Científicos en Estados Unidos crearon una técnica con la cual lograron traducir señales cerebrales en palabras utilizando microelectrodos sobre el cerebro.
El avance, afirman los investigadores de la Universidad de Utah, podría eventualmente permitir a pacientes severamente paralizados -como aquéllos que sufren el llamado síndrome de "encerramiento"- poder comunicarse con sus pensamientos.
El método utiliza dos rejillas de 16 microelectrodos que se implantan debajo del cráneo, pero sobre el cerebro, sin necesidad de penetrar el órgano.
"Logramos descifrar palabras habladas utilizando sólo las señales del cerebro con un aparato que promete, a largo plazo, poder utilizarse con pacientes paralizados que no pueden hablar" expresa Bradley Greger, profesor de bioingeniería de la Universidad de Utah.
Traductor cerebral
Los científicos colocaron las rejillas en los centros de habla en el cerebro de un voluntario que sufría crisis epilépticas severas.
El paciente ya había sido sometido a una craneotomía -el retiro temporal parcial del cráneo- para que los médicos pudieran colocar electrodos convencionales con el fin de localizar la fuente de sus convulsiones y detenerlas quirúrgicamente.
Los científicos colocaron las rejillas en los centros de habla en el cerebro de un voluntario que sufría crisis epilépticas severas.
El paciente ya había sido sometido a una craneotomía -el retiro temporal parcial del cráneo- para que los médicos pudieran colocar electrodos convencionales con el fin de localizar la fuente de sus convulsiones y detenerlas quirúrgicamente.
Con las rejillas de microelectrodos experimentales, los científicos registraron las señales cerebrales del paciente cuando éste leía repetidamente cada nombre de una lista de 10 palabras "útiles" para una persona con parálisis: sí, no, caliente, frío, hambre, sed, hola, adiós, más y menos.
çDespués el paciente repitió las palabras a la computadora y ésta logró ubicar las señales cerebrales que pertenecían a cada palabra con entre 76 y 90% de precisión.
Los investigadores subrayan que ésta es sólo la primera fase de la investigación, y que el método necesita perfeccionarse, pero en algunos años se podrían llevar a cabo ensayos clínicos con personas que no pueden hablar debido a parálisis u otros trastornos.
"Ésta es una prueba de concepto" dice el profesor Greger.
"Logramos demostrar que estas señales pueden leer lo que la persona está diciendo con posibilidades superiores al azar".
Los investigadores subrayan que ésta es sólo la primera fase de la investigación, y que el método necesita perfeccionarse, pero en algunos años se podrían llevar a cabo ensayos clínicos con personas que no pueden hablar debido a parálisis u otros trastornos.
"Ésta es una prueba de concepto" dice el profesor Greger.
"Logramos demostrar que estas señales pueden leer lo que la persona está diciendo con posibilidades superiores al azar".
"Pero necesitamos poder ahora demostrarlo con más palabras y con más precisión para que este método pueda ser realmente útil para un paciente" agrega.
Además de los pacientes con síndrome de encerramiento, el científico cree que también podrían beneficiarse con esta técnica las personas paralizadas a causa de un derrame cerebral o quienes sufren la enfermedad de Lou Gehrig, por ejemplo.
Además de los pacientes con síndrome de encerramiento, el científico cree que también podrían beneficiarse con esta técnica las personas paralizadas a causa de un derrame cerebral o quienes sufren la enfermedad de Lou Gehrig, por ejemplo.
Según el profesor Greger, "incluso si podemos darles a estos pacientes unas 30 o 40 palabras para comunicarse, eso significaría una mucho mejor calidad de vida".
Otra ventaja de la técnica es que no hay necesidad de penetrar el cerebro debido a que los minielectrodos se colocan sobre la superficie del órgano.
Otra ventaja de la técnica es que no hay necesidad de penetrar el cerebro debido a que los minielectrodos se colocan sobre la superficie del órgano.
Los electrodos convencionales ya se utilizan, implantados en el cerebro, para ayudar a personas paralizadas a controlar el movimiento de extremidades, pero son demasiado grandes para penetrar otras áreas de materia cerebral, como la encargada del habla.
En el caso del paciente con epilepsia, los minielectrodos fueron colocados sobre el área de Wernicke, sobre el oído izquierdo, una zona que actúa como "traductor" del lenguaje para el cerebro.
Los científicos subrayan, sin embargo, que como la técnica sólo ha sido probada con este único paciente hacen falta más investigaciones antes de que pueda ser puesta en práctica en la clínica.
El estudio, que aparece publicado en Journal of Neural Engineering (Revista de Ingeniería Neural), fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud y la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos.
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