El objetivo de un texto escrito es en general para informar a los otros con el fin de permitir realizar un deseo propio, que a menudo es inconsciente, pero siempre esta presente...
2008/10/28
''El suicidio se evita hablando de él''
2008/10/26
"No hay nada más hermoso que ser los ojos de un ciego"
"La identidad de una persona está hecha de recuerdos" de Tomás Eloy Martínez.
–Una sola cosa, diría, he ganado: no tenerle miedo al mundo. Y confiar en mis propias fuerzas. Sentir que mis flaquezas pueden ser también fortalezas. Incluso cuando golpeaba puertas para buscar un trabajo que no había. Recuerdo sobre esto una historia que con los años resulta cómica. Cuando Otero Silva no llegaba de su castillo de Arezzo, les pregunté a las dos o tres personas que conocía en Caracas a qué puertas podía llamar para conseguir trabajo. Uno de ellos era Juan Liscano, un buen poeta que había leído algunos de mis artículos en Primera Plana. Liscano me recomendó al editor general de la Cadena Capriles. "El único puesto que tengo para usted es de jefe de redacción de una revista que se llama Elite. Le ofrezco equis dinero", me dijo aquel editor. Le respondí que agradecía su generosidad, pero que la suma no me alcanzaba para sobrevivir dignamente, porque tenía hijos en la Argentina a los que debía mantener. "¿Cuánto necesita?", me preguntó. Le pedí algo así como un 40 por ciento más. "Eso es lo que gana el director de la revista, no puedo pagarle tanto", me dijo. Finalmente accedió, con la condición de que empezara en mis funciones al día siguiente. Ese mediodía yo estaba invitado a almorzar con varios escritores a un lugar donde corría el alcohol en cantidades siderales. A las dos de la tarde todo el mundo estaba borracho. "¿Pero cómo vas a trabajar en ese lugar?", se alarmaron aquellos amigos, reprochándome que formara parte de una cadena de revistas con fama de sensacionalista. "Necesito el dinero. Necesito sobrevivir. Y en el orden político, no defiende los regímenes autoritarios, defiende la democracia", respondí. Uno de ellos me preguntó si podía dar cursos en las universidades. Yo había sido profesor en La Plata y tracé el plan de dos o tres cursos: sobre las vanguardias, sobre los nuevos rumbos de la la literatura fantástica, sobre la idea de la alegoría en Walter Benjamin. Entonces unos y otros llamaron a sus amigos en universidades del interior, y acordaron que yo enseñaría durante dos meses por mucho más dinero del que iba a recibir en la revista Elite. Me presentaron a una persona que me pondría en contacto con las universidades, a la que debía llamar al día siguiente para concertar los detalles. Eso hice: llamé por teléfono a esa persona y le pregunté cuándo debía salir hacia Mérida y Valencia, y cómo se llamaban los decanos que me iban a recibir. Para mi sorpresa, advertí que este hombre no tenía la menor idea del acuerdo. Llamé a las personas que me habían puesto en aquel aprieto, y les sucedía lo mismo. Nadie recordaba nada. ¿Cómo era posible? A todo esto, yo había ido a ver al editor que me había ofrecido un sueldo tan bueno para decirle que no podía aceptar el puesto porque las universidades tales y cuales me habían ofrecido trabajo. "Está muy bien, yo respeto su decisión, pero cuando usted salga por esa puerta, no quiero que vuelva a entrar nunca más", me despidió.
–No todos, aunque la biografía se entromete, porque no podés escribir sino con tu sangre, con tus huesos, con tu memoria. Estamos hechos de memoria.
–La música me importa mucho. En todas mis novelas está la música. Es como si yo la oyera de fondo mientras escribo. Eso no sucede en la realidad, pero es como si las palabras estuvieran acunadas por una música. En el caso concreto de Almendra, yo fui a ese recital de 1973 en el que Emilia y Simón, su marido, se conocen. Me dije cuando escribía: ¿qué cosas viví aquí en mi país y quiero recuperar con mi memoria? Aquéllos eran los tiempos de "Muchacha ojos de papel". La música te transporta a la época como ninguna otra cosa. –Es lindo lo que se dice en la novela de The Köln Concert, de Jarrett: que es una música "fugitiva" –Me hizo muy feliz cuando descubrí que era una música única, que se produce una sola vez. La grabación rescata ese recital en vivo que ocurre como nunca más va a volver a suceder. Entonces, no es el concierto en sí mismo sino también las toses, los suspiros, el roce de los cuerpos, todo lo que la vida humana aporta e integra a la música. Esto sucede también en la ópera. Yo iba dos o tres veces por semana a la Ópera de Nueva York, donde era abonado. Las toses, los suspiros, los que se levantan y se van, todo eso forma parte de la atmósfera del espectáculo.
2008/10/22
Juan José Millás gana el Premio Nacional de Narrativa con la novela 'El mundo'
¿Y dónde están los idiotas?
Se trataba más de ofender que de cuestionar los esfuerzos y experiencias, victoriosos o fallidos, de numerosos investigadores, intelectuales, políticos, movimientos y partidos que han arriesgado su propia vida e integridad en aras de modificar la inercia de pobreza y humillación de América del sur.
Las mofas y escupitajos cubrieron a figuras caras del ideario libertario o progresista latinoamericano como José Carlos Mariátegui, Víctor Hugo Haya de la Torre, Salvador Allende, Eduardo Galeano; denostaron del sandinismo y de la revolución cubana y cayeron en la vindicta contra los pensadores y escritores que los han superado a punta de talento en las vitrinas de las librerías y en las aulas de las universidades.
Buscaban mostrar, estos celosos hombres de la libertad y el progreso, que el atraso y subdesarrollo de nuestros países no era responsabilidad de la dependencia, concentración de la riqueza ni desigualdad creciente, sino de atávicas tendencias a permitir un Estado "metiche" y a no dejar que el sacrosanto mercado por obra y gracia de la mano invisible de la inversión privada resolviera las penurias y tristezas de las gentes.
Dos lustros después, estos mismos señores (el término escritores, políticos o diplomáticos, se resiste a ser usado, porque no son ni lo uno, ni lo otro) volvieron a apelar a la injuria para solazarse con sus patrocinadores como una manera de justificar aquiescencias. Es lo que se le pide al bufón, que se revuelque en la arena para regusto del monarca y la galería. En esta ocasión, denominaron su segundo folleto "El regreso del idiota". Trataban de interpretar lo que está ocurriendo en las tierras de Bolívar, San Martín, Artigas, OÂ’higgins, Sandino, Morazán y Martí, que a la luz de sus descocadas conclusiones también cabrían dentro de la categoría de imbéciles por haberse atrevido a no seguir las pautas de la colonia y del centro cosmopolita.
Ahora ampliaron el señalamiento y traspasando océanos universalizaron su inquina. Incluyeron en su lista de "idiotas", para alegría de la decencia, a Noam Chomsky, Ignacio Ramonet, Alfonso Sastre, Harold Pinter y un largo etcétera.
Por fortuna, estamos bien acompañados. A difícil que la tiene la derecha extrema, mostrar una lista con tanto brillo y desaborde de inteligencia, como la que posee la intelectualidad de sensibilidad social en el mundo y particularmente en nuestro continente. El mismo McCain, tiene apuros para mostrar en sus actos proselitistas aunque sea una figura segundona de la industria del cine.
En esta oportunidad y abandonando toda honradez conceptual no recogieron sus trastos rotos de la primera vocinglería. Porque no sólo no se apartaron los gobiernos suramericanos del consenso de Washington, sino que, para desazón de los Apuleyos, Montaneres y Vargasllosas, América Latina resuelve seguir su propio camino a contrapelo de las recomendaciones de estos gacetilleros iluminados.
Ahora ante la evidencia, han echado mano de otra forzada conclusión. Dividir a los gobiernos de la región entre izquierda moderada o democrática y populista o indigenista. Cómo Álvaro Uribe y Felipe Calderón no les alcanza para hacer ningún entreverado representativo de la democracia en el continente, por que tocaría incluir a George Bush, con la ignominia del uso aprobado de la tortura, le herida de Abu Ghraib y el campo de concentración de Guantánamo, entonces apelan a la matización para justificar la reedición del libelo. Los iluminados se quedaron solos porque los idiotas se fueron en masa para el otro lado y ahora hay que reclutar a los más sensatos. Los alumbrados están dedicados a dividir la idiotez.
Entonces, en la clasificación idiotezca excluyen a Bachellet de Chile, Lula de Brasil, Tabaré de Uruguay, Ortega de Nicaragua y los Kirchner de Argentina. Y las enfilan todas contra los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Cuba. El libro no alcanzó a medir la "idiotez" del pueblo ecuatoriano ni paraguayo. Nos quedamos sin conocer las bendiciones de los brujos del mundo libre. Ahora deben de estar pensando en un tercer pasquín porque la "idiotez" crece. Alcanza a Estados como el hondureño que ingresó al ALBA, y muchos otros caribeños y puede ocurrir que el mismo pueblo estadounidense se idiotice y cometa la estupidez de elegir a un negro. Para estos disfrazados mosqueteros de las corporaciones debe ser insultante que la Casa Blanca cambie de color.
Pero hay otro detallito que merece ser mencionado. Los libros de marras tienen como hilo conductor sustentar la idiotez latinoamericana, y ahora mundial, sobre la base de reconocer la importancia del Estado y la preeminencia de la inversión social. En contrario plantean estos cerebros adelantados dejar todo al arbitrio del mercado. Sostienen que el primer mundo es el ejemplo a seguir en materia de desarrollo. Y que para ello es preciso superar la "idiotez" de la intervención estatal. La riqueza la produce la inversión privada y el Estado no debe estorbar. El Estado es costo fiscal y corrupción, el neoliberalismo es desarrollo y felicidad para todos...
En eso andaban, cuando se les desinfló el discurso. ¿Qué dirán ahora? Viendo como sucumbe Wall Street, como cae el mercado bursátil y la economía más próspera del mundo tiene que recurrir a métodos que ha repudiado para evitar la hecatombe. Ahí están demandando del Estado para que salve la impúdica mano prodigiosa del mercado "que no se cansa de producir riqueza y alegría" y que ahora mostró su desnudez de especulación y fraude sin par. La ética capitalista tan democrática como límpida echando mano del erario, esto es, saqueando los bolsillos de los contribuyentes para salvar los bancos, aseguradoras e inmobiliarias quebradas por los ídolos de nuestros apuleyos-montaneres y vargasllosas. ¿Quiénes son los verdaderos idiotas? ¿Dónde están? Si estos pueblos son "idiotas" ¿no serán ustedes venerables imbéciles?
Por eso produce risa leer a uno de estos apasionados defensores de la especulación financiera y del dejar hacer y dejar pasar. Se pregunta por estos días Mario Vargas Llosa –tan buen ficcionista hasta que lo mareó la bruma de Londres- "¿cómo es posible que se haya llegado a estos extremos críticos sin que nadie lo advirtiera?" No, si, don Mario, alguien lo advirtió, muchos lo advirtieron y tantas veces, lo que ocurre es que para usted, don Mario, como para los alegres mosqueteros del capitalismo, todos ellos son unos idiotas.
Y por cierto, don Mario, "eso de Chávez de repartir entre los pobres es puro populismo deleznable" ¿cierto? ¿Qué nos dice, de los 750 mil millones de dólares que Bush reparte entre unos pocos ricos por estos días?
2008/10/20
Opinión: Qué se sabe del ganador del Premio Nobel de Literatura
Pero cuando Horace Engdahl, secretario permanente de la Academia Sueca, afirmó que "Estados Unidos está demasiado aislado, y es muy insular. No traducen lo suficiente y no participan en el gran diálogo de la literatura" -en pocas palabras, que la literatura estadounidense no puede competir con la europea, centro de la literatura, según su punto de vista-, no sabíamos todavía que precisamente un escritor francés sería elegido.
No conocemos hasta qué punto la opinión de Engdahl representa a las demás. Pero sí podemos pensar hasta qué punto se puede pensar la literatura en términos de nacionalidades, hasta qué punto podemos sostener que las obras literarias de un mismo país exhiben ciertos rasgos comunes, propios de una esencia nacional, tal vez difícil de definir, pero claramente identificable.
Que el hecho de que escritores de un país que atravesaron una guerra o una dictadura -por poner ejemplos extremos- insistan con ciertos temas y modos de representación es indiscutible: las experiencias comunitarias fuertes influyen en las producciones artísticas de sus escritores, en la elección de determinados asuntos y tal vez incluso en la liberación de ciertas ideas que antes se encontraban implícita o explícitamente censuradas. Pero, aparte de estos casos relativamente infrecuentes, ¿hay algo así como una idiosincrasia literaria, una corriente cultural e ideológica que diferencia las producciones de una comunidad de otras? ¿Se puede decir, siguiendo a Engdahl, que los escritores estadounidenses son "más dependientes de las modas"? ¿O que las literaturas eslavas son más conceptuales y poseen gran hondura filosófica, mientras que los latinoamericanos -cultivan -o supieron cultivar- con felicidad (y, tal vez, fatalidad, desde este punto de vista)- el realismo mágico? ¿Se puede decir que la poesía se da mejor en Brasil, por ejemplo, o en países tradicionalmente relacionados con lo emotivo o lo sensual, que en países nórdicos? ¿Sólo Inglaterra hubiera podido producir un Shakespeare, como sólo México podía dar -en ese momento y en ese lugar- un Juan Rulfo?
Y ¿qué piensan de la asignación del premio a Jean-Marie Gustave Le Clézio? ¿Han leído algo de él? ¿Juzgan el premio merecido? ¿A quién tenían ustedes por favorito? No tendremos voto, pero sí voz...
El principal galardón de las letras se quedó en Europa. Le Clézio, un explorador de culturas, ganó el Premio Nobel.
Al comunicar las razones de su decisión, la Academia Sueca describió a Le Clézio, de 68 años, como "un autor de nuevos rumbos, de la aventura poética y del éxtasis sensual" y un "explorador de la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante".
Escritor trashumante y ecologista, fascinado por la cultura amerindia, Le Clézio representa las ambigüedades del mundo global y la escritura como metáfora del viaje hacia otras vidas.
El anuncio encontró al escritor -que reside en Estados Unidos- en París, en una escala entre Corea del Sur y Canadá. Enseguida, ofreció una conferencia de prensa en la sede parisina de la editorial Gallimard, en la que -en francés, inglés y español, sereno y bromista- repasó sus viajes por el mundo, recordó su amor por la cultura americana, particularmente por el pasado mexicano, y definió su idea de la literatura. "Escribir es escuchar el ruido del mundo", dijo.
La decisión de la Academia Sueca en favor de un europeo reforzó la polémica originada en los últimos días después de que su secretario perpetuo, Horace Engdahl, dijo que Estados Unidos permanece aislado y "no participa del gran diálogo de la literatura". Ayer, Engdahl bajó el tono: "Le Clézio es un cosmopolita, un nómade. Pertenece a varias culturas y pasó largas etapas de su vida en otros lugares, no en Europa. No se lo puede contar como un típico escritor europeo", afirmó. Sin embargo, Le Clézio es el séptimo europeo distinguido entre los últimos diez premiados. El último ganador francés había sido Claude Simon, en 1985. En 2000 lo ganó Gao Xingjian, chino nacionalizado francés, pero que escribe en mandarín.
"Le Clézio ha conseguido rescatar las palabras del estado degenerado del lenguaje cotidiano para devolverles la fuerza para invocar una realidad existencial", dijo la Academia. Sin embargo, mientras el presidente francés, Nicolas Sarkozy, saludó el premio como un reconocimiento a la cultura francesa, los críticos de ese país no fueron unánimes en el elogio.
La producción literaria del flamante Nobel -que ya anticipó que estará en Estocolmo el 10 de diciembre próximo para recibir el premio- comprende novelas, ensayos y libros para niños. Once obras se tradujeron al español, entre ellas La cuarentena , El pez dorado (ambos de Tusquets), Mondo y otras historias (Eudeba) y El africano (Adriana Hidalgo). Le Clézio estuvo el año pasado en Buenos Aires para presentar El africano y Urania en la Feria del Libro .
Ayer, el escritor relativizó los cambios que la súbita fama global del Nobel traerá a su vida. "Estoy escribiendo un libro y no voy a parar por esto. Creo que ahora todo va a ser más sencillo. La Academia me ha regalado tiempo", dijo. Pero sus razones para escribir sin descanso pueden ser más profundas: "Tengo la superstición de que mientras tienes un manuscrito entre manos te mantienes con vida, al menos hasta que lo terminas".
Dos minutos con Mario
En fin, a Vargas Llosa no se le está valorando por su ingente y maravillosa obra literaria, sino por su compromiso político con el liberalismo, la derecha peruana (cuando fue candidato presidencial) o sus extrañas piruetas, como la de apoyar en España el partido de Rosa Díez, o salir a palos con líderes y presidentes de la izquierda latinoamericana, como lo ha hecho en recientes artículos y públicas intervenciones, lo que habrá llegado a los oídos de ese gran jurado sueco del Nobel como una especie de agresión al buen gusto y a lo políticamente correcto.
Mario, lo sentimos, qué le vamos a hacer. Lo importante es que sigas sin dejar de escribir, descubriendo historias, inventando historias, creando e interpretando personajes y, si te queda tiempo, abordando un relato sobre el jurado del Nobel de Literatura, lo que tendría su gracia y su indiscutible interés. Crimen en Estocolmo, se debería titular.
Es verdad que para muchos escritores el Nobel fue una pesadilla, sólo un suspiro o también un motivo de disgustos. A Camilo José Cela, cuando le dieron el premio, lo corrieron a palos en la España oficial del PSOE, y sólo unos años después Felipe González se decidió a invitarlo a una cena en el palacio de la Moncloa -verduritas, merluza a la romana y poco más- a la que, para más descortesía, llegó una hora tarde doña Carmen Romero, aquella de "los ciento cincuenta novelistas", que era como la llamaba el genial escritor del Viaje a la Alcarria, y otras muchas cosas más.
Vargas Llosa es un escritor universal y sobre todo una persona libre y muy comprometida con la libertad, seguramente más que los miembros del gran jurado sueco que lo acaban de volver a castigar, dejándolo para una mejor ocasión que algún día llegará. Aunque mientras tanto una cierta decepción y ansiedad habrá circulado por la cabeza del escritor, que en días como los del Nobel suele recibir ánimos, confidencias prometedoras y toda clase de expectativas que, una y otra vez, se van. No pasa nada, aunque pase, porque Vargas Llosa lleva tiempo en el Olimpo de la literatura y sólo falta que su nombre se inscriba en el tablón oficial. En nuestro pensamiento y en el de millones de ciudadanos de todo el mundo desde luego ya lo está.
El Octavo Día
Lo nuevo de Fuentes
13-10-2008 ...Acaban de dar el fallo del Premio Nobel de Literatura. Una vez más no ganaron Mario Vargas Llosa, Gonzalo Rojas o Carlos Fuentes, tres de los escritores en lengua hispana más propuestos y sólidos del momento. Por coincidencia, leo por estos días La voluntad y la fortuna, nueva novela de Carlos Fuentes, que comenzó a circular a mediados del mes pasado. El comienzo es prometedor: la cabeza ejecutada de un personaje nos cuenta su vida mientras flota a la deriva en las aguas del Pacífico. En realidad, la trama no liga con los sucesos violentos recientes. El tema aquí es el poder y la relación de dos amigos, enfrentada con los enredijos de la política y la oligarquía en México. Hace tiempo que leo a Fuentes sin prejuicios. Hay quien añora los murales polifónicos de sus primeras novelas y le cuesta acercarse a sus nuevos experimentos. Uso la palabra experimentos porque considero un gran mérito que don Carlos siga arriesgándose con sus apuestas narrativas, en vez de asumir el silencio marmóreo de autores como Rulfo o Fernando del Paso. Quizás, si las últimas novelas de Fuentes hubiesen sido por otro escritor distinto serían vistas de otra manera. Pero como es él, esperamos que siga produciendo en serie las construcciones arquitectónicas y verbales de sus primeros tiempos. O que las supere de otra manera. No soy crítico literario, profesión que respeto. Soy un lector que comparte sus vivencias. La voluntad y la fortuna es una historia narrada con un lenguaje ágil y conocimiento de las técnicas narrativas, aunque un poquito enredoso a la mitad.
Vargas Llosa: "Estoy a favor de la ficción, pero no en la economía"
"Estoy a favor de la ficción, pero no en la economía", afirma en Londres el escritor Mario Vargas Llosa, quien advierte de las consecuencias de la actual crisis no sólo para los países desarrollados, sino también para el conjunto de Latinoamérica.
"Estamos viviendo un momento neurálgico. No sabemos qué viene, pero el mundo a partir de ahora será diferente del que hemos vivido. Se han esclarecido conceptos y sabemos qué es la globalización por sus desastrosas consecuencias", señala el autor de "Conversación en la Catedral".
"Esto debería ser una llamada de atención para una mayor responsabilidad y colaboración entre gobiernos y empresas, pues las consecuencias pueden ser catastróficas tanto para los países directamente implicados como para el resto del planeta", agrega el novelista peruano.
"En Londres parece que todo transcurre con tranquilidad. Es algo que me recuerda - dice el escritor- la obra 'Travesties', del dramaturgo Tom Stoppard, sobre el antiguo empleado de un consulado británico de Zúrich que recuerda de viejecito cómo Lenin, Tristan Tzara y James Joyce (tres personajes que revolucionaron la política, la literatura y el arte) vivieron en esa ciudad suiza sin que nadie se percatara entonces".
Según el escritor, "no se sabe cuántos son los responsables, ni dónde está la mayor responsabilidad", pero ésta "es enorme por parte de las empresas, de los bancos, de las agencias reguladoras y de los gobiernos".
Vargas Llosa recuerda a este respecto al gran filósofo Adam Smith, "que insistía en que el sistema de empresa privada funciona cuando hay leyes muy estrictas que se cumplen y existe una moral que preside las conductas", pero ha ocurrido todo lo contrario: "O no se cumplieron las leyes o brillaron por su ausencia".
"Lo que han hecho en muchos casos los banqueros ha sido inflar artificialmente los beneficios sobre el papel para cobrar mayores primas. Y el resultado es que esos supuestos beneficios de billones de dólares, que no tenían substancia real, se evaporaron en unas horas. Yo estoy a favor de la ficción, pero no en la economía", afirma.
"Todo eso ha afectado a los pequeños accionistas y ha habido cero de responsabilidad. Todo esto tiene que llevar a una reflexión muy crítica sobre el sistema", agrega Vargas Llosa, quien recuerda que "los directivos tenían bien aseguradas sus salidas en caso de quiebras de sus empresas".
"Lo más terrible es que los gobiernos están inyectando ahora dinero para salvar a los ahorradores pero están premiando de paso la irresponsabilidad y deshonestidad", critica el novelista.
Todo ello es además "gravísimo" para América Latina, para una parte del mundo "que estaba empezando a despegar" -agrega Vargas Llosa- porque "el crecimiento sostenido de países como Chile, Perú y Brasil, dependía de las inversiones y los países inversores están ahora en crisis".
Se van a cancelar o paralizar muchos créditos ya que los países desarrollados darán prioridad a los destinados a resolver sus propios problemas y los países en desarrollo o emergentes pasarán a segundo o tercer plano, predice Vargas Llosa, que augura "resultados catastróficos para el Tercer Mundo".
"En América Latina, todo ello va a alentar además -señala- todas las ideologías antisistema, que estaban volviendo a levantar cabeza. Todas esas ideologías van a resucitar y encontrar nuevos argumentos".
"A la gente, golpeada, aturdida por la desgracia, le van a caer encima esas ideologías extremistas, que pueden serles atractivas, lo que va a traer sin ninguna duda una reactivación del radicalismo", advierte el novelista.
Vargas Llosa teme al mismo tiempo los efectos de la crisis sobre la cultura porque -dice- "la gente no puede dejar de comer, pero sí de leer, ir al teatro y los conciertos. La vida cultural se va a resentir y no sólo en el Primer Mundo".
"Si se quiere ver algo positivo en todo ello es que va a obligar a una reforma radical del sistema desde el realismo y el pragmatismo porque, con todas sus deficiencias, se ha demostrado que es el único que funciona si se cumple lo propugnado por Adam Smith", concluye el escritor y ensayista peruano que se encuentra en Londres para pronunciar esta tarde una conferencia en el King's College, del que fue profesor en los años sesenta.
Una historia de aventuras le dio a Savater el premio Planeta
Entre líneas
“ Es una novela de aventuras con un poquito de aliño metafísico y ambientada en las carreras de caballos que a mí me fascinan. Me divertí mucho escribiéndola",", dijo Savater al recibir el premio.“Casi he ganado el planeta”, bromeó Angela Vallvey al recibir el galardón por el cual se llevó 150.250 euros. "Muerte entre poetas" recrea las aventuras de un poeta que es también detective aficionado.
En nombre del jurado Pombo señaló que las dos novelas ganadoras son "tan distintas como un huevo y una castaña: Por un lado, tenemos un elogio del caballo, y por otro una refutación de los poetas".Savater había sonado desde el principio como favorito para el galardón, al que este año se presentó un total de 528 novelas de todo el mundo, 57 provenientes de Latinoamérica, el mayor número de originales recibidos por los organizadores en los 57 años de historia del premio.
2008/10/04
¿Qué pasa con el color de mis ojos y qué tiene mi mirada?
Vargas Llosa considerado candidato a llevarse el Nobel de Literatura
El más prestigioso y codiciado premio literario del mundo está dotado con un millón de euros aproximadamente.
Entre los más citados como eventuales ganadores figuran Jean-Marie Le Clézio (Francia), Claudio Magris (Italia), Amos Oz (Israel) o Philip Roth y Thomas Pynchon (Estados Unidos). También aparecen los nombres del peruano Mario Vargas Llosa y del mexicano Carlos Fuentes como posibles galardonados.
Hace dieciocho años que los Nobel no premian las letras hispanas, de modo que Vargas Llosa o Fuentes podrían llevarse el galardón, especulan medios periodísticos o editoriales.
Los cuatro últimos galardonados de habla hispana fueron el español Vicente Aleixandre, en 1977, el colombiano Gabriel García Márquez, en 1982, el español Camilo José Cela, en 1989, y el mexicano Octavio Paz, en 1990.
El más prestigioso y codiciado premio literario del mundo está dotado con diez millones de coronas suecas (un millón de euros aproximadamente).
Como se recuerda, en la última edición fue concedido a la autora británica Doris Lessing, de 88 años de edad.
2008/10/02
Miserias del periodismo
En mis clases en San Marcos recuerdo a Manuel Jesús Orbegozo criticando que no se contrataran egresados de Periodismo en los medios. Lo curioso resultó que cuando vino su hijo Erick, de España, donde estudiaba Medicina, lo primero que hizo fue contratarlo en el suplemento «El Dominical», del diario El Comercio.
Es cierto que antes no había escuelas de Periodismo. César Lévano, otro de mis profesores, tampoco pasó por aulas universitarias. En consecuencia, pienso que no es necesario llevar esta carrera en un centro superior de estudios. Lo mismo pasa con ser escritor. Eso sí, es indispensable leer mucho (literatura, en especial) y escribir. Algunos empezaron como practicantes, fueron contratados y no volvieron a las aulas, no les interesó más el título.
Llama gratamente la atención la reciente aparición de cronistas de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) con libros de reportaje, como Pedro Favarón (Caminando sobre el abismo. Vida y poesía en César Moro, 2003), Sergio Vilela (El cadete Vargas Llosa, 2003), Daniel Titinger (Dios es peruano, 2006), María Luz Díaz (Las mujeres de Haya, 2007), Juan Manuel Robles (Lima freak, 2007), Rafael Romero Tassara (La armonía de H.: Vida y obra de Luis Hernández Camarero, 2008).
Todos ellos son producto del taller de Julio Villanueva Chang, autor de Mariposas y murciélagos: crónicas y perfiles (1999), ex periodista de El Comercio y ex director de la revista Etiqueta Negra, ahora en manos de Marco Avilés, quien editó Día de visita (2007). Hay que tener en cuenta que Toño Angulo Daneri, quien fue uno de los editores de esta publicación, publicó teñido de polémica Llámalo amor, si quieres (2004). Siempre les digo a mis amigos de Literatura que hoy los mejores escritores del país se encuentran en el periodismo. Se enfadan y no lo toman seriamente.
Los primeros pasos en este oficio siempre son duros. A veces no cobras un centavo. Hay que pagar derecho de piso. Hay que recordar que el autodidacta José Carlos Mariátegui empezó en el diario La Prensa como «alcanzarrejones», luego pasó a ser ayudante del linotipista y corrector de pruebas. Años después dirigió la importante revista Amauta. Si te pica ese bichito de querer seguir en esta profesión, no piensas dejarlo por más tentaciones que tengas de irte a otro empleo mejor.
Muchos diarios están hechos con una gran cantidad de practicantes. Estos muchachos prefieren aprender algo en las salas de redacción, soportar en ciertas ocasiones el malhumor de los jefes, que estar en sus casas sin hacer nada, recibiendo reproches de sus padres por no tener empleo. Pero hay un exceso, sin duda, de estudiantes de Periodismo y eso es alarmante. ¿Adónde se irá esa multitud? ¿No es risible que tengamos como futuras bachilleres de Periodismo a las vedettes Mónica Cabrejos, Karen Dejo y Maribel Velarde? ¿Qué calidad de redacción puede ofrecer una revista que dirige Daisy Ontaneda: D’Farándula? Otro detalle: por más bueno que seas en prensa, si no sales en la tele eres un absoluto desconocido.
Volvamos a La Prensa, hoy desaparecido. Hasta hace algunos años los ex trabajadores de ese diario reclamaban en el jirón de la Unión que les paguen sus beneficios sociales. En ese sentido hay bastante maltrato a los colegas. Algunos llegan al colmo de pagar con canjes. En ciertas ocasiones he cobrado con camisas, perfumes o vales en restaurantes, cuando lo que más quería era dinero contante y sonante para cancelar mis deudas. «Que pague», señalaba un titular del diario La Primera hace unos días refiriéndose al empresario televisivo Genaro Delgado Parker. Con qué cara. Los dueños de ese periódico les deben quincenas a sus redactores y se jactan de ser defensores de los derechos sociales.
En «El intelectual barato», capítulo de El pez en el agua (1993), las memorias de Mario Vargas Llosa, se muestra cómo varios novelistas, periodistas y académicos se rinden a las dictaduras por una mejor posición económica, política o social. En el régimen de Alberto Fujimori encontramos muchos con un pasado progresista (incluso participaron en la expropiación de medios en el gobierno del general Juan Velasco en 1974) que terminaron en defensa del liberalismo más feroz.
En los diarios limeños es común leer a colegas que hace poco aplaudían las gestiones de la dictadura, lanzar ahora puyas a los fujimoristas. Estos periodistas defienden o atacan según las órdenes de los dueños de los medios de comunicación donde trabajan, quienes se acomodan a las circunstancias.
«No tengo independencia por falta de dinero. No soy Vargas Llosa», me confesó un reportero, quien se excusó así de defender a un régimen pestilente por tener hijos a quienes mantener. «No vivo en Londres», agregó, resignado, mi condiscípulo sanmarquino.
¿Y la seguridad social? Varios colegas mayores, al caer enfermos, organizan almuerzos para solventar sus gastos en clínicas. ¿Y el Colegio de Periodistas? Sigue dividido, incapaz, sin importancia. Un recibo por honorarios no dice nada. Esto es tan absurdo como tener profesores de Periodismo que jamás escriben artículos.
2008/09/29
Vargas Llosa: "La literatura permite alcanzar una suerte de inmortalidad"
Vargas Llosa: "La literatura permite alcanzar una suerte de inmortalidad"
2008/09/26
El escritor "no es una isla" por el "intercambio" con su contexto y con otros escritores
Con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante, Mario Vargas Llosa pronunció una lección magistral, en la que se centró en las influencias de Shakespeare en William Faulkner, de éste en Jorge Luis Borges y de éste a su vez en Juan Carlos Onetti, pese al desencuentro personal de estos dos últimos al conocerse en una cervecería porteña, según relató Vargas Llosa.
El escritor inició su lección argumentando el tema central de estas influencias en que "ningún escritor es una isla" y quiso destacarlo por la "falacia" que, en su opinión, está extendida de considerar negativa la influencia de escritores en la obra literaria de alguien.
Según Vargas Llosa, "todas las obras literarias, incluso las más ambiciosas e innovadoras" están "influidas por su contexto", aunque sean una reacción "contra él". Además, según añadió, hay "un intercambio constante, y no siempre consciente", de otros escritores y de sus obras en las propias.
Las obras de otros escritores "estimulan y enriquecen" a otros, aunque a veces puedan "ahogarlos", según el escritor peruano, quien opinó que la excelencia en la escritura vendría, de este modo, en la capacidad de "metabolizar las influencias de una forma creativa".
El rector de la Universidad de Alicante, Ignacio Jiménez Raneda, propuso al Consejo de Gobierno de la institución su nombramiento por "la trayectoria literaria y periodística del escritor, universalmente conocida, y en consideración a la importante labor que desarrolla como presidente del Consejo Científico de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes", una iniciativa de la universidad alicantina y de la Fundación Marcelino Botín.
Nacionalizado español en 1993, Mario Vargas Llosa ha conseguido los principales galardones literarios en lengua española, entre ellos el Cervantes, el Rómulo Gallegos, el Príncipe de Asturias, compartido con Rafael Lapesa y el Planeta.
En enero de 1996, Vargas Llosa fue elegido académico de la lengua, institución en la que ingresó con un discurso sobre Azorín. Mario Vargas Llosa ha sido traducido a gran número de lenguas y está considerado como una de las principales figuras literarias del momento, con 18 novelas publicadas, numerosos ensayos y artículos periodísticos.
En su discurso de investidura, el novelista peruano señaló que los escritores "no son una isla" porque "todas las obras literarias nacen en un contexto" al que no pueden permanecer ajenos.
"Todos los escritores, sin excepción, encuentran su personalidad literaria gracias a un intercambio constante, y todos, sin excepción, reciben influencias que los estimulan y los enriquecen", indicó.
El novelista, distinguido con el doctorado en reconocimiento a su trayectoria literaria y periodística, citó como ejemplo la influencia que sobre el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti tuvieron William Faulkner y Jorge Luis Borges, uno de forma consciente y otro inconsciente.
Faulkner -dijo- ha sido el "escritor con mayor influencia entre los cuentistas de su generación" y, sin él, "no habría habido novela moderna en América Latina".
Mientras tanto, Onetti "siempre tuvo presente la influencia de Faulkner en su obra", especialmente en cuanto a "estrategia narrativa", ya que le gustaba "usar el tiempo como un espacio", afirmó.
Sin embargo, a pesar de tener un "estilo muy faulkneriano", Onetti nunca desarrolló una "tendencia imitativa", creando su propia personalidad literaria, apuntó Vargas Llosa.
Pero el estilo de Onetti también se vio influenciado por la obra de Borges, un autor por el que el uruguayo sentía una "antipatía personal que era mutua" y no admiraba sus creaciones literarias, según Vargas Llosa.
A pesar de la "distancia que existe entre ambos escritores", tanto en temática como en estilos, Onetti, de forma inconsciente, tomó de Borges "la ficción incorporada a la vida de una forma mágica", permitiendo que los personajes viajaran "de un mundo real a uno imaginario".
En su investidura como doctor Honoris Causa, que ha estado apadrinada por el catedrático Enrique Rubio, el escritor peruano y español se mostró "profundamente conmovido".
"Recibo este reconocimiento -dijo- con emoción, gratitud y modestia, y haré cuanto esté en mi mano para no defraudarles".
Vargas Llosa ya estaba vinculado a la Universidad de Alicante desde 2002, cuando fue nombrado presidente del Consejo Científico de la Fundación Biblioteca Miguel de Cervantes (BVMC).
Esta Biblioteca, con sede en el campus de San Vicente del Raspeig (Alicante) e inaugurada en julio de 1999, es un amplio proyecto de edición digital del patrimonio bibliográfico, documental y crítico español e iberoamericano que pretende potenciar la expansión universal de las culturas hispánicas a través de la utilización y aplicación de los medios tecnológicos más avanzados.
Una autoentrevista
Vargas Llosa, curtido en mil conferencias, ponencias y debates, lo consiguió una vez más. Esta vez por la vía de la autoentrevista. No esperó a las preguntas tópicas. Se las hizo él mismo (son las que figuran a continuación). Pero las respuestas fueron igual de atractivas que siempre.
-¿Por qué es escritor?
-Fui escritor desde niño, desde el mismo momento en que fui lector. Era algo natural. Según mi madre, las primeras cosas que escribí tenían que ver con mis lecturas. Era la forma de continuar una historia que me había gustado y que quería que continuara. O era la manera de cambiar un final que no me había gustado o con el que no estaba de acuerdo.
-¿Cuáles fueron sus influencias?
-Como el niño de Cochabamba que fui, acostumbrado a un lugar donde no pasaba nada fuera de lo común, tenía un gran apetito por las vidas extraordinarias. Pero al primer escritor que leí sistemáticamente, buscando todos sus libros, fue a Alejandro Dumas. Me impresionó mucho una frase de Oscar Wilde cuando dijo «La muerte de Lucien de Rubempré fue una desgracia personal», refiriéndose al personaje de Balzac. De la misma manera yo leí la muerte de D'Artagnan en estado de trance. Creo que por primera vez fui consciente de que detrás de ese mosaico de historias había un autor, una voluntad de estilo, un ejercicio de imaginación.
-¿Cuál es el libro que más le marcó?
-Sin duda fue 'Los miserables', de Víctor Hugo. Al menos en una primera época. Después ha habido otras muchas influencias. Por ejemplo Sartre, sobre todo en sus ensayos sobre literatura, quizá menos en sus novelas y cuentos que envejecieron mal. De él me viene la idea de la literatura como forma de acción. De los libros como actos que podían cambiar la realidad. Quizá la idea se vea ahora como ingenua pero siempre he pensado que la literatura no puede ser una actividad frívola porque tiene un efecto en la vida de la gente. Sigue en mí la idea de que la literatura no es gratuita. Y otra gran influencia en mi vida fue Faulkner. Con él aprendí que la técnica es fundamental para que una novela sea persuasiva. Fue el primer autor que leí con papel y lápiz en la mano, intentando descifrar su estructura, siendo consciente de que en la novela el tiempo es una creación y los puntos de vista algo fundamental.
-¿Cómo llegó a ser escritor?
-Yo estudié Letras y Derecho. Lo primero por vocación y lo segundo por llegar a tener una profesión alimenticia. Desde siempre había escrito cuentos y pequeñas historias. Pero recuerdo el preciso momento en que decidí ser escritor. Fue en 1958. Estaba en Madrid porque había conseguido una beca para hacer un doctorado en la Complutense. Me veo en el piso de la calle Doctor Castelo tomando una decisión definitiva: 'No voy a ser abogado ni periodista, sino escritor y el periodismo o la abogacía o cualquier otra actividad alimenticia que tenga en el futuro estará para siempre acomodada a mi vida de escritor'. Luego la realidad vino a distorsionar un tanto esa decisión y no siempre pude organizar mi vida en torno a mi actividad como escritor. Pero lo cierto es que esa disposición tan segura moralmente me dio la convicción de que realmente iba a ser escritor.
-¿Le importa lo que dicen los críticos?
-A los escritores les gusta que les halaguen y les disgusta que los critiquen.
En la sala nadie se mueve, espera la siguiente pregunta que él se hace con el mismo énfasis que si la dijera su interlocutor. Eso provoca risas en el auditorio.