Autora: NOMBRE: Stefany
Torres Paisig
PUBLICIDAD SEXISTA: UN
FACTOR DENIGRANTE PARA LA SOCIEDAD
Un asunto muy discutido pero al parecer
difícil de resolver es el sexismo publicitario que ocurre con las mujeres de hoy
en día. Cada vez son más los índices de
representaciones feministas como objeto sexual, de burla o incluso de
manipulación por el sexo opuesto. Y si
nos ponemos a analizar la causa de mostrar de este modo a la mujer, la
respuesta consiste en tratar de llamar la atención con algo “creativo” para sus
espacios publicitarios.
La publicidad tiene la capacidad de
cambiar rápidamente los hábitos de una persona, y el medio más eficaz para
hacerlo es la mujer, colocándola como alguien que puede ocupar un lugar en la
sociedad si está llena de glamour, como si su felicidad solo consistiera en
atraer a los demás buscando su perfección en el hogar o en la moda.
Muchos
creen que de esta manera se están dando más
feminidad a la persona, cuando en realidad solo la muestran de una manera irracional,
exponiendo el aspecto físico y no intelectual.
El uso del cuerpo femenino desnudo,
permite captar la atención de modo erótico, tomándola como un objeto que se
ofrece fácilmente. Y claro, esto es de
mucha importancia para las grandes empresas a las cuales solo les interesa lo
económico y buscan siempre una justificación a estas representaciones. Pero ¿qué pasaría si se les pide que cambien
su método para “llamar al público”? La respuesta es inmediata: obviamente fracasarían.
No cuentan con suficiente creatividad
para hacer un espacio publicitario decente, donde no se muestre a la mujer como una
imperfección a la cual hay que corregir constantemente o donde la mujer no sea
tomada como un objeto de deseo, por
parte del otro sexo. Y donde no se tome
como el sexo inferior ocupada de los roles de limpieza, cuidados o alimentación
familiar. Pero sobre todo que tampoco se
trate de mostrar a este género como alguien agresivo, sino crearle una imagen
según sus valores y capacidades como todo ser humano.
Es sin duda, nuestra propia cultura la que
apoya este tipo de machismo plasmado en los medios. A los varones no les causa molestia alguna
esta forma en cómo se da a conocer la figura de la mujer públicamente, teniendo
como consecuencia el surgimiento de jóvenes educados en la masculinidad
sexista. El público simplemente capta
determinadas ideologías que los periodistas con su falta de conciencia dan a
conocer a la sociedad.
Esto es realmente preocupante. Sobre todo la
gran cantidad de personas que se dejan llevar por la publicidad, logrando así
que disminuya cada vez más la sensibilidad del humano para ayudar a corregir
los efectos que puede ocasionar. Por
ejemplo: menor valoración social, baja autoestima y en el peor de los casos las
posibilidades a ser acosadas e incluso violadas debido al drástico cambio en la
mentalidad de algunos varones.
Sin darnos cuenta esta situación está
afectando a la libertad del desarrollo de la personalidad y privacidad. El público inconscientemente está aceptando
que los medios de comunicación y hasta el mismo contexto social denigren la
figura del sexo femenino; tomándola también con fines sexuales, colocando
anuncios o volantes para el “servicio” de prostitución y el tráfico de mujeres.
Como si eso fuera en realidad un
servicio al cual se puede recurrir cuantas veces quieran, sin importarles el
sentimiento de indignación que se recibe.
A todo esto no se le puede llamar tan solo
publicidad: esto ya es “PUBLICIDAD GROSERA”, la cual va empeorando conforme el
público se deje llevar y atraer por eso.
Cuando vamos por la calle podemos darnos
cuenta de la infinidad de recursos que utiliza la publicidad sexista para
llamar la atención. Por ejemplo:
Carteles con mujeres en diminutos bikinis promocionando cerveza, estaciones de
gas o pinturas para el hogar. ¿Por qué colocar una mujer semidesnuda al lado de
su producto? La razón es que la propia sociedad se ha acostumbrado a prestar
más atención a los anuncios eróticos. Además,
a través de esto no sólo promocionan la cerveza, sino también la anatomía
femenina para fines económicos. Y muchas
veces hasta la marca de producto es olvidada por centrarse más en aquello que
transmiten mensajes sexuales.
En el Perú no es raro observar propagandas
sexistas, ya que nuestra cultura está acostumbrada a convivir con eso todos los
días.
Ahora ni siquiera nos sorprende lo mucho
que se están acortando las prendas. En
el mundo actual, el hecho que una mujer salga a la calle con una “microfalda”,
un vestido muy corto o mostrando la mitad del seno ya no es novedad. ¿Acaso no
nos damos cuenta de que somos nosotros los primeros en promover este tipo de
sexismo? ¡Claro que nos damos cuenta!, pero la psicología del ser humano es tan
voluble que prefiere dejarse llevar por lo que muestran los medios para que las
demás personas se den cuenta “que existes”. Con esto me refiero a aquellos comerciales que
utilizan al sexo femenino para corregir múltiples imperfecciones en su cuerpo o
rostro.
Nos muestran como algo neutro en la
sociedad si no nos depilamos las piernas, si no nos quitamos esos rollitos de
más, si no mostramos unos senos firmes y voluminosos, etc. Es obvio en este caso que las primeras
personas en sentirse afectadas seremos nosotras; lo peor de todo es que creemos
tanto lo que escuchamos hasta llegar al extremo de que algunas mujeres vivan
acomplejadas por la apariencia física. Esto
las conlleva a adquirir los productos que las harán verse mejor, cuando en
realidad muchos de ellos solo son pérdida de dinero y tiempo. Inclusive somos capaces de comprar cantidades
del mismo producto para “tener resultado”, sin darnos cuenta que la publicidad
solo nos vende mentiras.
El derecho contra la invasión de la
intimidad de la persona es muy importante para adquirir respeto entre todos. Se supone que el hecho de tener situaciones
personales como mujer era algo sumamente íntimo. Sin embargo, no faltaron aquellos que
quisieron promocionar toallas higiénicas colocando en vergüenza a muchas damas
por el miedo de ser “manchadas”. Pongo
el ejemplo del producto Nosotras y sus nuevos términos añadidos como
“parartefobia, miedo a esas grandes descargas”, entonces me pregunto: ¿Por qué
esta situación tiene que ser tomada como un riesgo de ridiculez para una dama?
No
estoy en contra de que nos presenten productos para ayudarnos a evitar
situaciones vergonzosas, pero tampoco digo que está bien usar ese tipo de
lenguaje y términos para describir algo íntimo de una mujer.
Desde ya muchos años atrás, siempre se
relaciona a la mujer con roles de ama de casa o con estereotipos de belleza,
dulzura, delicadeza, seducción, etc. Y
como dice el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo
de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), todas estas características “se
convierten en agentes de discriminación”.
Sobre
todo la seducción que es el que más han utilizado los medios para referirse a
este género. Por ejemplo: el comercial de Brahma donde aparece una chica
prácticamente seduciendo a un joven por la entrada a un concierto, éste joven
siente el erotismo y finalizan diciendo que solo Brahma refresca “tanto calor”.
Otro
ejemplo es el de la gaseosa Sprite con su comercial “escote mata amistad” donde
aparece una joven compitiendo con el amigo de su pareja, pero como se da cuenta
que está perdiendo tiende a
desabrocharse la blusa y mostrar el escote para atraer al novio.
En estas propagandas se ve claramente la
forma de seducir para conseguir algo. Así
demuestran que podemos brindar nuestro cuerpo fácilmente al varón para conseguir
lo que deseamos; es más, en el comercial de Sprite muestran un noviazgo
superficial basado simplemente en la atracción por el físico de una mujer.
Tal vez algunos puedan decir que no tiene
nada de malo mostrar a una mujer ocupándose del hogar: lavando, planchando,
cocinando, limpiando, cuidando de los hijos, etc; o de cuidar su belleza. Sin embargo, estas son ideas sexistas, ya que
no pueden estar refiriéndose a nosotras como si dependiéramos del varón para
sustentar una familia o como si dependiéramos de millones de productos que nos
permitirán captar la atención del sexo opuesto. De esta forma simplemente nos tachan como
personas superfluas que buscan estar en la primera página de una revista
vendiendo su belleza.
8 de cada 10 publicidades que se
transmiten en el periódico o en la televisión se consideran sexistas. En este último medio por ejemplo, casi nunca
vemos a la mujer siendo la jefa de la casa.
Siempre muestran al varón como el hábil, el fuerte, el que busca retos o
el que tiene el poder y control del hogar. En el periódico utilizan a la mujer para
presentar detergentes, productos de limpieza, automóviles, etc; y lo que es
realmente el colmo: colocan a una fémina prácticamente semidesnuda al final del
periódico ocupando una página completa. Pero
como nuestro Perú está acostumbrado a comprar este tipo de diarios como El
Popular, El Trome, El Ojo, Ajá y otros más (ya que según “son los más baratos”)
nos hacemos cómplices de esta publicidad sin muchas veces ni siquiera pensarlo.
Ahora
yo me pregunto: ¿Qué les cuesta gastar unos cuantos soles más para adquirir un
buen diario que les brinde información de buena base y sobre todo que su
presentación sea de manera formal sin vender a la mujer?
Quiero
pensar que realmente no adquieren estos diarios por el costo, y no por la forma
de presentar “su información” en la última página.
Algunas expresiones que comúnmente usamos
o escuchamos son: “cada mujer es delicada” o “todo hombre es mujeriego”; pero
nos hemos preguntado ¿de dónde surgen estas ideas?
Un
factor para tener esa ideología es precisamente la publicidad sexista. Las
personas pueden estar mirando televisión tranquilamente sin darse cuenta de la
cantidad de cosas que influye este pensamiento.
Si
en todo caso no comparten mi idea, nada más fíjense en el comercial de Axe
donde muestran a un varón que al ponerse el producto atrae a montones de mujeres;
o en la propaganda de Coca Cola Zero donde mientras más ceros se muestren, más
mujeres irán hacia el joven.
Sin saber inconscientemente estamos
percibiendo la publicidad de otra manera. Permitiendo que entren ideas
subliminales a nuestra mente. Logrando
mayor desconfianza entre el varón y la
mujer.
A comparación de los años 70 y 80, donde
los medios se mostraban de una manera transparente; actualmente tenemos en nuestro entorno un
mundo eminentemente sexista. De esta forma percibimos la evolución que ha
sufrido la manera de emitir información.
Somos las mujeres las que debemos comenzar
por un cambio, cuidando nuestro modo de mostrarnos ante los demás. Pero también
depende de la otra cara de la sociedad, para que tome conciencia respecto a
esto. Porque no solo se trata de que una dama cuide su persona, sino también de
que le brinden respeto y valoración tal como se merece una persona con
dignidad.
La humanidad se cree tan capaz de denigrar
su propia raza, solo por satisfacerse. A
veces ni nosotros mismos podemos colocarnos a pensar un poco sobre la solución
a esto. Y Si seguimos así, lo único que
lograremos es que en un tiempo las futuras generaciones nos tomen como personas
que hemos brindado culto a la anatomía de la mujer para un fin.
Pensemos en cuanta información sin
importancia pueden estar adquiriendo ahora los pequeños que se integran a través
de los medios. Si no tienen una buena base de educación, ellos también caerán
en este tipo de sexismo, pero si como
padres los forman bien desde pequeños, tal vez podrían cambiar un poco este
problema.
Hablar con los medio para evitar que
coloquen este tipo de representaciones en su publicidad resulta difícil pero no
imposible. En cambio comenzar a cambiar las ideas sexistas de las generaciones
futuras resulta más accesible.
Madres, hijas, abuelas, sobrinas, nietas,
esposas, etc. todas ellas son mujeres con las cuales convivimos día a día y
merecen llevar su dignidad en alto. Así que ahora principalmente dependerá de la
decisión que tome cada uno de nosotros para
imponer mayor cultura en esa sociedad.
El mundo debe adquirir nuevas metas con
mejores ideas, donde no haya diferencia de sexos ni inferioridad por parte de
uno solo y sobre todo donde se busque el bien mutuo, utilizando su creatividad
para cosas buenas de provecho y no para
llamar la atención con material sexual.
REFERENCIAS:
De Theresa Marx. (2011). Las raíces de la discriminación – Análisis de las razones
pseudoracionalidades del fenómeno del sexismo en la sociedad actual.
Recuperado de http://books.google.com.pe/books?id=R2ywF8ftXW0C&pg=PA17&dq=sexismo+publicitario&hl=es-419&sa=X&ei=ph6xUYzQA9O84AOutIGYBQ&ved=0CEgQ6AEwBA#v=onepage&q&f=true
De Marina Subirats. (1998). Con diferencia-Las mujeres frente al reto de la autonomía. Recuperado
de http://books.google.com.pe/books?id=Icv4HZnTLaQC&pg=PA92&dq=sexismo+publicitario&hl=es-419&sa=X&ei=QiWxUbW6CJa44AOQ9oDgAw&ved=0CEIQ6AEwBTgK#v=onepage&q=sexismo%20publicitario&f=true
De Mercedes Arriaga, Rodrigo Browne, José Estévez y
Víctor Silva. (2006). Sin Carne:
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De Ángela Figueruelo, Teresa López, Olga Barrios,
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