2008/08/30

El arte


"¿Qué es, pues, el arte, considerado fuera de esa concepción de la belleza que sólo sirve para embrollar inútilmente el problema? Las únicas definiciones del arte que demuestran un esfuerzo para substraerse a esa concepción de la belleza, son las siguientes:

1º según Schiller, Darwin y Spencer, el arte es una actividad que tienen hasta los animales y que resulta del instinto sexual y del instinto de los juegos.

2º según Verón, el arte es la manifestación externa de emociones internas, producida por medio de líneas, de colores, de movimientos, de sonidos o de palabras.

3º según Sully, el arte es la producción de un objeto permanente o de una acción pasajera, propias para procurar a su productor un goce activo y hacer nacer una impresión agradable en cierto número de espectadores o de oyentes, dejando aparte toda consideración de utilidad práctica.

Aunque superiores a las definiciones metafísicas que fundan el arte sobre la belleza, estas tres definiciones tampoco son exactas.

La primera es inexacta porque, en vez de ocuparse de la actividad artística propiamente dicha, sólo trata de los orígenes de esta actividad. La adición propuesta por Grant Allen también es inexacta, porque la excitación nerviosa que cita se manifiesta en otras formas de actividad humana, además de la actividad artística, y esto es lo que ha producido el error de las nuevas teorías estéticas, elevando al linaje de arte la confección de hermosos vestidos, de suaves perfumes o de guisos agradables.

La definición de Verón, según la cual el arte expresa las emociones, es inexacta porque un hombre puede expresar sus emociones por medio de líneas, de sonidos, de colores o de palabras, sin que su expresión obre sobre otros; y en tal caso, no sería nunca una expresión artística. La de Sully es inexacta porque se extiende desde los ejercicios acrobáticos al arte, mientras hay, por el contrario, productos que pueden ser arte sin dar sensaciones agradables a su productor ni al público; así ocurre con las escenas patéticas o dolorosas de un poema o de un drama.

La inexactitud de todas estas afirmaciones procede de que todas, sin excepción, lo mismo que las metafísicas, cuidan sólo del placer que el arte puede producir, y no del papel que puede y debe desempeñar en la vida del hombre y de la humanidad. Para dar la definición correcta del arte, es pues, innecesario ante todo, cesar de ver en él un manantial de placer, y considerarle como una de las condiciones de la vida humana. Si se considera así, se advierte que el arte es uno de los medios de comunicación entre los hombres.Toda obra de arte pone en relación el hombre a quien se dirige con el que la produjo, y con todos los hombres que simultánea, anterior o posteriormente, reciben impresión de ella. La palabra que transmite los pensamientos de los hombres, es un lazo de unión entre ellos; lo mismo le ocurre al arte. Lo que le distingue de la palabra es que ésta le sirve al hombre para transmitir a otros sus pensamientos, mientras que, por medio del arte, solo le transmite sus sentimientos y emociones.

La transmisión se opera del modo siguiente:Un hombre cualquiera es capaz de experimentar todos los sentimientos humanos, aunque no sea capaz de expresarlos todos. Pero basta que otro hombre los exprese ante él, para que enseguida los experimente él mismo, aun cuando no los haya experimentado jamás. Para tomar el ejemplo más sencillo, si un hombre ríe, el hombre que le escucha reír, se siente alegre; si un hombre llora, el que lo ve llorar, se entristece. Si un hombre se irrita o excita, otro hombre, el que lo ve, cae en un estado análogo. Por sus movimientos o por el sonido de su voz expresa un hombre su valor, su resignación, su tristeza; y estos sentimientos se transmiten a los que le ven o le oyen. Un hombre expresa su padecimiento por medio de suspiros y sonidos, y su dolor se transmite a los que la escuchan. Lo propio ocurre con otros mil sentimientos."

¿Usted también escribe?


Escribo de mañana. Es cuando me dan ganas de escribir. Y normalmente eso va de las 8 hasta el mediodía o la tarde. Es cuando me siento mejor. Me levanto temprano y no hay ninguna preocupación en mi cabeza. Ese horario es un tiempo en el que realmente no tengo nada que hacer. Luego del desayuno, puedo sentarme y escribir tranquilo. Eso ocurre en cualquier día normal, cuando nada lo interrumpe, claro.

Pero el mundo no se detiene por mí, ni por ningún escritor. Y si tengo un proyecto en mente, ése es el momento para hacerlo."Así dice escribir Stephen King. Estos son los hábitos de uno de los escritores más prolíficos (y millonarios) de nuestro tiempo. Pero hay otras rutinas posibles.

Al parecer, Agatha Christie tomaba como escritorio un lugar muy particular de la casa: componía sus policiales metida en su bañera. Gran parte de las andanzas de Miss Marple y de Hercules Poirot fueron ideadas allí, mientras se daba un baño de inmersión y devoraba una a una media docena de manzanas verdes.

Ya se sabe: cada cual con su modo. Algunos precisan la calma absoluta, el recogimiento, evadirse de la sociedad; otros, la vorágine de la calle y la noche, los ruidos, la vida a gritos.

Por Internet circula un texto que, retomando los hallazgos biográficos del historiador Robert Hendrickson, asegura que Stendhal confesó una vez que mientras escribía La cartuja de Parma leía diariamente "dos o tres páginas del Código Civil (!) para dar con el tono correcto".

Y que dice que Ernest Hemingway, Lewis Carroll y Virginia Woolf escribían de pie.
Y que Samuel Beckett sólo conseguía inspirarse en una habitación totalmente blanca. Mientras que Truman Capote necesitaba del color amarillo en su papel (eso sí: no toleraba que hubiera flores amarillas en el cuarto).

Pero el ejercicio de precalentamiento más notable es, sin duda, el de Henrik Ibsen, que se inspiraba en un retrato de August Strindberg que colgaba sobre su escritorio. "Es mi enemigo mortal y lo miro mientras escribo", justificaba.

Ustedes, ¿qué hábitos de escritura de famosos conocen? ¿Qué hábitos de escritura se han formado ustedes mismos? ¿Qué hábitos de escritura recomendarían y cuáles descartarían, según su propia experiencia?

2008/08/26

Vivencia Cristiana


Vivencia cristiana
Prof. F/Ch/S

¡Está contenta!- ¿contenta?- claro, por su confesión-, replicó Padre Edwin Santa Cruz, mi gran amigo, que tarde a tarde oficializa la misa en la antiquísima Catedral chiclayana. Era entonces, una mañana de junio, fría por su clima y cálida por la compañía, y donde se respira paz, espacio único por la presencia mística de cristo. Concluía con sus sabios consejos, cuando irrumpió una mirada y elevando un libro dijo: - le daré para que lea quince… no, mejor veinte minutos diarios. Algo asombrada y retada por el tiempo y la nueva bibliografía, dije: ¿es un compromiso?, sin titubear mi dinámico amigo respondió: -sí-. Lo miré con asentimiento, no podía defraudarlo.

Tras la esencia divina de lo que en el “librito” encontré, trataré de expresar lo mejor que pueda una reflexión para el alma. Es bueno compartir con todo “cristiano”, la trascendencia del verdadero cristiano en su día a día, es en esa dimensión en la que no penetran nuestros sentidos.

El hombre por su naturaleza humana clama una necesidad de Dios, es decir, surge desde lo más profundo de su ser un grito en el que reconoce que hay vacío en su interior; quiere a toda costa encontrar el sentido y la razón de existir; ello, obviamente, suscita en él confusión, inquietud, extrañeza, ignorancia, y es que en fondo él está en busca de la verdad, una verdad que no está exenta del esfuerzo, el sacrificio, la perseverancia, así como la desesperanza, la impaciencia que deberá experimentar, porque Dios muchas veces prueba cada una de nuestras fortalezas y debilidades, para mostrarse ante nosotros en grandes y pequeñas cosas que vemos, hacemos o descubrimos. En el día a día el verdadero cristiano tiene que reconocer:

Primero, que somos hijos de Dios. Nos falta impregnar en nuestra cabeza que Dios nos ama con un corazón infinito, paternal y maternalmente a la vez, si ello entendiéramos, si fuéramos conscientes de esta realidad, la vida sería sencilla, creciéramos en amor y solidaridad. Dios está allí, en cada paso que damos, en cada minuto que cerramos los ojos, Dios aparece glorioso, resplandeciente, vivificante; en ese momento la vida empieza a cambiar y nuestro día a día se hace jubiloso, divino, dispuesto al dar más que al recibir; el trabajo, la familia, los amigos se ven como el próximo al que hay que servir, con un corazón terso, con un gesto de entera humanidad. Si recordamos, el servicio, el amor y el corazón humano divino que Jesús nos mostró mientras anduvo entre nosotros, era la misión encomendada por el Padre, cómo Él mismo afirma: Nadie puede llegar hasta mí, si no es atraído por el Padre que me envió” y el Padre lo envió por amor.

Segundo, el trayecto no es sencillo, es cierto. El hombre de hoy, está sujeto a los cambios, a las nuevas ideologías, los problemas; las creencias mismas están envueltas en amenazas, desafíos, retos, pero también en signos de esperanza. En medio de ese contexto el cristiano está llamado a luchar y aún más a cargar con su propia cruz, signo de la presencia de Jesús, y con Jesús no hay razón para la pena, la tristeza, o el dolor, porque nadie mejor que Él para aliviar nuestra carga, si parafraseamos el Evangelio el segundo paso es: “¡abrid serenamente la inteligencia y el corazón a Jesús, confiad en el Salvador!”.

Tercero, vivir la fe y vivir de fe, este don especial está sembrado en el alma, nos lleva más allá del simple asombro, nos lleva a creer en Jesús Vivo; en Jesús presente en nuestra vida, y convertido en médula de nuestro testimonio, y así lo comunicaremos a cuantos quieran conocerle y amarle; de seguro se verán atraídos, porque la vida imbuida por las enseñanzas de Jesús irradian amor y salvación, de ello no debemos avergonzarnos. Si nos confiamos plenos a Él, el resto se contagiará y en parte les ayudaremos a encontrar la verdad.

Finalmente, debemos avanzar en el convencimiento de Jesús Vivo. Puede que aún nos veamos débiles y llenos de miseria, somos humanos, aún así nos lo dice Josemaría Escrivá: “esforcémonos para que nuestros pensamientos sean sinceros: de paz de entrega, de servicio; para que nuestras palabras sean verdaderas, claras, oportunas; que sepan consolar y ayudar, que sepan sobre todo, llevar a otros la luz de Dios; para que nuestras acciones sean coherentes, eficaces, acertadas: que tengan ese bonus odor Christi, el buen olor de Cristo, que nos recuerden su modo de comportarse y de vivir”.

Reflexión sobre el amor‏





El ser humano hace el amor cuando el aprecio de los valores, la condivisibilidad de ideales, el interés y el deseo de lo mejor para ese otro alguien lo llevan a llamarlo amigo. Lo hace cuando, en la mutua donación, se abre a la vida generadora de un nuevo ser cuyo primer nombre será “fruto del amor conyugal”. El ser humano hace el amor cuando manda y obedece, cuando ríe y llora, cuando se alegra y sufre, cuando sirve, cuando estudia, cuando se dona al prójimo más próximo y al más lejano…Pero el amor no se agota en un acto ni se reduce a un espacio de tiempo. El amor no es un cielo preñado de nubes que hoy están y mañana quién sabe. No es como la enfermedad que suele ser pasajera. El amor es perenne. Si fuese efímero sería otra cosa, menos amor. La enfermedad se padece; al amor se tiende, se le busca, se le necesita, se le lleva como suave yugo cuando las circunstancias son adversas y como insignia de oro al pecho cuando de ellas ha salido victorioso. Un poeta definió en un soneto el amor:

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde, animoso:
no hallar fuera del bien, centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo.

Enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber licor por veneno suave,
olvidar el provecho, amar el daño,
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
esto es amor, quien los probó, lo sabe.

Quien lo probó sabe que el ser humano no puede vivir sin amor. El mismo es para sí un ser incomprensible; su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente: el amor es la impronta que se busca dar y recibir; característica única de la persona humana porque somos libres y el amor, ante todo, es un acto continuo de libertad suprema. Por eso cuando se ama se puede hacer lo que se quiere: porque si se calla, se callará con amor; si se grita, se gritará con amor; si se perdona, se perdonará con amor. Si está dentro de nosotros la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz.
Amor y libertad van de la mano, son inseparables. El acto supremo de la libertad es el amor y no se puede hablar de amor si éste no es libre. No hay amor sin libertad porque no se puede amar sin ser uno mismo y sin elegir al otro libremente. Velle alicui bonum, escribieron los filósofos para definir el amor; querer el bien del otro que no es aplicarle algo externo sino promover su libertad. Es a partir del amor a la libertad del otro que se ama efectivamente. Y es que el que tiene amor siempre tiene algo que dar; tiende a darse. Y porque se es libre, conciente de lo que se hace, del amor que se ofrece, se es responsable. La justificación de sus elecciones converge en la responsabilidad del ser humano con relación a su actuar. Del actuar del hombre es de donde nace su vocación, la vocación universal al amor; amor que es el océano a donde van a parar todas las restantes virtudes.
El amor nunca se da por concluido y completado; se transforma en el curso de la vida, madura y, precisamente por ello, permanece fiel a sí mismo. Sólo el ser humano es capaz de hacer el amor. Esa conciencia debería llevar a aquel abandono que plasmó Virgilio en sus Églogas: “Todo lo vence el amor; cedamos pues, también al amor nosotros”. Somos capaces de hacer el amor. El amor del prójimo es un camino para encontrar también a Dios. Cerrar los ojos antes el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios y es que amor es ver con los ojos de Cristo para dar mucho más que cosas externas necesarias: es ofrecer la mirada de amor que el otro necesita. Por eso amar a Dios y amar al prójimo son la única y misma cosa. No se trata de un mandamiento externo que impone lo imposible, sino de una experiencia nacida desde dentro, un amor que por su propia naturaleza ha de ser ulteriormente comunicado a otros. El don más grande que da Dios al corazón humano es el de sepultar su egoísmo mientras su alma se enciende y ama. Si quieres ser amado, decía Séneca, ama.

2008/08/25

El lenguaje del cuerpo



Los investigadores han estimado que entre un 60 y un 70% de lo que comunicamos lo hacemos mediante el lenguaje no verbal; es decir, gestos, apariencia, postura, mirada y expresión.
Muy a menudo, el efecto de este lenguaje corporal tiene lugar a nivel inconsciente, de manera que, después de estar sólo un par de minutos conversando con alguien a quien acabamos de conocer, podemos llegar a la conclusión de que esa persona no es de fiar o no nos gusta sin que podamos explicar el motivo exacto. Lo más que podemos decir es "tiene algo que no me gusta". Ese "algo" procede, casi con toda seguridad, de lo que su lenguaje corporal nos ha transmitido. Y, a la inversa, cuando hablamos con alguien es posible que le estemos diciendo mucho más de lo que creemos. De este modo, nuestras emociones se ven influidas por otras personas sin necesidad de decir una sola palabra, pues puede bastar una determinada postura, mirada y gesticulación para hacernos sentir incómodos, nerviosos o enfadados, o bien alegres, joviales y optimistas. Por supuesto, esto no quiere decir que nuestro interlocutor vaya a captar toda la información que estamos transmitiendo; el grado en que lo haga dependerá de lo bueno que sea a la hora de interpretar este lenguaje y de la atención que nos esté prestando.

El lenguaje no verbal es en parte innato, en parte imitativo y en parte aprendido. Generalmente, distintas áreas del cuerpo tienden a trabajar unidas para enviar el mismo mensaje, aunque a veces es posible enviar mensajes contradictorios, como cuando alguien está contando una anécdota divertida pero la expresión de su cara es triste. Esto puede ser debido, por ejemplo, a que mientras habla está pensando en otra cosa, tal vez en lo siguiente que va a decir, y la expresión de su cara se corresponde con lo que está pensando y no con lo que está diciendo, de manera que deja perplejo a su interlocutor.

En otras ocasiones, los mensajes son confusos debido que se pueden estar transmitiendo varias emociones a la vez, como rabia, miedo y ansiedad, que a veces aparecen unidas.
Con los desconocidos nos comunicamos principalmente a través de los ojos. Por ejemplo, cuando vamos caminando por un pasillo estrecho y nos encontramos con alguien de frente, primero le miramos a los ojos y luego desviamos la mirada hacia el lado del pasillo por el que pretendemos pasar. Cuando no se emiten estas señales o no se interpretan correctamente, lo más probable es que ambas personas acaben manteniendo una especie de baile a derecha e izquierda hasta aclararse.

Lo que el cuerpo nos dice.
Tienes una cita y vas caminando por la calle para encontrarte con alguien a quien quieres transmitir una imagen de confianza, amistad y cooperación. Te interesa agradar a esa persona y causarle una buena impresión. Mientras te mueves mantienes una posición erguida, pero relajada, el abdomen ligeramente tenso y el pecho algo levantado. Sabes que si caminas encorvado o encorvada, con los hombros encogidos y la pelvis inclinada hacia delante (o hacia atrás) no tendrás muchas posibilidades, a no ser, claro está, que seas un actor cómico. La expresión de tu cara es relajada. Aunque sientes cierto nerviosismo tratas de controlarlo diciéndote que todo es maravilloso, que te sientes feliz y rezumas encanto por todos tus poros. Esos pensamientos se reflejan en tu rostro y te ayudan a transmitir la imagen que deseas. Al doblar la esquina localizas con la mirada el lugar del encuentro y poco después tus ojos se encuentran con los suyos. Un rápido y ligero movimiento ascendente y descendente de las cejas justo antes de establecer el contacto ocular tratan de atraer su mirada hacia tus ojos. Mantienes la mirada durante unos tres segundos, con el objetivo de obtener información acerca de los sentimientos, actitudes e intenciones de esa persona, y luego la desvías hacia abajo un instante para volver a levantarla después. Ha sido un ligero gesto de sumisión que indica que vienes en son de paz y que tu deseo es cooperar y no tratar de dominar a esa persona. Si lo que pretendes es desconcertarla o tomarle el pelo levantarás la vista hacia el cielo y si la desvías hacia izquierda o derecha darás la sensación de rechazo o falta de interés, mientras que si la mantienes fija darás la impresión de hostilidad, agresividad o deseo de un contacto más íntimo (en las pareja, por ejemplo, no suele darse esta pausa y mantienen fija la mirada).

La sonrisa.
Por supuesto, no olvidas el poder de una sonrisa. La más apropiada para esta situación será aquella que muestra ligeramente los dientes superiores, siempre y cuando sea sincera, pues una sonrisa falsa es muy fácil de descubrir y va causar una mala impresión.
La sonrisa, igual que la mirada, puede decir muchas cosas distintas. No sólo expresa alegría, sino que también puede indicar ansiedad, inseguridad e incluso hostilidad enmascarada. Del mismo modo, sus interpretaciones también pueden ser diferentes. Por ejemplo, una sonrisa puede ser interpretada como signo de amistad y simpatía o bien hacer que nos preguntemos fastidiados de qué se estará riendo esa persona, e incluso nos puede llevar a sentir vergüenza. Una sonrisa débil y vacilante que no muestra los dientes y va acompañada de una mirada de similares características indica timidez e inseguridad. Puede venir bien usarla ante una persona con baja autoestima para darle seguridad. Es también una sonrisa que inspira ternura fácilmente, sobre todo si va acompañada de una mirada franca. La sonrisa que muestra ligeramente los dientes superiores es apropiada para conocidos, vecinos, etc. Una sonrisa más amplia, que muestra todos los dientes superiores, en cambio, puede desconcertar a una persona a quien apenas conocemos. Por otra parte, la sonrisa reprimida puede llevarnos a dar una imagen desastrosa, sobre todo cuando la otra persona no sabe de qué nos estamos riendo y la interpreta como una burla. Aunque por lo general suele ser indicio de timidez.

La mirada
Una vez iniciada una conversación es mucha la información que podemos obtener de nuestro interlocutor si sabemos prestar atención al lenguaje de su cuerpo. Los ojos tienen una gran importancia y es mucho lo que podemos decir con ellos. No es extraño, por tanto, escuchar expresiones como "hay miradas que matan", "tenía una mirada de hielo" o "me abrasó con su mirada". Hay miradas burlonas, miradas iracundas, miradas de sorpresa e incluso miradas veladas.
Al escuchar, miras atentamente a los ojos de tu interlocutor para demostrarle interés y atención, mientras que la otra persona suele desviar a menudo la mirada cuando te habla. Si nos miran fijamente al hablarnos es fácil que nos pongamos nerviosos, sobre todo porque aparece el dilema de sostener durante demasiado tiempo una mirada, frente a desviar los ojos, algo que puede ser interpretado como falta de interés. Después, cuando te dispones a tomar la palabra, desvías la mirada un instante, justo antes de empezar a hablar, para hacer ver que te dispones a dar una respuesta considerada y meditada. Por supuesto, la persona con la que hablas no es consciente de todo esto, pero a un nivel sutil está captando todos estos mensajes y probablemente tiene ya una impresión bastante favorable ti.

Mientras estáis sentados en la terraza de un café, te alegras de que el día esté nublado, pues con esas lentillas que te has puesto te molestaría demasiado el sol y sabes que las gafas también tienen algo que decir. Tienden a producir una impresión negativa, sobre todo si son oscuras o con cristales brillantes, ya que impiden el acceso a una fuente importante de información. Pueden dar la sensación de frialdad, distanciamiento o falta de sinceridad, aunque también transmiten inteligencia, seriedad y autoridad. La persona que te habla con gafas de sol oscuras está diciéndote lo inaccesible que es y lo difícil que lo tienes para llegar hasta ella. Dan la sensación de gran reserva y rechazo a entablar una conversación, aunque, por supuesto, puede tratarse tan sólo de inseguridad. A veces se utilizan como un modo de esconderse ante la mirada ajena.
El lugar hacia donde dirigimos la mirada dice también mucho. Cuando se trata de personas que acabamos de conocer se mantiene la mirada dentro del triángulo formado por los ojos y la nariz, y entre amigos se amplía ese triángulo para incluir la boca. Bajar la mirada por debajo de la cara tiende a interpretarse como un mayor deseo de intimidad y puede hacer que una persona, sobre todo si es mujer, se sienta nerviosa o enfadada al verlo como una insinuación sexual.
El tiempo durante el cual una persona mantiene su mirada puede darnos también algunas pistas. Las personas inseguras la mantienen menos. Cuando se habla de temas personales disminuye el contacto visual y cuando alguien nos elogia sucede justo lo contrario.

La primera impresión
El famoso dicho "la primera impresión es la que cuenta", resulta bastante acertado, de manera que causar una buena impresión inicial en una entrevista de trabajo puede ser incluso más importante que el currículum o las buenas referencias. Un estudio realizado en Reino Unido mostró que la mayoría de las empresas se basan únicamente en la entrevista como método para contratar personal.
Por lo general, la primera impresión está ya formada a los tres o cuatro minutos de haber conocido a una persona. En ese corto periodo de tiempo decidimos si nos agrada o desagrada y si queremos mantener o no algún tipo de relación con ella. Esta opinión tiende a mantenerse estable a lo largo del tiempo y suele resultar difícil cambiarla, debido a que implica partir otra vez de cero: evaluar de nuevo toda la información que tenemos de esa persona, admitir que nos hemos equivocado y llegar a conclusiones diferentes que nos empujarían a cambiar nuestro comportamiento. Por tanto, es mucho más fácil mantener siempre la misma opinión, a no ser que nos encontremos con información que es claramente inconsistente con la impresión que nos hemos formado.
Muchas personas piensan que hay que ser natural y mostrarnos ante los demás tal y como somos. El problema aparece cuando esto se interpreta como dejar ver los defectos desde el principio. Y dada la gran importancia que parece tener esta primera impresión, lo más inteligente es tratar de mostrar la mejor imagen posible de nosotros, que es lo que la mayoría de la gente intenta hacer, y dejar los defectos para más tarde, de manera que su impacto será menor si hemos causado una buena impresión (que tenderá a mantenerse) que si hemos dado una imagen negativa, en cuyo caso, nuestros defectos no harán más que confirmar la opinión de esa persona, por lo que tenderá a fijarse más en ellos. Y es que la expresión "el amor es ciego" es muy cierta, pues si consideramos que una persona es maravillosa, tendrá que hacer algo verdaderamente atroz para que pensemos de otro modo.

A veces, ni siquiera hace falta ver a una persona para formarnos una opinión favorable o desfavorable. Si nos describen a alguien como agradable y amable antes de haberlo conocido, después tendremos una mejor opinión de esa persona que si nos la han descrito como fría y antipática.
La imagen que queremos dar dependerá también de la situación (entrevista de trabajo, cita romántica, etc.) y de la persona que tenemos delante. Por ejemplo, si nos comportamos de forma dominante con una persona tímida e insegura, lo más probable es que hagamos que se sienta intimidada e incómoda. En general, la gente suele preferir a quienes tienen (o muestran) niveles de autoestima similares al suyo.

Autoestima y atractivo físico
Durante ese primer encuentro lo que se dice con palabras parece no importar mucho. Lo mejor es ser un buen oyente, usar correctamente el lenguaje corporal y tener una apariencia física que resulte atractiva a la otra persona. Las personas más atractivas tienen más probabilidades de salir bien paradas en una entrevista de trabajo o de ser absueltas en un juicio, debido a que existe la creencia generalizada de que los más atractivos son también mejores personas. Es decir, a los que son guapos por fuera también se los considera "guapos" por dentro.
Por otra parte, lo que pensamos de nosotros mismos ejerce una influencia en la imagen que damos a los demás. Si piensas: "no soy más que un hombre sencillo a quien todos consideran un pobre ingenuo" es posible que des una impresión de hostilidad, si esa concepción que tienes de ti mismo te hace enfadar. Y si piensas "soy sosa y aburrida y los demás no quieren saber nada de gente así" estarás esperando que los demás te ignoren y dando una impresión de desconfianza y distanciamiento. Por tanto, los demás nos juzgarán de acuerdo a cómo nos juzguemos a nosotros mismos. Si pensamos que somos personas estupendas y encantadoras tenemos muchas probabilidades de que los demás estén de acuerdo con nosotros.

De este modo, una buena autoestima hará milagros en alguien poco atractivo, porque a pesar de la importancia que el físico parece tener en nuestra sociedad, la clave del éxito no está exactamente en él, sino más bien en el buen concepto que estas personas suelen tener de sí mismas y que les lleva a transmitir una imagen positiva a los demás. Por tanto, aun siendo poco agraciado, basta con quererse y aceptarse para lograr transmitir una impresión tan buena como el más atractivo.

Hablar con la cabeza
Los movimientos afirmativos de cabeza revelan mensajes diferentes según su ritmo. Cuando son rápidos significa: "entiendo; continúa", o bien pueden indicar que queremos que esa persona se dé prisa y termine lo que está diciendo. Cuando son moderados nos están diciendo "comprendo y estoy de acuerdo" y cuando son lentos significan "comprendo pero estoy un poco confundido" o "no estoy del todo convencido". La inclinación de cabeza es otra pista que podemos interpretar de diferentes formas. Una inclinación hacia delante y a un lado significa "te escucho". Y cuando va acompañada de una sonrisa y contacto visual aumentan los sentimientos de simpatía hacia esa persona y tiene más probabilidades de recibir apoyo y cooperación. Cuando la inclinación se produce hacia un lado y hacia atrás quiere decir "estoy pensando tu pregunta" y una clara inclinación hacia un lado significa "estoy interesado y tal vez atraído".

Espacio personal e invasión
Nuestro espacio personal íntimo está formado por nuestro cuerpo y una zona a su alrededor de unos cuantos centímetros. En ese espacio sólo permitimos que entren los amigos más íntimos, parejas y familiares. Un poco más lejos se sitúa la zona personal lejana, en la que sólo dejamos entrar a amigos y compañeros con quienes mantenemos una buena relación. Generalmente no permitimos que los extraños nos toquen o se sitúen demasiado cerca de nosotros y si invaden nuestro espacio sentimos nerviosismo, enfado, irritación o temor. A veces, sin embargo, no tenemos más remedio que aguantar esa invasión, como sucede al viajar en metro o autobús. En esos casos el cuerpo se tensa, se evita todo contacto ocular y se clava la vista en el infinito, con esa mirada que parece decir "en realidad no estoy aquí". Relajarse y moverse libremente podría suponer una amenaza para los demás.

Cuando se produce una invasión del espacio personal, suele retrocederse un paso para evitarla. Así, es posible encontrarse a veces con situaciones en las que dos personas, una de las cuales no respeta el espacio de la otra, se van moviendo por toda la habitación en una especie de baile en la que uno retrocede para poder respirar y el otro avanza porque siente que está demasiado lejos. En otros casos la invasión tiene lugar conscientemente para intimidar a la otra persona o ponerla nerviosa y hacer que retroceda mostrando así sumisión. La mejor manera de separarse de estas personas es dar un paso hacia un lado en vez de hacia atrás.

Las mujeres suelen sentir menos nerviosismo cuando su zona personal lejana se ve invadida por mujeres desconocidas, pero reaccionan de forma muy negativa si lo hace un hombre, interpretándose como una insinuación sexual. Los hombres, en cambio, no suelen sentirse incómodos cuando una desconocida invade esta zona, aunque también lo interpretan como un deseo de mayor intimidad. Algo parecido podría decirse del contacto físico. Si bien las mujeres sólo suelen permitir que quien las toque sea un buen amigo si se trata de un hombre, a estos no les suele importar que los toque una mujer desconocida.
También existen diferencias según la personalidad, siendo más amplio el espacio personal de los introvertidos, que necesitan mantener una mayor distancia entre ellos y su interlocutor.

Rechazo
La persona que interpone un objeto entre ella y nosotros nos está enviando un mensaje que puede significar varias cosas. Cuando se da también una mirada hostil o inexpresiva, postura tensa, y poco o nulo movimiento corporal su significado suele ser claro: "será mejor que te apartes de mi vista inmediatamente", pero si va acompañado de una expresión amistosa y el cuerpo más relajado, indica que aunque no se va cortar del todo la comunicación es mejor que vayas con cautela.
En una investigación se vio que cuando un grupo de personas escuchaban a un orador con los brazos cruzados retenían menos información y tenían una actitud más crítica hacia él. Cruzar los brazos indica una actitud defensiva y negativa, incertidumbre o inseguridad. Si se aprieta el puño denota agresividad y si se están apretando los brazos con las manos señala una gran ansiedad o enfado. Una buena forma de romper estas barreras es ofrecer algún objeto a esa persona, como un cigarrillo o una bebida.
Una barrera parcial, como agarrarse el brazo con una mano, denota más bien falta de confianza en vez de rechazo. A veces lo usan las personas inseguras como una forma de tranquilizarse.

Gestos nerviosos. Hostilidad
Cuando sentimos ansiedad u hostilidad nuestro lenguaje corporal va a reflejarlo. Sin embargo, nuestro interlocutor no tiene por qué ser consciente de lo que estamos sintiendo; simplemente capta "algo" en nosotros que no le gusta. Por ejemplo, una persona ansiosa o tímida puede comportarse de un modo que otros perciban como frialdad y rechazo. El miedo puede hacer que nos enfademos con nosotros mismos y transmitir una imagen de hostilidad. De este modo la persona con la que hablamos puede tener una impresión de nosotros que no se corresponda con la realidad, a no ser que sea bastante buena interpretando nuestros gestos.

Cuando estamos nerviosos es muy probable que toquemos precisamente esa parte de nuestro cuerpo que menos nos gusta. La ansiedad es un sentimiento muy intenso que nos hace más conscientes de nosotros mismos y, por tanto, también de aquello que no nos gusta en nosotros. Sin embargo, también puede tener otros significados. Tocarse la boca, por ejemplo, puede indicar que no nos gusta o bien un temor a decir algo que no debemos. La persona que se frota las manos nerviosamente parece estar diciendo "tengo miedo de lo que podría llegar a hacer con mis manos". Los niños se tapan descaradamente las orejas cuando no quieren oír; los adultos, más discretos, se las tocan.

Tocarse determinadas partes del cuerpo es también una forma de confortarse o relajarse. Masajearse la nuca, acariciarse el pelo o la barba, humedecerse los labios o chupar algún objeto, etc., denotan cierto nerviosismo cuando se hace a menudo. Y lo mismo puede decirse de los pies y dedos inquietos: juguetear con objetos, alisarse la ropa, golpear el cigarro contra el cenicero aunque no haya ceniza que tirar...
Entre los signos de hostilidad se encuentran golpear el suelo o algún objeto con el pie; apretar, estirar o pellizcar partes de la cara, o morderse los labios.

Interpretar el lenguaje no verbal
A pesar de todo lo que podemos comunicar a través del lenguaje del cuerpo, no todo el mundo sabe interpretar o usar estas señales correctamente. En realidad sólo una minoría es buena en esto. Las mujeres suelen ser mejores que los hombres a la hora de interpretar el lenguaje corporal y lo utilizan más para comunicar la importancia de la relación. También sonríen más, se sienten más atraídas por las personas que sonríen y utilizan más la mirada (aunque les resulta más incomodo que las miren a ellas).
Las personas introvertidas y reservadas también tienden a ser mejores, debido a que ejercen un mayor control sobre sus propias emociones y por tanto son más conscientes de sí mismas. También son más sensibles al comportamiento de los demás, pues utilizan las señales que estos emiten como una forma de controlar la impresión que están causando.
En cambio, las personas agresivas suelen ser peores que los demás a la hora de interpretar correctamente estos signos, teniendo mayor tendencia a considerar hostil una expresión neutra.

El engaño
Pillar a un mentiroso no es tan fácil como la gente suele creer, sobre todo si le miras a los ojos, como suelen hacer la mayoría de la personas, porque el mentiroso tiende a centrarse en su cara para ejercer el control y no ser descubierto. Aun así hay algunos signos que lo delatan. Se utilizan menos gestos y el cuerpo puede estar prácticamente inmóvil, como si temiera que fuese a delatar su mentira en cualquier momento. Todos podemos recordar la rigidez de Bill Clinton mientras negaba haber mantenido relaciones con la becaria. Habría resultado más creíble si hubiese mostrado las palmas de sus manos, como una forma de decir que no tiene nada que ocultar. A veces aparecen gestos nerviosos como los ya mencionados. Tocarse la boca o la nariz como una forma encubierta de taparse una boca mentirosa; tocarse los ojos como una manera de evitar mirar a quien estamos mintiendo (tocarse o frotarse los ojos puede indicar también deseos de terminar la conversación por cualquier motivo). El ojo mentiroso rehuye la mirada, aparta y vuelve a fijar la vista rápidamente, aumenta el parpadeo y es mayor el tiempo durante el cual los ojos permanecen cerrados al parpadear. Por supuesto, si estamos ante alguien que, además de ser un tanto mentiroso, apenas se inmuta ante sus propias mentiras y no se siente culpable ni ansioso, nos va a resultar bastante difícil desenmascararlo.

Reglas para el éxito del lenguaje no verbal


1. El primer encuentro es muy importante. Una mala impresión inicial no puede arreglarse con facilidad; es mucho más fácil hacerlo bien desde el principio. No te preocupes demasiado por lo que dices en un encuentro formal. Para dar una buena impresión es más efectivo ser un buen oyente que un buen orador.

2. Sé consciente de la impresión que tu aspecto puede provocar en los demás, tanto en sentido positivo como negativo. Si tu aspecto genera un sentimiento negativo en los demás, trabaja para cambiarlo. Ten también en cuenta los sentimientos positivos que tu aspecto puede generar en los demás y utilízalo.

3. No sostengas la mirada durante más de tres segundos al ir a encontrarte con una persona. Observa cuando estés a unos 5 ó 6 metros y luego interrumpe brevemente el contacto visual bajando la mirada, a menos que pretendas transmitir falta de interés por la otra persona o desees confundirla y desconcertarla interrumpiendo el contacto visual mirando hacia arriba.

4. Sé el primero en utilizar el flash de la ceja. Unos microsegundos antes de iniciar el contacto visual, tus dejas y las de la otra persona se levantan y caen en un movimiento que suele durar una quinta parte de segundo. Es lo que se llama el flash de la ceja y sirve para atraer la atención de la otra persona a los ojos y la cara. Se usa entre personas con un relación amistosa, pero no entre personas que no se conocen o no mantienen una buena relación. Contesta siempre al flash de la ceja con otro flash, cuando lo inicie otra persona. Utilízalo cuando estés a unos 2 ó 3 metros de la persona con quien vas a encontrarte.

5. Utiliza la sonrisa más apropiada para cada ocasión. Sonreír de un modo no adecuado puede crear tan mala impresión como no sonreír en absoluto.

6. Procura no invadir nunca el espacio personal de la otra persona de manera no intencionada. N te acerques a más de 45 centímetros, a no ser que tangas una relación de amistad íntima o de pareja con esa persona.

7. Ten en cuenta que la distancia a la que una persona desea que te sitúes puede variar según cada persona y cultura. Procura situarte a la distancia correcta.

8. en algunos casos, entrar en el espacio personal de alguien puede ayudar a aumentar el agrado mutuo, pero sólo debe hacerse si se está elogiando a la otra persona, se le está dando la enhorabuena, etc. Esto sólo ha de hacerse cuando ya se ha logrado cierta compenetración con la otra persona.
9. Con desconocidos, nunca permanezcas de pie frente a un hombre ni al lado de una mujer extraña. Si se trata de un hombre, empieza en una posición semilateral y ve desplazándote hacia una posición frontal poco a poco. si se trata de una mujer, haz al contrario, comienza en una posición frontal y ve desplazándote hacia una posición semilateral.

10. Nunca permanezcas de pie cuando los demás están sentados, a no ser que pretendas dominarlos o intimidarlos.

11. Evita los sillones hundidos que te obligan a echarte hacia atrás, pues limitarán tu capacidad para usar el lenguaje no verbal relacionado con la postura.

12. Durante el apretón de manos mira a los ojos de la otra persona, modera la presión que aplicas y mantén el contacto durante unos 6 segundos. Si deseas transmitir dominio utiliza un apretón más fuerte y prolongado de lo normal. Si deseas transmitir sensación de amistad, aplica una presión moderada pero prolonga ligeramente el contacto y mientras le das la mano sonríe, mantén una expresión facial relajada e inclínate ligeramente hacia delante.

13. Evita usar gafas con cristales oscuros o con reflejos. Si deseas que te consideren una persona afable y simpática, usa lentes de contacto en lugar de gafas.

14. Para aumentar la calidez y conseguir la cooperación de la otra persona, utiliza una ligera inclinación de cabeza hacia un lado, junto con una sonrisa. De este modo, la disposición para cooperar contigo aumentará mucho.

15. Cuando hables a un grupo procura que tu mirada los incluya a todos. No leas lo que tienes que decir, memorízalo o utiliza breves notas como recordatorios.

16. Camina tranquilamente, con firmeza y erguido, como si fueras el propietario del lugar por el que caminas. No vayas deprisa ni furtivamente, tómate tu tiempo para observar el entorno.

17. Si quieres dominar a otra persona controla su tiempo y su espacio. Hazle esperar, pero no más de 20 minutos. Si tras ese tiempo aún te está esperando, verá su estatus debilitado. Utiliza una mirada prolongada para desconcertar a la otra persona. Pero nunca devuelvas un contacto visual prolongado; en lugar de eso, interrumpe el contacto visual mirando hacia derecha o izquierda (nunca hacia abajo). Si alguien te hace esperar, no esperes más de 15 minutos, a menos que haya una razón válida para el retraso.


18. Mantén la mente abierta al acudir al encuentro de una persona. no te formes demasiadas ideas preconcebidas sobre lo que vas a ver.

19. No prestes atención a los rostros. Las señales del lenguaje no verbal del rostro son las más fáciles de falsear.

20. Para detectar la ansiedad mira los pies o las manos de la otra persona. Verás que hace pequeños movimientos nerviosos con ellos. Con los pies dará pequeñas patadas al suelo, se frotará un pie con otro, restregará las puntas contra el suelo, etc. con las manso juguetea nerviosamente con el bolígrafo u otro pequeño objeto, se manosea el cabello, se frota las manos, se toca una oreja, se alisa la ropa, se muerde las uñas, etc. Todos estos son signos de nerviosismo y tensión interior.

21. Si estás intentando vender algo o cerrar un trato, existen ciertas señales que indican la buena disposición de l otra persona, como liberación repentina de la tensión, aumento del contacto visual, mayor proximidad y acariciarse el mentón.

21. Para saber si una amistad es sincera observa los pliegues que se forman en las mejillas al sonreír, que revelan una sonrisa afectuosa, aumento del contacto físico, imitación inconsciente de tu postura y gestos y una inclinación lateral de la cabeza durante la conversación.

22. Para detectar la mentira y el engaño observa si la otra persona gesticula menos de lo normal y se toca cada vez más. Por ejemplo, al mentir se tocan la nariz, las orejas, los ojos, el cuello, se frotan las manos. Sobre todo, tocarse la nariz y los ojos puede ser un indicativo de mentira. Los engaños que van acompañados de hostilidad conllevan movimientos agresivos de pies, manos o boca (morderse los labios pellizcarse las mejillas, rascarse con agresividad, etc.)

Hablar en público

Una situación diaria...
Juan es un vendedor de autos y va a una reunión de vendedores en la casa central. Al llegar, entra a la sala de la reunión y automáticamente se pone tenso, nervioso y no ve la hora de irse.

¿Ahora por qué? Si no le comunicaron nada verbalmente, para que se ponga así.

Juan en cuestión de minutos, hizo una descripción múltiple y exacta “según él” de las relaciones de las personas y el contexto, que le generó una representación mental, causándole un efecto negativo interno.

Esta capacidad que tiene Juan, como también cualquier ser humano, de interpretar los pensamientos de las personas, por medio del lenguaje no verbal, fue el primer medio de comunicación del hombre: “el lenguaje no verbal”.

Por eso mismo, como es un sistema muy primitivo de comunicación, este sistema, sigue en funcionamiento y es el más importante a la hora de comunicarnos, pero no le damos dicha importancia , sin embargo, representa más del 90% de lo que emitimos de forma inconsciente y solamente menos de un 10%, lo hacemos de forma consciente.

"No podemos decir con palabras lo que pensamos, si podemos decirlo con el cuerpo"

2008/08/24

La metamorfosis... Qué dice el autor


La metamorfósis no ha sido completa pues el personaje guarda la plenitud de la conciencia. Esta consciente permanencia de la condición humana en Gregor confiere a la obra y al personaje una dimensión universal: si Gregor Samsa hubiera perdido la capacidad de sentirse y reconocerse humano, la obra hubiera concluido como una mera exageración y el resultado sería para todos una desagradable broma.


Pero la transformación de Gregor en insecto no altera el carácter del hombre, aquel sereno talante que Kafka no cita en la presentación del viajante. Nada parece haber alterado tras el aciago despertar sus preferencias afectivas y su motivaciones psicológicas. Gregor, según actúa como insecto, se descubre a nosotros como un hombre bueno. No tenga duda el lector, son otros los personajes dañinos del relato. Quizá los únicos insectos.


Después de leer la obra, ya es posible analizar y comentar.

Marcel Proust

Espacio interesante!

2008/08/19

Excuse me, do you speak Esperanto?

Mentes prominentes, hicieron publicar en España, recientemente, un manifiesto en el que asumían que el castellano es juntamente la lengua común y oficial de todos los ciudadanos españoles.

En América Latina al castellano le llamamos español, y no obstante la ancestral riqueza lingüística del subcontinente, hace mucho tiempo que la aceptamos como nuestra lengua materna.

El Manifiesto por la lengua común, cuya lista de firmantes encabeza el novelista peruano Mario Vargas Llosa, reconoce el derecho de las llamadas regiones autónomas, como por ejemplo Cataluña, Valencia, y el País Vasco a fomentar a través de la educación el empleo de sus lenguas locales, pero no a sustituir al castellano como idioma vehicular exclusivo, lo que es más fácil de decir, o de publicar, que tratar de convencer, particularmente, a los grupos separatistas.

Polémica de todos matices ha desatado el documento en la península ibérica, encendiendo atávicos enconos. Los intelectuales autores del manifiesto han debido responder a toda suerte de reclamos; fueron por lana y salieron trasquilados.

Estados Unidos es el hogar de unos 45 millones de personas que hablan español, tres millones más que toda la población española. Algunos les llaman latinos, otros hispanos. Aman sus raíces pero se esfuerzan por ser bilingües, cada día deben agregan a su vocabulario una palabra, una frase o una expresión del idioma inglés.

En este país no multan a los comerciantes por poner los rótulos de sus negocios en español, a diferencia de algunas ciudades españolas donde si lo hacen. Claro que no faltan los exaltados que sueñan con un país absolutamente monolingüe pero, al encarar a la historia, tienen perdida la partida.
Del Manifiesto por la lengua común hay que rescatar el planteamiento de que son las personas quienes tienen derechos lingüísticos, no los territorios ni mucho menos las lenguas mismas. Cada quien es libre de hablar el idioma que mejor le parezca.
Hay países europeos como Bélgica, Polonia y Suiza, donde es indispensable hablar hasta tres idiomas debido a sus características geográficas. No creo que ir más allá del dominio de la lengua materna le haga daño a nadie.

Esto de discutir por la preeminencia de la lengua no es cosa nueva. A finales del siglo XIX, Lazarus Ludwig Zamenhof, un polaco visionario, tuvo la feliz ocurrencia de inventar el lenguaje Esperanto, para que fuera empleado internacionalmente como segundo idioma. Tomó las raíces comunes de las lenguas europeas predominantes y construyó una gramática simple. No era, en absoluto, una mala idea.

Imagínese a usted en el mercado preguntándole a un dependiente: Excuse me, do you speak Esperanto?

2008/08/11

Jorge Luis Borges


Los libros de Jorge Luis Borges han influenciado más a los escritores españoles contemporáneos que los libros de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Juan Rulfo, Julio Cortázar o Juan Carlos Onetti, de acuerdo a la encuesta a 100 escritores
Los libros de Borges están en los primeros puestos del escalafón: 'Ficciones' es el Nº 10, en cualquier idioma y el Nº1 en español, que más ha cambiado la vida de los 100 escritores consultados; 'El Aleph', el Nº26; 'El hacedor', el Nº58".Gabriel García Márquez, ganador del premio Nobel de Literatura, quedó en el puesto Nº59.
Le fue mejor que a La Divina Comedia, de Dante Alighieri, que ocupa el Nº60.Y 'La regenta', de alias 'Clarín' (Leopoldo Alas), el Nº61.
Sorprende que escritores tan cercanos a García Márquez, como el mexicano Carlos Fuentes, no lo incluyeron entre los escritores que cambiaron su vida.La lista de Carlos Fuentes:
1. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.
2. La Odisea, Homero.
3. Antígona, Sófocles.
4. Macbeth, William Shakespeare.
5. La comedia humana, Honoré de Balzac.
6. Obra poética, Francisco de Quevedo.
7. Nuestro amigo mutuo, Charles Dickens.
8. ¡Absalón, absalón!, William Faulkner.
9. Cantos, Giacomo Leopardi.
10. Los miserables, Víctor Hugo.
Dos colombianos, William Ospina y Juan Gabriel Vásquez, sí incluyeron 'Cien Años de Soledad' entre las 10 obras fundamentales para su vida. Otro colombiano, Santiago Gamboa, no lo tiene en su listado.El ganador absoluto, en el primer lugar, fue Miguel de Cervantes Saavedra con su obra 'El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha'.Le siguió Marcel Proust, con su serie 'En busca del tiempo perdido'.Después, Homero con 'La Odisea'. El 4to. lugar fue para Franz Kafka con 'El Proceso'.También el 5to. lugar fue para Franz Kafka, con 'La metamorfosis'. Afirma Benajmín Prado (...) La verdad es que, en el ámbito de la literatura latinoamericana, Jorge Luis Borges les da una paliza a todos, de Gabo a Vargas Llosa, pasando por Rulfo, Cortázar y Onetti: Ficciones es el número 10 del escalafón; El Aleph, el 26; El hacedor, el 58, y hasta hay 23 autores que, haciendo trampas, han colado la obra completa de Borges como el libro que les cambió la vida, con lo cual habrá que pensar que su vida cambió muy lentamente -aunque no tanto como la de Carlos Fuentes, que coloca La Comedia Humana, de Balzac, entera, con sus veintitantas novelas y sus dieciocho mil páginas, en quinta posición-, y tanto en prosa como en verso, con ensayos, novelas policiacas y obras hechas en colaboración con otros escritores, ya que todo eso publicó Borges, quien, por cierto, también reunió sus historias fantásticas predilectas en su Biblioteca de Babel, por donde pasaron muchos de los autores que salen en nuestra lista, como Melville, Poe, Robert Louis Stevenson, Henry James y, por supuesto, Kafka, aunque no Shakespeare, que aquí tampoco está entre los escapados, en cabeza de la carrera, sino con el pelotón, porque no aparece hasta los puestos 48 y 49 con El Rey Lear, y Hamlet, 34 posiciones detrás de la Biblia, por ejemplo. Bueno, tal vez vendría bien recordar lo que le contestó el propio Borges a una alumna de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires que le dijo que Shakespeare la aburría y le preguntó qué podría hacer para remediarlo: "No hagas nada; simplemente no lo leas y espera un poco. Lo que pasa es que Shakespeare todavía no escribió para vos; a lo mejor dentro de cinco años lo hace".Otra reflexión de El País: "Para los amantes de los análisis de género resultará aparatosa la proporción de mujeres que ha dado la lista de los 100 escogidos, en la que sólo hay 5 escritoras: Carson McCullers, Emily Dickinson, Virginia Woolf, Jane Austen y Simone de Beauvoir; la primera, en el puesto 28, y la compañera de Sartre, en el último, el 100.
Claro que entre los encuestados hay 23 mujeres y 77 hombres, pero eso, naturalmente, no tiene ninguna influencia. Almudena Grandes, por ejemplo, sólo pone a 3 mujeres en su lista: Louise May Alcott, la autora de Mujercitas; Ana María Matute, con Los Hijos Muertos, y Carmen Martín Gaite, con Usos amorosos de la posguerra española. Rosa Montero, a otras 3: Mercè Rodoreda, George Elliot y Selma Lagerloff. Y la propia Ana María Matute, sólo a una: Emily Brontë. Por cierto, que como la autora de El Corazón Helado reserva un puesto en su clasificación para Habitaciones Separadas, un libro de su marido, Luis García Montero, y éste, a su vez, le hace hueco a Las Edades de Lulú, que tal vez cambiaron sus vidas porque los llevaron al uno hacia el otro, me pregunto a cuántos de los autores seleccionados les hubiesen gustado sus seleccionadores. Apostar siempre es ponerse en peligro, pero me juego algo a que a Kafka le habría caído bien Juan José Millás; Proust pudiera haber congeniado con Javier Marías; a Balzac y Thomas Mann no les habría importado tratarse con Mario Vargas Llosa; Dostoievski se habría encontrado en su salsa con Juan Gelman, y es posible que a Samuel Beckett le causase buena impresión Justo Navarro, aunque quizá lo encontrara un poco raro. Otras relaciones me parecen más que improbables, pero prefiero reservarme mi opinión. Además, sólo era un juego. Eso sí, hay quienes en ese juego se lo habrían puesto difícil a sí mismos, como Ray Loriga: J. D. Salinger, Joseph Conrad, Cormac McCarthy, Vladimir Nabokov. Vamos, unas peritas en dulce."

2008/08/10

El poder liberador de la palabra


El autor de “La casa verde” impartió una lección de literatura y su importancia en el mundo durante la presentación de “Las guerras de este mundo”, una recopilación de ensayos sobre su vida y obra, en el marco de la XIII Feria Internacional del Libro (FIL)-Lima 2008, que concluyó el pasado 3 de agosto.


“La literatura es una forma de combatir la incomunicación que viene de la incomprensión, del prejuicio, de la intolerancia y de la desconfianza frente al otro”, dijo Vargas Llosa ante un auditorio con centenares de personas que lo aplaudieron a rabiar.
En ese contexto, el conocimiento de la literatura “es indispensable para la comunicación y el diálogo y ya sabemos que cuando no hay comunicación o diálogo, hay violencia”, recalcó el novelista, ensayista y dramaturgo.


Para el autor de “La guerra del fin del mundo” y “Conversación en la catedral” el conocimiento “se ha diversificado tanto que la comunicación entre los seres humanos se ha empobrecido” porque confina a los hombres a circunscribirse en pequeños grupos.


Pero la literatura es “uno de los poco vehículos de comunicación”, es un “denominador común entre los hombres” y por ello, “jamás debe ser una especialidad”.
“La buena literatura nos comunica y nos recuerda que somos parte de una especie”, además de conectarnos con “la gente del pasado” para “entenderla mejor, para saber de dónde venimos y a dónde vamos”, acotó.


Además, Vargas Llosa — cuya presencia acaparó la atención de más de medio millar de personas, la mayoría jóvenes que formaron largas colas para obtener su autógrafo — señaló que “Las guerras de este mundo” es un “monumento a la amistad”.


Esta publicación cuenta con aportaciones de los escritores Jorge Edwards, Alonso Cueto, Nélida Piñón y Antonio Tabucchi, y el historiador mexicano Enrique Krauze, entre otros.
El libro fue presentado por el director editorial de Grupo Planeta en Perú, Sergio Vilela, el pintor Fernando de Szyszlo, Alonso Cueto y el director del Centro Cultural de la Universidad Católica, Edgar Saba.


Al destacar el sentido crítico de Vargas Llosa, Cueto señaló que su obra recuerda permanentemente que los seres humanos no deben resignarse nunca “a la inamovilidad y a la inercia” porque “la verdad es un camino que está en discusión y no hay punto final”.
Por su lado, Szyszlo subrayó que el “cordón secreto” que explica la actitud del autor de “La tía Julia y el escribidor” es la permanente defensa de “la libertad, la belleza y la conducta (ejemplar)”.