuerdo un chico que estudiaba con nosotros en la universidad. Era alto, apuesto y corpulento. Aún así, nunca le vimos en las fiestas. Formaba parte del equipo de natación de la universidad, que era el mejor equipo del país. Ostentaba el decimotercero mejor tiempo en los 100 metros libres en el mundo. A todos llamaba la atención su dieta, que era muy restringida en cantidades y concentrada en alimentos que no le hicieran perder ventajas a la hora de la competición. Era igualmente sacrificado era su horario. Cuando llegábamos a la universidad a las siete de la mañana, él ya llevaba una hora de entrenamiento en la piscina y terminaba una hora más tarde. Después de asistir a clases, volvía a la piscina a las doce. Comía, estudiaba y terminaba el día con otro par de horas de entrenamiento por la tarde. A cada rato le veíamos en el periódico. Ganó premios y medallas e incluso cumplió su sueño de representar a su país en las Olimpiadas.

La búsqueda de un objetivo implicará siempre una renuncia. ¿Quieres llegar a ser un millonario? Tendrás que estudiar, esforzarte, trabajar mucho, tomar decisiones arriesgadas y hasta sacrificar tiempos normalmente reservados al descanso y a la diversión. ¿Quieres jugar un mundial de fútbol? No lo lograrás jamás si no te entrenas, si no potencias tus talentos futbolísticos, si no cuidas tu alimentación y tu condición física y si no estás dispuesto a renunciar a otras actividades que pudieran interferir con tu carrera deportiva. ¿Te gusta una chica? Conquistarla significará hacer lo que a ella le gusta, dedicarle buena parte de tu tiempo e interés y dejar de salir con otras chicas, incluidas tus amigas. ¿Pensabas realmente poder lograr algo en la vida sin renuncia?

Todos los seres humanos anhelan profundamente la felicidad. Seguramente, también tú. Pregúntate: ¿vives como quien busca sinceramente ser feliz? Muchos piensan que sí. Sin embargo, al mismo tiempo no renuncian nunca a nada y se conceden todo. Ese modo de vivir evidencia un egoísmo desmedido, que conduce a la soledad y a encerrarse en uno mismo despreciando a los demás. Cuesta pensar que alguien pueda desear eso para sí. Feliz, más bien, es el hombre abierto, alegre, reflexivo, libre, esforzado, rodeado de amigos, comprometido en la conquista de sus metas y en el bien del mundo y de las personas que le rodean. Nada de esto se obtiene sin antes haber aprendido la renuncia.

Llave del éxito es la renuncia. No importa el tipo de meta que te hayas propuesto: material, deportiva, económica, afectiva, intelectual, incluso espiritual. Sea cual sea, quererla no bastará. Hay que trabajar por ella aplicando los medios necesarios. Un medio imprescindible es la renuncia. Aplícala con paciencia y decisión, y con ella alcanzarás los éxitos que buscas, tus metas y tu misma felicidad.