2008/06/30

En España: Catalán y Castellano

Contra el monolingüismo

Es conveniente que los intelectuales no se inhiban ante los problemas de la sociedad. Ahora bien, desanima y desconcierta que personas brillantes como Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Luis Alberto de Cuenca o José Antonio Marina apoyen el reciente manifiesto en defensa del castellano como lengua común en España. ¿Son conscientes de la distancia enorme que separa el país que describen del real en el que vivimos unos cuantos millones de personas? ¿No conocen los datos rigurosos sobre conocimiento y uso del español y del catalán por ámbitos que el jueves difundió el barómetro de la comunicación y la cultura?El castellano no corre peligro de desaparición en las autonomías con doble oficialidad lingüística, porque la escuela garantiza el conocimiento y porque cualquier ciudadano que viva en estos territorios encuentra el castellano en una posición predominante cuando lee las publicaciones que puede adquirir en un quiosco o en una librería, cuando ve la televisión, cuando mira las carteleras de cine... Es lamentable, además, que la UPD de Rosa Díez y el PP compitan por conseguir adhesiones a un texto tan poco fundado. Pueden estar tranquilos: sus temores no están justificados en absoluto, porque el español es una de las lenguas más difundidas en todo el mundo, sino porque ni las instituciones ni la gente pretenden, al impulsar el aprendizaje y el uso del catalán, que el castellano desaparezca.
La presentación del documento sirvió también para que Savater reiterara que los ciudadanos tienen derechos lingüísticos, pero los territorios, no. ¿Por qué, entonces, habla de España el manifiesto? ¿O es que quizá hay algún catalanohablante que reclame trabajar en catalán en Madrid o en Rusia? ¿O no es territorial el vínculo que establece la oficialidad del holandés en Holanda, con independencia de que los holandeses de nacimiento hablen también otras lenguas o de que vivan en Holanda personas con otras lenguas maternas? Pero vamos al meollo de la polémica que cíclicamente reaparece. Aprender una nueva lengua nos enriquece cultural y comunicativamente, y no comporta renunciar a las lenguas que ya se conocen. Defender el catalán no significa destruir el castellano. Tras este manifiesto hay una dificultad para entender que cada vez serán menos las sociedades monolingües y que Catalunya no aspira a la opción reduccionista del monolingüismo, sino a lograr que el catalán, que se habla en este país hace ya 1.200 años, tenga un uso institucional y público destacado, que no debe impedir el conocimiento y el uso normal del castellano, que es también oficial en Catalunya, y la adquisición por parte de la población catalana de conocimientos crecientes de otras lenguas.
A PROPÓSITO
Rosa Díez recoge firmas en Bilbao para el manifiesto en defensa del castellano
La diputada y líder de UPyD, Rosa Díez, defendió ayer en Bilbao la necesidad de una ley contra la discriminación por razones lingüísticas y por la libertad de elección de los ciudadanos de la lengua oficial en que quieren relacionarse con la Administración o educar a sus hijos. Junto a otros representantes de su formación, Díez recogió firmas en el centro de la capital vizcaína en apoyo del Manifiesto por la lengua común promovido por una veintena de intelectuales, entre ellos Mario Vargas Llosa, Fernando Savater o José Antonio Marina.
La diputada reclamó que "no se produzca discriminación a aquellos ciudadanos que quieren educar a sus hijos en la lengua castellana", informa Efe. Díez, quien registró el pasado viernes en el Congreso una proposición de ley orgánica contra la discriminación en este ámbito, consideró que establecer en el currículo vasco el euskera como lengua principal del sistema educativo supone "una decisión en contra de la libertad de elección".

En su opinión, hay que garantizar que se pueda educar a un niño en cualquiera de las dos lenguas oficiales del País Vasco y también que un ciudadano español que recorra la península pueda ver "los carteles en cualquiera de las dos lenguas oficiales, pero siempre y en toda España, en la lengua común". Agregó que "son principios tan obvios" y "de sentido democrático que es un pena tener que regularlo por ley, pero hemos llegado a una situación en que no es el castellano el que está perseguido", sino que "están discriminadas las personas que quieren utilizarlo". Los más afectados por esa discriminación que aprecia son los ciudadanos con menor renta, incidió.
Nada amenaza al castellano
El Manifiesto por la lengua común, promovido por Fernando Savater y al que se han adherido intelectuales de expresión castellana cuya obra respetamos, ha abierto una caja de Pandora sin nada dentro más que los tópicos y lugares comunes de un conflicto político-lingüístico poco menos que inexistente, al menos en Catalunya. La sensación de que, animados por las mejores intenciones, los firmantes del manifiesto se han prestado a la manipulación política de la derecha intransigente se impone a cualquier otra consideración: ni el castellano está por fortuna en retroceso ni las otras lenguas españolas son una amenaza para nadie. Antes al contrario, la cohesión social prevalece allí donde el castellano comparte el espacio lingüístico con otra lengua, tanto en Euskadi como en Galicia, Baleares, Valencia y Catalunya.La inmersión lingüística ha cosechado un éxito académico indiscutible y no es un "atropello", como dice el manifiesto. Bien al contrario, ha permitido que los estudiantes terminen el ciclo obligatorio con un conocimiento similar de castellano y catalán, y si se llega a la conclusión de que nuestros jóvenes tienen un dominio deficiente de ambos idiomas, debe achacarse a la debilidad general de nuestro sistema educativo y no a la inmersión. Es más, las pruebas de acceso a la universidad celebradas este mes han arrojado una nota media en el castellano (6,25) superior a la del catalán (5,52).
De acuerdo con la ley El Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya han confirmado que el sistema se atiene a la ley, con independencia de que la Administración debe cumplir determinadas condiciones para garantizar la educación en castellano de los niños cuyos padres así lo desean. Y, desde luego, si este requisito no se cumple, debe ponerse remedio a esta situación que, en cualquier caso, afecta a un número francamente pequeño de familias. Puesto que el bilingüismo es la norma y, nada justifica que se enquisten en el engranaje educativo aquellos casos concretos que pueden enturbiar la realidad.La enseñanza y, por extensión, la vida cotidiana en todas partes, no puede regularse desde enfoques politizados tan respetables como reduccionistas.
El régimen lingüístico que rige en nuestras aulas debe quedar a criterio de los especialistas en la materia y no de los políticos, porque, en este caso, se da pie a situaciones tan poco ejemplares como el tira y afloja para la implantación de la tercera hora de castellano, pospuesta un año para remansar las aguas de ERC. Pero deducir de lo antedicho que nos hallamos ante "imposiciones abusivas", como dice el manifiesto, es una exageración.También se antoja exagerado presentar la situación en las comunidades bilingües como la propia de un régimen permanente de imposiciones y sanciones. Seguramente no siempre han tenido los gobernantes catalanes el punto de prudencia y contención deseables, pero de ahí a colegir que se coarta la libertad de los ciudadanos media un abismo que parece que los afectos al manifiesto se han atrevido a cruzar de una sola zancada.Cambios innecesariosEs igualmente exagerado reclamar del Parlamento "una normativa legal de rango adecuado" --sin descartar la reforma de la Constitución-- para salvar al castellano de las presuntas amenazas que se ciernen sobre él, como se recoge en el manifiesto.
Basta con navegar por el dial radiofónico o dar un repaso a los canales de televisión, basta con entrar en una librería o acercarse a un quiosco de prensa, para darse cuenta de que la conflictividad lingüística es inexistente y la debilidad del castellano, un espantajo para alarmar a personas poco informadas o agitar la política.En suma, los firmantes del manifiesto transmiten a la sociedad catalana --también a las de las demás comunidades con lengua propia-- que, una vez más, los intelectuales de expresión castellana se desentienden de la suerte del catalán y solo se movilizan para consagrar una situación objetiva de privilegio. Un esfuerzo del todo innecesario porque también en Catalunya se entiende que la cultura castellana --escritores, editoriales, tradiciones, la inmigración de la posguerra-- forma parte de su propia cultura, y rara vez se ha puesto en duda este dato esencial para comprender la urdimbre de la identidad catalana.

2008/06/29

La dama de las camelias -l Lteratura romántica





La Dama de las Camelias por su autor Alejandro Dumas se inspiró para crear esta inmortal y romántica heroína (que Verdi a su vez recreó cambiando el nombre de Margarita Gautier por el de Violeta Valery en su famosísima ópera La Traviata) en una figura real: Marie Duplessis, cortesana de raro y exquisito refinamiento, que fue su amante, y que murió, como la heroína de ficción, muy joven, y asimismo de tuberculosis.“La persona que me sirvió de modelo para la heroína de La Dama de las Camelias se llamaba Alphonsine Plessis, quien se había compuesto el nombre más eufórico y destacado de Marie Duplessis”, reveló Dumas hijo en 1867, 19 años después de la primera edición de la pieza.Según su autor, el personaje original era grande, bien formada, de pelo negro y rostro “rosa y blanco. Tenía la cabeza pequeña, de largos ojos como una japonesa, pero vivos y finos, los labios rojos de cerezas y los más bellos dientes del mundo...”.Sin embargo el autor la conoció en 1844 cuando la opulencia de su belleza comenzaba a apagarse a causa “de un mal del pecho”, elípsis para evitar nombrar a la temible tuberculosis que en aquella época era incurable.La joven Duplessis murió en 1847 a la edad de sólo 23 años, narraba Dumas hijo.

“Fue una de las últimas y únicas cortesanas que tenían corazón” explicó el autor sin ocultar su simpatía por aquella mujer que él ayudó a inmortalizar.La novela apareció un año después de su muerte. Para quienes se pasean por París, Dumas hijo tiene una propuesta: si en el cementerio de Montmartre, ustedes piden ver la tumba de La Dama de las Camelias, el guardián los conducirá a un pequeño monumento cuadrado que lleva escrito sólo éstas palabras: “Alphonsine Plessis, una corona de camelias blancas artificiales, selladas en el mármol blanco. Esta tumba tiene hoy su leyenda. El arte es divino, crea o resucita...”
Argumento
Alejandro Dumas (hijo) narra en su novela La Dama de las Camelias (1848) la historia de Margarita Gautier -cortesana en el París del siglo diecinueve- quien sintiéndose redimida de su pasado por el auténtico amor que por ella profesa Armando Duval -joven perteneciente a la alta burguesía provinciana- decide recluirse con este último en el campo.

Gautier/Duplessis guarda la esperanza de disfrutar del amor verdadero durante los últimos días de su vida, ya que no considera la posibilidad de poder sobreponerse a la terrible tuberculosis que la afecta.
Jorge Duval -padre de Armando-, se presenta de improviso, y en un encuentro a solas con Margarita, le ruega que abandone a su hijo, aduciendo que la familia del prometido de su otra hija, rehusa realizar el matrimonio por el escándalo que supone que Armando conviva con una conocida cortesana.
Margarita resuelve sacrificarse en aras de la felicidad de la pura e inocente joven, fingiendo abandonar a Armando por un nuevo, aristocrático y adinerado amante, y volver a su antigua vida licenciosa.
Armando, enloquecido de furia y celos, la humilla en público cruelmente durante una fiesta, arrojándole un fajo de billetes “en pago de sus favores”.

A través de la lectura del diario íntimo de Margarita, Armando se entera de su abnegación y sacrificio, aunque ya es demasiado tarde. Margarita, abandonada por todos salvo por la fiel ama de llaves y su mucama, muere clamando por Armando, único y verdadero amor de su infortunada vida.Armando, con la excusa de cambiar de sitio la tumba de Margarita, contempla desolado el cadáver de ésta, por última vez, en la escena que abre la narración de Alejandro Dumas.

2008/06/28

Mario Bunge es un genio de antaño...Todo un positivista


"La razón no existe separada de la emoción"

El físico y filósofo argentino evoca su infancia, habla de sus preferencias literarias y reflexiona sobre los riesgos que entrañan las religiones. También señala la importancia de que los ciudadanos se involucren en la vida política del país y de que el Estado invierta recursos en investigación científica y tecnológica.
Buenos Aires es un caos de tránsito incluso en la coqueta zona de Plaza San Martín, donde Mario Bunge se hospeda con su esposa durante su estadía otoñal en la Argentina. Llegamos apurados a conversar con él, pero la impuntualidad no parece molestarle a este señor atildado, sin exageraciones ni poses de celebridad. Hace siete años que no viene a la Argentina, pero Bunge no encuentra mayores diferencias: las veredas destrozadas, la misma basura en las calles. "Eso sí, la gente parece estar mejor, mucho más amable", dice el filósofo, epistemólogo y físico que ha pasado sus últimas cuatro décadas en Canadá. Desde su cátedra de Lógica y Metafísica en la Universidad McGill, en Montreal, Bunge se ha dedicado a enseñar y a escribir incansablemente. De esa labor resultaron tratados de erudición inmensa, como los ocho tomos sobre filosofía que están empezando a traducirse al español; además de artículos especializados y libros sobre su gran pasión: la filosofía y la metodología de la ciencia. Pero es posible que su fama se la haya ganado, para bien o para mal, gracias a sus posiciones recalcitrantes respecto del "psicoanálisis, la homeopatía, el existencialismo y otras pseudociencias", tal como se encarga de subrayar.

A esta altura, a Mario Bunge se le puede perdonar todo: su lucidez, su escepticismo, su mordacidad, su estilo de predicador del progreso y sus críticas despiadadas a los que no son de su gusto. Y eso que la lista de los que caben en su categoría de "charlatanes" es larga: empieza con los filósofos Husserl, Kant, Heidegger y Sartre, sigue con los pensadores y científicos neodarwinianos Daniel Dennett, Steven Pinker y Richard Dawkins, y termina, siempre, con Freud, "el rey de los macaneadores", como le gusta decir a Bunge en uno de los tantos giros porteños que se le agradecen. En 1995, una revista de actualidad lo puso en tapa con el título "Bunge: El hombre más inteligente de la Argentina". ¿No será mucho?, se preguntaron algunos entonces. No obstante, hay que reconocerle a Bunge el haber sido fiel no a su inteligencia sino a sus pensamientos. Este hombre tiene la cualidad de la honestidad intelectual, esa virtud que precisamente falta en muchos de quienes lo acusan de "dinosaurio".

Como dice, "se puede ser arrogante cuando se es muy ignorante". Bunge quiere ser exacto en todo, hasta en la filosofía, la psicología, la sociología y la moral. Pero es capaz de pasar del análisis lógico y distante de una cuestión metafísica a confesar su adoración por los niños con una sonrisa encantadora. Con unos ojos azules que se adivinan tras los lentes, y con un visible esfuerzo para superar la sordera de un oído, Bunge se abre a la entrevista con la paciencia de quien ha escuchado a decenas de periodistas "que no tienen idea de nada", como se encarga de advertir desde el principio. -Usted ha investigado en filosofía política, en economía y le apasiona la política. Además, una parte de su familia (la vinculada a Bunge & Born) tiene profundas vinculaciones con el campo.

¿Qué piensa del conflicto por las retenciones al agro? -No me interesa contestar sobre eso, no estoy al tanto. Hay dos bandos ideológicos claros, pero no quiero meterme en esto. -Pero usted siempre se declaró socialista. -Sí, pero del socialismo auténtico, el que nace de abajo para arriba, el que propugnó en el siglo XIX Louis Blanc. Si uno predica el socialismo desde arriba, estatizando, está buscando la dictadura política. Y socialismo sin democracia no es socialismo. -Evo Morales, el presidente de Bolivia, estatizó las petroleras y las comunicaciones.


¿Cuál es su opinión al respecto? -Asocio la nacionalización con una medida de emergencia. Cuando una compañía extranjera estorba al país, puede ser conveniente, pero no creo que el Estado deba convertirse en industrial. La única función del Estado es administrar el bien común, facilitar el progreso y la iniciativa privada sin apoyar el privilegio.

-¿Usted se siente privilegiado en algún sentido? -Sí, por supuesto. No he pasado mayores apuros económicos, salvo durante el peronismo. He tenido el privilegio de ser el hijo de mis padres [el médico y diputado socialista Augusto Bunge y la enfermera alemana María Schreiber]. He ido a las mejores escuelas que había en ese momento y he enseñado en las mejores escuelas, tanto aquí como en Canadá y en Europa. He tenido la gran suerte de que me dejaran seguir estudiando a pesar de que en la secundaria era un alumno mediocre. De mediocre para abajo.

-¿Cómo es eso? ¿No fue al Colegio Nacional de Buenos Aires y dio las últimas materias libres? -Sí, al final me fui, y me puse a estudiar en serio. Porque entonces ya no era la responsabilidad del profesor sino de mí mismo. Y me encantaron materias como Matemática, Física, Química, Biología.

-¿Por qué era un alumno mediocre? ¿No le interesaba estudiar en esa época? -Me interesaba mucho más estudiar la naturaleza, jugar al fútbol, andar en bicicleta, explorar los alrededores de la ciudad, conversar y leer sobre política, que siempre me apasionó, y leer novelas que estudiar para el colegio. No es que fuera vago, es que no me interesaba la enseñanza autoritaria. Una vez me llamó el rector del colegio, un noruego altísimo y muy seco, para preguntarme por qué no me interesaba el colegio. Y yo le dije que ahí regía una disciplina medieval [se ríe]. No se podía silbar, no se podía caminar si no era a una cierta velocidad, no se podía hablar, parecía un monasterio. Le causó gracia lo que le dije pero es que había que memorizar unas poesías de poetas españoles que a mí me parecían mediocres, prefería leer poesía en otras lenguas, prefería a Heine en alemán que a Gustavo Adolfo Bécquer, que me resultaba muy cursi.

-¿Cómo aprendió a leer alemán? -Recibí clases particulares. Mi padre apreciaba mucho la cultura alemana y hablaba alemán perfectamente. A mí me encantaba leer en francés. De hecho, al único profesor que estimaba era al de francés: Osmar Moyano. Era el único que comprendía a los chicos, los trataba individualmente, incluso les regalaba y les recomendaba libros que podían interesarles. Era muy buena persona y muy buen profesor. Desgraciadamente, mis compañeros se burlaban de él, pero yo siempre lo traté con respeto.

-¿Cuáles son los autores que aún le calientan el corazón o los nuevos que le gustan? -Los más grandes novelistas son Cervantes y Tolstoi. El Quijote y La guerra y la paz para mí son libros insuperables, los sigo leyendo y los leía de a poquito, de a cuatro o cinco páginas, para que no se terminaran y poder disfrutarlos. Pero yo leo omnívoramente, hay muchos autores de distintos países que me gustan. La última novela que me causó impresión fue la del afgano Khaled Hosseini, Cometas en el cielo . Leo a franceses, indios, albaneses, canadienses. Mi favorita entre los últimos es Margaret Atwood. Es una gran estilista, ha escrito poesía, novela, teatro, y también es una gran activista social.

-¿Un escritor tiene que tener siempre un compromiso social? ¿O la literatura se sostiene sola? -No necesariamente tiene que tener un compromiso social. En el caso de la poesía lírica, no. Pero en la novela sí, porque se trata de gente de carne y hueso. Por eso me gustan tanto los escritores indios, que generalmente viven en Inglaterra, en Estados Unidos o en Canadá.

-¿Qué tiene Canadá que atrae a gente de tantas partes del mundo? -Canadá es una sociedad muy poco conflictiva, la tasa de crimen es muy baja, es muy raro que alguien se muera de hambre. Es una sociedad pacífica y bastante igualitaria, aunque últimamente ha aumentado la desigualdad de ingresos. No hay conflictos de razas, de creencias. Ninguna de las iglesias es agresiva, a diferencia de las de los protestantes estadounidenses, que son de una mentalidad medieval. Y no tienen influencia sobre la educación, por ejemplo. No ponen trabas a la biología evolutiva o a ciertas investigaciones científicas. No tienen influencia sobre el gobierno. A ningún primer ministro canadiense se le ocurriría decir que su gobierno está basado en la fe, la gente se reiría. Hay separación completa entre Iglesia y Estado.

-¿Qué piensa de la religión? -Pienso que las religiones son creencias primitivas, que las religiones casi siempre han apoyado el statu quo . Cristo, como sabemos, no fue un revolucionario social sino un reformista religioso. Nunca se pronunció contra los peores males de su época: la esclavitud y la guerra; no combatió el imperialismo romano. Las religiones, todas, han sido usadas como instrumento de control social. La única que no ha sido usada así en el comienzo fue el budismo, pero como sabemos, el budismo no es una religión, porque Buda era ateo.

-Usted mismo es un ateo [Interrumpe] -Ah, sí, sí, sí. Pero no soy un ateo militante. Creo que hay problemas mucho más importantes que las religiones. Tengo mucho cariño por parientes y amigos que son católicos fervientes, y los aprecio mucho más que a algunos compañeros ateos. Tienen buenos sentimientos y buenas ideas acerca de la sociedad. Stalin era ateo y no tenía precisamente buenos sentimientos.

-¿De dónde surge esta necesidad de creer? -Durante 5000 años China ha sido un país ateo. Y Japón, uno de los países más avanzados del mundo, es un país de ateos. No es una necesidad la religión, es algo impuesto desde arriba. -¿No hay alguna creencia que suplante la necesidad de la religión para usted? -Sí, la necesidad de vivir lo mejor que se pueda la única vida que tenemos y ayudar a los demás. -La base de su filosofía ética es: "Disfruta de la vida y deja a los demás disfrutar de la suya". -Sí, exacto. Creo que es la máxima máxima moral. Todo lo demás sale de ahí.

-¿Qué es para usted disfrutar la vida? Porque para cada uno puede ser algo diferente. -Claro, creo que ninguna Iglesia ni ningún Estado debería decirle a uno cómo disfrutar la vida, pero sí debería ayudarlo a uno a disfrutarla como mejor le parezca. Y ayudarlo en todo caso a no dañarse a sí mismo. A comprender que el alcohol es malo y el tabaco, si se puede decir, es peor; que la cocaína es mala, que matar es malo, que el egoísmo es malo, etcétera. -Las sociedades consideran un crimen quitarse la vida. -Eso es otra cosa. Creo que el suicidio es criminal si perjudica a otras personas, por ejemplo, si alguien al suicidarse deja a una familia desamparada. Pero una persona que no puede seguir gozando de la vida ni puede ayudar a nadie, que sufre de una enfermedad horrorosa o que se siente ya inútil, triste y deprimida, tiene el derecho de matarse. Hay derechos y obligaciones en la vida. Eso es lo malo de la Declaración de los Derechos del Hombre. Tendría que ser Derechos y Obligaciones del Hombre. Hace muy poco me enteré de que la máxima que yo creí haber inventado ("No hay derechos sin obligaciones y no hay obligaciones sin derechos") era un lema de la primera Asociación Internacional de Trabajadores.
-¿Cuáles son las obligaciones humanas? -Pagar los impuestos, no jorobar al prójimo, tratar de ayudar cuando lo necesite, hacer contribuciones a organizaciones no gubernamentales, participar en política. Para mí, participar en política es un derecho y una obligación. Usted tiene el derecho de votar y la obligación de informarse para hacerlo. No tiene por qué afiliarse a un partido, aunque es aconsejable, pero el ciudadano tiene que participar de alguna manera en la vida política. Precisamente lo malo de nuestras democracias es que son muy restrictivas en cuanto a la participación.

-Hay un movimiento de intelectuales que reclama que sólo voten los que quieren. Que haya libertad de no votar, como en Estados Unidos. -Ah, no, no. Todos tenemos la libertad de votar en blanco, pero todos tenemos la obligación de considerar, de estudiar la situación y tomar alguna decisión. Aunque sea la decisión de decirles a todos los partidos: "Ninguno de ustedes me gusta", que es votar en blanco. Si el voto no es obligatorio, el resultado es que los más emprendedores, los más pillos toman la delantera y ocupan el espacio político. Como usted sabe, en los países europeos, como aquí, la votación es obligatoria. En Estados Unidos, el presidente es elegido por una cuarta parte del electorado. Sólo vota la mitad, y la mitad de ellos elige al presidente. Bush representa, en el mejor de los casos, el 25% del electorado. Eso no es democracia.


-Usted ha sido a lo largo de su vida un adalid del progreso, un abanderado de las ciencias. ¿Se sostiene todavía eso en un mundo donde la ciencia está imbricada con la tecnología y puede resultar negativa para la sociedad? -Por supuesto que sigo siendo un abanderado de las ciencias. Pero el progreso tiene que ser en todos los órdenes: hace falta no sólo progreso cultural y técnico sino también social, político, económico.


-¿Pero la ciencia y la técnica van, per se, hacia un progreso benefactor? ¿Habría que ponerles algún límite? -A la técnica, sí, porque hay técnicas benignas y malignas, como la del asesinato en masa, la tortura. Pero el conocimiento no hace bien ni daño por sí mismo. Algunos pocos conocimientos pueden utilizarse para el mal, pero la mayoría no. Por ejemplo, la matemática pura, la astrofísica, la historia no sirven para dañar a nadie.

-Para usted, se sigue sosteniendo la diferencia tajante entre ciencia y técnica. Le pregunto, entonces: ¿la política y los intereses económicos influyen en la ciencia o ella es neutra completamente? -Seguro que influyen, pero la política puede favorecer la investigación o coartarla. Por ejemplo, en la Argentina jamás gobierno alguno ha favorecido el desarrollo científico en la medida en que ha debido hacerlo. Los argentinos son tacaños con la ciencia, invierten solamente el 0,3% del producto bruto interno. Brasil invierte el 1%, por eso nos ha ganado la carrera y produce mucho más ciencia que la Argentina. Ni hablemos de países como Corea del Sur, la China, Inglaterra.

-Tal vez algo pueda cambiar ahora que se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en la Argentina. ¿Qué le parece? -Depende del poder que se le dé. Sadosky [designado en su momento por Raúl Alfonsín] no tenía poder, tenía un presupuesto mínimo y heredó una infraestructura que no pudo cambiar. Los ministros de Ciencia y Técnica de otros países tienen poder porque tienen presupuesto. Por otra parte, la ciencia no les interesa a los partidos políticos ni acá ni en Estados Unidos, donde los candidatos no han dicho una palabra sobre la ciencia, porque no saben, no están enterados.

-Creo haberle escuchado decir a Obama que va a bajar el presupuesto de la NASA -La NASA es una empresa técnico-política. Tiene poca ciencia. Ha hecho cosas interesantes, especialmente al mandar sondas a Marte para ver si hay vestigios de vida y al estudiar el origen de la vida. Pero hay mucha gente en Estados Unidos que está de acuerdo en que es absurdo gastar tanto en el programa espacial cuando se gasta tan poco en programas sociales sobre la Tierra. Pero no hace falta quitarle el presupuesto a la NASA, con el del Pentágono alcanza. El gobierno de Bush heredó un superávit. Ahora tiene un déficit de 10 trillones de dólares. Es criminal gastar ese dinero en aventuras bélicas que ni siquiera han dado el resultado esperado, cuando hay tanta miseria.

-Hay una gran discusión sobre el proyecto de la presidenta argentina de construir un multimillonario tren bala. ¿Qué piensa? ¿Puede ser una idea-fuerza hacia el futuro, como cuando Kennedy se impuso el objetivo de llegar a la Luna? -¿Por qué no adoptar un plan mucho más barato y más útil: restaurar las vías férreas que fueron desmontadas por el gobierno de Menem? Esto sólo favorece a los camioneros y a los autobuses pero quedan desamparadas decenas, sino centenares, de poblaciones. Lo mismo pasó en Estados Unidos: levantaron miles de kilómetros de vías férreas para favorecer el famoso trío formado por las empresas camioneras, petroleras y constructoras de caminos.

-¿Ha perdido las esperanzas respecto de la Argentina como país? -Al contrario, de ninguna manera. Creo que la Argentina tiene un material humano de gran calidad y además, a pesar de todo, el ingreso medio de los argentinos es el doble que el de los brasileños. Es decir, el ingreso está mejor repartido que en el Brasil. Desgraciadamente, no hay cifras en la Argentina sobre la desigualdad de ingresos. El índice GINI se usa en casi todos los países del mundo para medir desigualdad. Así se sabe que Suecia y Japón son los países más igualitarios del mundo, mientras que Guatemala, Brasil y las semicolonias centroamericanas tienen el índice más alto de desigualdad. América latina es la región del mundo caracterizada por la mayor desigualdad del ingreso. Más que África. Estamos a la cola, sobre todo después de la aplicación del Consenso de Washington en los años noventa.

-Me gustaría preguntarle si una persona tan racional como usted ha tenido lugar para el amor en su vida. -¡Ah! Siempre he sido muy enamoradizo pero soy también gran partidario de la familia. Yo he estado casado dos veces: la primera, durante 17 años; respecto de la segunda, estoy por cumplir 50 años de casado. Y por supuesto que quiero muchísimo a mis hijos, y no sólo a ellos. A cualquier chico que anda por ahí, me paro a mirarlo, me parece una maravilla. Y la razón no existe separada de la emoción, por la sencilla razón de que en el cerebro humano, la corteza cerebral, que es el órgano de la razón, está íntimamente relacionada con el órgano de la emoción, que es el sistema límbico. La idea de Descartes de la razón pura, de que es posible pensar sin las emociones, es completamente absurda. Yo soy un apasionado de la razón. Pero además trato de controlar mis emociones, controlar mi cólera, aunque me resulta muy difícil frente a la industria de la charlatanería (el psicoanálisis, la homeopatía, el existencialismo y tantas otras cosas). No tienen la menor idea de lo que es el método científico, jamás sometieron a pruebas experimentales sus ideas. Son macaneadores completos, pero ganan bien.

-¿Qué piensa de la aplicación de categorías darwinianas en la sociología y la psicología? -No creo en la llamada psicología evolutiva. Es una pila de fantasías porque dan por sentada la teoría evolutiva de Richard Dawkins, y no es cierto lo del gen egoísta. La tesis de que somos fósiles andantes cuya mente fue conformada hace 100.000 años y que nuestra mente está adaptada a la sabana, a la llanura, a las pampas del África Oriental cuando nuestros antecesores tenían que luchar contra leopardos y cosas así es completamente ridícula. Las mentes modernas han producido la teoría de la evolución, la física cuántica, la biología molecular y tantas otras que han abordado cuestiones que no tienen nada que ver con la supervivencia del hombre primitivo. Es puro macaneo. Y, además, ha servido para apuntalar el conservadurismo político, la idea de que la educación y las reformas sociales nada pueden. Dennett, Pinker y Dawkins, los tres mosqueteros los llamo yo, propagan pseudociencia al mismo tiempo que se proclaman a sí mismos los inteligentes ( the right ones ), lo que es muestra de su arrogancia. Y se puede ser arrogante solamente cuando se es muy ignorante.

-Usted tiene 88 años. ¿Le teme a la muerte? -A morir, sí. A la muerte, no. Es decir, al proceso de morir le tengo miedo, a quedar impedido. Por eso he firmado el living wills [una especie de deseo testamentario] donde pido que si estoy impedido de hablar, de pensar, traten de matarme lo antes posible. Yo no trabajo para la muerte, sino para vivir lo mejor posible.

¡Oh! no que genio, pero toda una eminencia. Me hace recordar mis años universitarios... el pesado Mario Bunge.

Dios y la depresión

Un vídeo interesante

2008/06/26

Toda la obra de Margaret Atwood, premio Príncipe de Asturias, contiene una mirada crítica

El Premio Príncipe de Asturias de las Letras ha galardonado este año a la escritora canadiense Margaret Atwood por su defensa "de la dignidad de las mujeres" y su "denuncia de situaciones de injusticia social", tanto en su obra novelística como poética. En la última votación, Atwood (con seis títulos publicados en España por Ediciones B) se impuso a Juan Goytisolo, defendido por los miembros del jurado que reclamaban que el galardón recayese en un escritor en lengua española.Candidata al Premio Nobel de Literatura desde hace algunos años, Margaret Atwood (Ottawa, 1939) es la personalidad literaria más representativa de la literatura canadiense actual y una de los escritores más sobresalientes de las narrativas occidentales de hoy. No obstante, pese a que es la novela el género que le ha otorgado reconocimiento internacional, hay que tener en cuenta que Margaret Atwood es también ensayista. Una brillante ensayista y, sobre todo, poeta. De hecho, la poesía fue su primera expresión literaria, y los 20 títulos que ha publicado en este terreno le han valido el estar considerada como una de las poetas mayores de la poesía que se escribe hoy en lengua inglesa. Y aunque su prestigio y reconocimiento internacionales obedecen a su excelente producción narrativa --por razones obvias--, la autora no ha dejado nunca de escribir y de publicar poesía: The Door (La puerta, de próxima publicación en Bruguera), su último poemario, apareció ahora hace tan solo un año, al cabo de unos meses de la aparición de su última entrega narrativa Desorden moral (Bruguera, 2008).
ENTRE DOS GÉNEROS Así, pues, sin que el éxito como novelista la apartara de la poesía, Atwood ha ido alternando siempre la escritura poética y la narrativa. Ha dividido su quehacer literario en la práctica de dos escrituras completamente diferentes, o eso al menos es lo que se deduce de sus propias palabras en Under the Thumb: "En mi opinión, la poesía se nutre de la parte melancólica del cerebro, y, si no haces nada para evitarlo, te encuentras caminando lentamente por un largo túnel sin salida. Yo he evitado esta situación convirtiéndome en ambidiestra; también escribo novelas".Y, en una entrevista publicada en The New York Times, insistiendo en la radical diferencia existente entre su poesía y sus novelas, afirmaba que críticos y lectores, que se obstinan en entablar paralelismos y semejanzas entre su poesía y su narrativa, no reconocerían su escritura poética en caso de que la publicara con pseudónimo.Sea como fuere, el caso es que Margaret Atwood abandona el universo "aural" de la poesía --así lo denomina ella, quien confiesa que no podría vivir siempre inmersa en él-- para refugiarse en la "racionalidad" de la novela. Y, gracias a esa disociación, sus lectores podemos gozar de la obra de dos magníficas Atwood: la poeta y la novelista.Margaret Atwood, en sus construcciones novelísticas, realizadas con sabia perfección, nos remite siempre a cuestiones íntimamente ligadas con el ser humano, con el ser humano actual, inmerso en un mundo tejido a base de violencia, de domino de los más fuertes sobre los más débiles, de problemas que nos afectan a todos.
Desde El cuento de la criada, novela futurista cuyas páginas constituyen una crítica feroz a los totalitarismos, y Ojo de gato, extraordinaria recreación del universo infantil, calificada por buena parte de la crítica como su mejor novela; hasta Doña oráculo, parodia de los cuentos de hadas y de las novelas de amor, hasta Oryx y Crake, ficción especulativa de anticipación, escalofriante visión del mundo destrozado por la tecnología en oscura alianza con los intereses económicos de la industria farmacológica, las novelas de Margaret Atwood constituyen una mirada crítica sobre el mundo que nos rodea. Ecologista, defensora de los derechos de la mujer y de la libertad de expresión, en sus novelas profundiza en las razones y complejidades del comportamiento humano, de los hombres y mujeres que luchan presos entre sus sombrías interioridades y la feroz realidad exterior, a la vez que denuncia los mecanismos de poder, ya sea económico, político o religioso, capaces de generar toda clase de injusticias.

Vargas Llosa se convierte en actor


Él mismo afirmo: "Espero que como actor me vaya mejor que como político, porque si no, sería una catástrofe". Con esta frase ha explicado sus expectativas en su nueva faceta de actor el escritor peruano Mario Vargas Llosa. El próximo 2 de julio estrenará, junto a la actriz Aitana Sánchez-Gijón, una versión de Las mil y una noches, que se ha dado en llamar Las mil noches y una noche.


El escritor ha dicho sentirse "muy nervioso, asustado y, al mismo tiempo, feliz" ante la nueva experiencia, aunque no es la primera vez que se subirá a las tablas sino la tercera. Vargas Llosa ha participado en el montaje de La verdad de las mentiras en 2005 y Odiseo y Penélope en 2006.


La adaptación del clásico la ha realizado Vargas Llosa, "una versión muy libre" y ha sido presentada hoy en la Casa Árabe. La obra inaugurará el ciclo Los veranos de la Villa, un festival de artes escénicas que tiene lugar en Madrid durante el verano. Luego, la obra se representará en Sevilla el 17 y 18 de julio y en Santa Cruz de Tenerife el 26 y 27 de julio.
Un honor, vivir la ficción
El escritor ha explicado que para él subir a los escenarios es un honor. "Pocos autores tienen el privilegio de, además de inventar ficción, poder vivirla en un escenario". Para su versión del clásico, Vargas Llosa ha elegido algunos de los cuentos menos conocidos, y los ha articulado "con toda libertad" para que tuvieran unidad. "El resultado es una adaptación minimalista de un gran clásico de la literatura, cuyo sentido primordial es un homenaje al cuento, esa tradición tan antigua como el lenguaje", ha explicado.
Aitana Sánchez-Gijón, que coprotagonizará la obra junto al escritor, será Sherezade, mientras que su pareja en las tablas hará del rey Sahrigar. Pero además, la pareja interpreta también a los múltiples personajes de las historias que ella le cuenta al rey para librarse del verdugo. Sánchez.-Gijón ha sido generosa con su pareja de trabajo: "Actúa con humildad y entrega, porque se arremanga y suda la camiseta", ha dicho.

La lectura y la sabiduría proporcionan los "buenos modales" de la inteligencia


Un 10 de julio de 1871 nació el escritor francés Marcel Proust. Su obra más famosa es, sin duda, la serie de siete novelas que componen En busca del tiempo perdido. Pero ha escrito otros textos y a veces para otros libros. Lo que hoy se conoce como Sobre la lectura, por ejemplo, es el prefacio que Proust escribió para su traducción de Sésamo y lirios, de John Ruskin. Aquí, un fragmento de ese libro sobre la práctica de leer:


"Si la afición por los libros crece con la inteligencia, sus peligros, ya lo hemos visto, disminuyen con ella. Una mente original sabe subordinar la lectura a su actividad personal. No es para ella más que la más noble de las distracciones, la más ennoblecedora sobre todo, ya que únicamente la lectura y la sabiduría proporcionan los "buenos modales" de la inteligencia. La fuerza de nuestra sensibilidad y de nuestra inteligencia sólo podemos desarrollarla en nosotros mismos, en las profundidades de nuestra vida espiritual. Pero es en esa relación contractual con otras mentes que es la lectura donde se forja la educación de los "modales" de la inteligencia. Los ilustrados siguen siendo, a pesar de todo, como las personas de calidad de la inteligencia, e ignorar determinado libro, determinada particularidad de la ciencia literaria, seguirá siendo, incluso en un hombre de talento, una señal de vulgaridad intelectual. La distinción y la nobleza consisten, también en el orden del pensamiento, en una especie de francmasonería de las costumbres y en una herencia de tradiciones."

Sobre los cuentos, reflexiones de Augusto Monterroso

Augusto Monterroso (guatemalteco, 1921-2003) vivió la mayor parte de su vida en México. En su obra -de prosa concisa, accesible, claramente inclinada a la parodia, la fábula, el absurdo, el humor negro y la paradoja- se destacan los títulos Obras completas (y otros cuentos) (1959), La oveja negra y demás fábulas (1969), Movimiento perpetuo (1972) y la novela Lo demás es silencio (1978). Fue galardonado con el premio Villaurrutia en 1975 y en 1988, con la condecoración del Águila Azteca. En 1996, recibió el Premio Juan Rulfo de narrativa.
Aquí su reflexión:
"Si a uno le gustan las novelas, escribe novelas; si le gustan los cuentos, uno escribe cuentos. Como a mí me ocurre lo último, escribo cuentos. Pero no tantos: seis en nueve años, ocho en doce. Y así.
Los cuentos que uno escribe no pueden ser muchos. Existen tres, cuatro o cinco temas; algunos dicen que siete. Con esos debe trabajarse.Las páginas también tienen que ser sólo unas cuantas, porque pocas cosas hay tan fáciles de echar a perder como un cuento. Diez líneas de exceso y el cuento se empobrece; tantas de menos y el cuento se vuelve una anécdota y nada más odioso que las anécdotas demasiado visibles, escritas o conversadas.La verdad es que nadie sabe cómo debe ser un cuento. El escritor que lo sabe es un mal cuentista, y al segundo cuento se le nota que sabe, y entonces todo suena falso y aburrido y fullero. Hay que ser muy sabio para no dejarse tentar por el saber y la seguridad."

El sexo en el lenguaje. Continua la polémica...

Que la ministra de Igualdad de España, Bibiana Aído, dice "miembra" para aludir a miembros femeninos; que la Real Academia Española se rasga las vestiduras porque se trata de un epiceno (o palabra que tiene un sólo género gramatical, en este caso masculino, y se usa así sin importar el sexo del referente)...

... La cuestión es que el lenguaje y las cuestiones de género siguen provocando polémica. Una polémica muy delicada porque nadie quiere pecar de retrógrado ni de academicista. Y, menos que menos, de machista. Así es que tomar una postura al respecto tiene el riesgo de atraerse un prejuicio. Corrámoslo.

Francamente: ¿no es horrible cuando aparece -sobre todo en mails, chats y blogs- la fórmula: "tod@s", con esa arroba estorbando antes del plural, para aludir sin hacer diferencia y simultáneamente, a hombres y mujeres?
Y, entre nosotros, ¿no es innecesariamente reiterativo sumar a los apelativos masculinos su versión femenina?: "Señor contribuyente y señora contribuyentA"; "Ciudadano y ciudadanA... ", "Estimados alumnos y estimadAS alumnAS". Ni calculemos la cantidad de árboles que habría que talar para proveer de papel a códigos y normativas públicas si se decidieran a seguir al pie de la letra la normativa del español génericamente correcto.


En Argentina, por caso, tenemos una presidentA que todo el tiempo repite formas de apelación para dejar claro que se refiere a unos y otrAs. Así: "Argentinos" va siempre seguido de "argentinAS". "Campesinos" de "campesinAS"; "horticultores" de "horticultorAs" y "productor agropecuario" de "productorA agropecuariA" (por si no saben, aquí estamos con el conflicto entre el campo y el gobierno, así que la temática -y sus sustantivos- llenan los discursos).
La pregunta respecto a esto sería: quienes están contra el sexismo en el lenguaje ¿no notaron que, de todas formas, siempre que se repite el sustantivo con variación de género el que va primero es el masculino? ¿No constituiría esto también un desplazamiento del género femenino, desde su punto de vista? Y de hacer este planteo, ¿no estaríamos llegando a puntos ridículos de obsesión por una igualdad lingüística que poco hace a los hechos?


Para ir terminando, un comentario. La ministra se justificó por su "error" diciendo que lo arrastra de una reciente visita a una cumbre en Latinoamérica "donde se utiliza una terminología similar" (tal como indica una nota del diario El mundo). Es cierto que en Latinoamérica usamos el español de manera distinta a la de España, y también de manera distinta entre nosotros, los diferentes países americanos. En la editorial Libros en red, se recibe por ejemplo, constantemente biografías de autores. En muchas aparece la profesión "Contador Público" o "médico". En Argentina, daríamos por sentado que, puesto así un título de grado, se trata indudablemente de un escritor hombre. Y no: en muchos países se usa la forma masculina para la mujer. Pero, no obstante estas variaciones intercontinentales, nunca, nunca oímos por aquí "miembra" para un miembro mujer, como tampoco "colego" para un par profesional varón. El "error" parece ser más de inspiración propia.

En pocas palabras, tal como va quedando claro, esto del lenguaje política y genéricamente correcto nos parece algo exagerado. Es cierto que el lenguaje hace la realidad, pero creemos que hay cuestiones más decisivas que estas denominaciones a la hora de perseguir la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres (fin con el que coincidimos, que no haya dudas).

¿Qué opinan ustedes de todo esto? ¿Que somos unos desconsiderados? ¿O que la equiparación entre los sexos se dirime en conflictos más relevantes?
En fin. Todos (¡y todas, por supuesto!) quedan convocadas para la opinión aquí.
Hasta la próxima.

2008/06/25

USO SEXISTA DE LAS PALABRAS

El lenguaje refleja fielmente las relaciones de clase, sexo, cultura y política de cada momento
Recuerdan el caso de "miembro y miembra", término que sucitó y sigue sucitando una serie de debates y polémicas, en la que han intervenido, no sólo lingüistas, sino también escritores, periodistas, analistas. etc. , pues bien, hoy una cuidadana común y corriente expone su apreciación sobre el uso de semejante palabra.
La información que leerás a continuación fue vertida por una "abogada" o una "abogado", eh aquí el problema... El nombre prefiero mantenerlo en reserva, ya que resulta interesante su visión personal de entender el lenguaje, pues posiblemente tenga mucho de razón, a final de cuentas la RAE termina colgando en su diccionario cuanta palabra vaya creando el hombre, en aras de su comunicación.
Aquí un razonamiento lógico al que no es tan difícil afiliarse, y no es que sea feminista, ni mucho menos.
..."Yo también soy miembra" y hembra y abogada y escritora y presidenta y jefa, porque la naturaleza me hizo así. Y por eso he desaparecido del lenguaje que solo habla de los machos, de los abogados, de los escritores, de los presidentes y de los jefes. Por esa magia del idioma, resulta que en el país solo hay hombres y jueces y presidentes y jefes y electores y ciudadanos, porque todos ellos han abducido a las ciudadanas y a las juezas y a las presidentas, haciéndolas desaparecer del planeta.
Según parece, nosotras debemos conformarnos, para mayor honra y gloria, no solo de los ilustres miembros de las academias y de las conferencias, sino sobre todo --sobre todo--, del lenguaje, que, según dicen los entendidos, que siempre son hombres --aunque alguna despistada también les defienda--, se sentiría ofendido y humillado si se usara el género femenino en esas expresiones que solo están adecuadamente utilizadas cuando lo hacen en el género masculino.
TANTA ha sido la indignación que les ha acometido a periodistas, escritores, filólogos, políticos y hombres ilustres de diversas condiciones, cuando la ministra Bibiana Aído llamó miembras a sus compañeras de fatigas, que obligadamente nace la sospecha de que deben haberse sentido heridos por alguna otra ofensa muy profunda que conlleva el término, y cuya naturaleza se me escapa. Ninguno de los ofendidos ha reconocido que el lenguaje es solamente un constructo humano --más bien masculino-- que responde a las necesidades de comunicación de una sociedad, en tiempo y lugar determinados. Que por ello mismo, refleja fielmente las relaciones de clase, de sexo, de cultura, de política, de su momento, y por tanto, ha sido, y sigue desgraciadamente siendo, reflejo de una sociedad patriarcal que todavía no hemos desmontado. En la que, como decía Gramsci, lo viejo se resiste a morir y lo nuevo todavía no se ha impuesto.Esta ridícula polémica que se ha suscitado a consecuencia de una sola palabra, que recogen y alimentan, diariamente, periodistas y escritores, especialmente aquellos que se han distribuido los sillones de la Real Academia Española (RAE), y que se arrogan el derecho de decidir lo que se puede y no se puede decir, ha servido también para conocer a los ilustres opositores. Pero ni las soeces e insultantes expresiones de Pérez Reverte, que nos indican el nivel estilístico y moral del escritor, ni las burlas de Alfonso Guerra, que hacen honor al personaje, ni las disquisiciones de Javier Marías, que se erige en santón supremo del idioma cuando sus textos necesitan una buena corrección de estilo, nos detendrán. No nos detendrán para ir introduciendo en nuestras lenguas, todas las españolas, la visibilidad de las mujeres.
Quizá la ocasión para utilizarla por la ministra no fue la más acertada, teniendo en cuenta todos los condicionamientos que reúne en contra: el sexo, el primero; la edad, la falta de experiencia, su primera intervención en la Cámara, la titularidad de un ministerio que todavía no se sabe para qué servirá y en cuyo nombre, por cierto, se hace invisibles a las mujeres, cuando precisamente ella reivindica el femenino de las palabras y se supone que la principal tarea que debe desarrollar es la defensa de aquellas. Pero las reacciones que ha provocado han sido tan desproporcionadas como injustas. Cualquier escritor sabe que en el curso del último siglo han desaparecido de nuestro lenguaje cientos de palabras y se han incorporado a nuestro diccionario decenas de otras nuevas, provenientes de varios idiomas, mayoritariamente del inglés, y muchos neologismos que responden al uso que el pueblo les da, y al que no suelen importarle mucho los aprobados o los anatemas de los inmortales de la Academia, a la mayoría de los cuales no recuerda nadie al cabo de unos años.Así, el diccionario de la lengua de la RAE recoge términos como overbooking, free-lance o cameraman, frente a los castizos sobreventa, autónomo o cámara.
La Unesco, en 1991, difundió sus recomendaciones sobre un uso no sexista del lenguaje, que empiezan con el siguiente párrafo: "El lenguaje no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser humano las experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo". Yo añadiría que el lenguaje no es una disposición divina inmutable, como las tablas de la ley, sino que cambia con los tiempos, y que cambiará sin duda cuando las mujeres nos decidamos a utilizar aquellos términos que nos visibilizan y nos definen, con habitualidad y sin miedo a que esos censores arrogantes de la RAE nos anatematicen.
ENTONCES, no solo miembras, juezas, fiscalas, presidentas y jefas serán de uso común sino también, por ejemplo, feminicidio, cuando se alude al asesinato de mujeres, que por tanto ya no es homicidio, o como sororidad, alternativo a fraternidad. Y, en fin, muchos más que las mujeres y los hombres introducirán con normalidad en su habla cotidiana, obligando a los engreídos personajes de la RAE a incluirlos en su diccionario. Y entonces estos, y otros, no nos pedirán perdón por tantos insultos como tuvimos que aguantar cuando los inventamos.

La canadiense Margaret Atwood gana el Príncipe de Asturias de las Letras. Galardón de prestigio

La escritora "asume inteligentemente la tradición clásica, defiende la dignidad de las mujeres y denuncia situaciones de injusticia social", según el jurado

La escritora canadiense Margaret Atwood ha obtenido en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras al que optaban 32 candidaturas procedentes de 24 países. La candidatura de Atwood había llegado a las últimas rondas de votaciones del jurado junto a las del autor español Juan Goytisolo, el británico Ian McEwan y el albanés Ismail Kadaré.
El acta del jurado, a la que ha dado lectura su presidente, Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española (RAE), destaca que la "espléndida obra literaria" de la autora canadiense explora diferentes géneros "con agudeza e ironía".

Asimismo subraya que Atwood "asume inteligentemente la tradición clásica, defiende la dignidad de las mujeres y denuncia situaciones de injusticia social". Atwood (Ottawa, 1939) había sido propuesta al Premio Príncipe de Asturias de las Letras por el director general del Libro, del Ministerio de Cultura, Rogelio Blanco.Muy aficionada a la lectura desde niña, Atwood se graduó en Artes en el Victoria College de la Universidad de Toronto y posteriormente cursó estudios de posgrado en el Radcliff College de Cambridge (Massachussets) y en la Universidad de Harvard. Ha sido profesora de Literatura Inglesa en diversas universidades canadienses. Dedicada por completo a la escritura desde 1972, ha sido presidenta de la Unión de Escritores de Canadá (1981-1982) y del Centro Canadiense del PEN Club Internacional de escritores (1984-1986). Obtuvo un gran reconocimiento internacional con la publicación de su novela La mujer comestible (1969), a la que siguieron Resurgir (1972), Doña Oráculo (1976), Life before man (1980), Ojo de gato (1988) y La novia ladrona (1993). La trama de sus obras se centra frecuentemente en la figura de la mujer, su madurez y los cambios de rol sexual.

Consumada poetisa

Es también una consumada poetisa, género en el que empezó con 19 años y en el que recurre a referencias mitológicas, culturales, literarias y pictóricas, como en Double persephone (1961), The circle game (1964) y Procedures for underground (1970). En You are happy (1974) y en Two-headed poems (1978) reveló su interés por la literatura social. En el primero exploró la opresión de la mujer y en el segundo el conflicto latente en Canadá entre dos culturas y dos lenguas. Estas preocupaciones volverían a aparecer en True stories (1981), Interlunar (1984) y Morning in the burned house (1995).

Cine, teatro y ópera.
Asimismo, algunas de sus novelas se han adaptado al cine y al teatro, como La mujer comestible (1969), El cuento de la criada (1985), también convertida en ópera, Alias Grace (1996) y El asesino ciego (2000), entre otras. La novela Oryx y Crake (2003), la colección de relatos The tent (2006) y el libro de poesía The door (2007) son sus últimos títulos. Los libros de Margaret Atwood han sido traducidos a más de 30 idiomas, que incluyen el persa, japonés, turco, finlandés, coreano, islandés y estonio.Ganadora en el 2000 del Booker Prize, máximo galardón de la literatura en lengua inglesa, ha obtenido además numerosos premios, tanto en Canadá como en otros países. Es además doctora honoris causa por varias universidades. Los premios Príncipe de Asturias están dotados con 50.000 euros y la reproducción de una estatuilla diseñada por Joan Miró.

2008/06/24

Es Vargas Llosa un intelectual influyente

La revista Foreign Policy, editada por el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, publicó ayer su listado anual de los 20 intelectuales más influyentes del orbe, entre los cuales figura el escritor peruano Mario Vargas Llosa como único latinoamericano. La lista, dominada por pensadores de origen musulmán, es encabezada por Fethullah Gülen, líder religioso turco, seguido por el economista Muhammad Yunus, de Bangladesh, y el clérigo Yusuf al-Qaradawi, de Egipto.Elegidos por más de 500 mil cibernautas, figuran además el político paquistaní Aitzaz Ahsan, el lingüista estadounidense Noam Chomsky, el religioso iraní Abdolkarim Soroush, el filósofo suizo Tariq Ramadan, la activista somalí Ayaan Hirsi Ali, el ajedrecista ruso Garry Kasparov, el escritor italiano Umberto Eco y el economista hindú Amartya Sen.De entre todos, Vargas Llosa alcanzó el lugar 20. Los elegidos surgieron de un ciento de intelectuales propuestos, en principio, por Foreign Policy, entre los cuales también figuraban los mexicanos Enrique Krauze y Alma Guillermoprieto, así como dos latinoamericanos más: el músico argentino Daniel Baremboim y el ex Presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso. Como ellos, tampoco alcanzaron la lista final personajes como el Papa Benedicto XVI, el dramaturgo Wole Soyinka, el pensador Fernando Savater, el arquitecto Rem Koolhaas, el novelista J. M. Coetzee, el estadista Václav Havel, el escritor Salman Rushdie, el filósofo Jürgen Habermas y el politólogo Samuel Huntington, fundador de la revista. Vargas Llosa fue el único latinoamericano en el listado.

2008/06/21

UN POCO DE PAZ...Un minuto de descanso mental


Cada vez se ofrecen más cursillos para hallar la paz interior, para utilizar las flores como terapéutica, para adquirir un sentimiento positivo de la vida, para ser consciente de las propias capacidades... Cursillos y libros.A mi entender, una de las experiencias más convenientes que pueden hacerse es la de la relajación. Y ello no significa que yo crea que la tensión es negativa, al contrario: pienso que la vida es tensión. Todos los componentes vitales de nuestro cuerpo trabajan con tensión, unos con otros. El corazón funciona gracias a la tensión. El cerebro, también. La salud consiste en una serie de tensiones equilibradas. Cuando alguna de estas tensiones disminuye o aumenta demasiado --en las actividades físicas, nerviosas, mentales--, es cuando aparece un problema.Debe de ser bueno, pues, saber tensarse un poco cuando estamos decaídos y, también, aprender a relajarse cuando estamos demasiado tensos. Supongo que cursillos, libros y métodos pueden ayudar. Aunque no ofrezcan, como algunos pretenden, fórmulas mágicas. Yo creo que no es indispensable adentrarse en ninguna mística. Modestamente, propongo al lector dos pequeñas prácticas de relajación que me parecen en general útiles.Son dos prácticas que aparentemente son contradictorias. Una es cerrar los ojos. La otra es mirar. Tendré que explicarme. Cerrar los ojos es fácil. Pero no es suficiente. Con los ojos cerrados, hay que respirar lentamente, regularmente, y ocupar el cerebro, exclusivamente, en escuchar la respiración. Si se hace bien, se acaba entrando en una especie de hipnosis. Es un aislamiento sensorial del mundo que nos rodea y, carente de estímulos, el cerebro se pone en punto muerto.La otra práctica es la contraria. Se trata de tener los ojos bien abiertos, fijar la mirada en un punto de una línea --una estantería, por ejemplo-- y progresivamente y poco a poco, hacer que la mirada avance por esta línea continua, medio centímetro cada segundo. El secreto es concentrar la máxima atención en un mínimo espacio, y crear una continuidad con un inmediato punto siguiente. Les aseguro que si son capaces de pasar con rigurosa lentitud, sin acelerar, de medio centímetro en medio centímetro --si es posible, casi sin parpadear--, después de que la mirada ha recorrido un palmo habrá pasado un minuto de vacío mental.Un minuto de profundo relajamiento es muchísimo. Y este minuto puede encontrarse en cualquier situación. A mí me va bien.

UN POCO DE PAZ...Un minuto de descanso mental

Cada vez se ofrecen más cursillos para hallar la paz interior, para utilizar las flores como terapéutica, para adquirir un sentimiento positivo de la vida, para ser consciente de las propias capacidades... Cursillos y libros.A mi entender, una de las experiencias más convenientes que pueden hacerse es la de la relajación. Y ello no significa que yo crea que la tensión es negativa, al contrario: pienso que la vida es tensión. Todos los componentes vitales de nuestro cuerpo trabajan con tensión, unos con otros. El corazón funciona gracias a la tensión. El cerebro, también. La salud consiste en una serie de tensiones equilibradas. Cuando alguna de estas tensiones disminuye o aumenta demasiado --en las actividades físicas, nerviosas, mentales--, es cuando aparece un problema.Debe de ser bueno, pues, saber tensarse un poco cuando estamos decaídos y, también, aprender a relajarse cuando estamos demasiado tensos. Supongo que cursillos, libros y métodos pueden ayudar. Aunque no ofrezcan, como algunos pretenden, fórmulas mágicas. Yo creo que no es indispensable adentrarse en ninguna mística. Modestamente, propongo al lector dos pequeñas prácticas de relajación que me parecen en general útiles.Son dos prácticas que aparentemente son contradictorias. Una es cerrar los ojos. La otra es mirar. Tendré que explicarme. Cerrar los ojos es fácil. Pero no es suficiente. Con los ojos cerrados, hay que respirar lentamente, regularmente, y ocupar el cerebro, exclusivamente, en escuchar la respiración. Si se hace bien, se acaba entrando en una especie de hipnosis. Es un aislamiento sensorial del mundo que nos rodea y, carente de estímulos, el cerebro se pone en punto muerto.La otra práctica es la contraria. Se trata de tener los ojos bien abiertos, fijar la mirada en un punto de una línea --una estantería, por ejemplo-- y progresivamente y poco a poco, hacer que la mirada avance por esta línea continua, medio centímetro cada segundo. El secreto es concentrar la máxima atención en un mínimo espacio, y crear una continuidad con un inmediato punto siguiente. Les aseguro que si son capaces de pasar con rigurosa lentitud, sin acelerar, de medio centímetro en medio centímetro --si es posible, casi sin parpadear--, después de que la mirada ha recorrido un palmo habrá pasado un minuto de vacío mental.Un minuto de profundo relajamiento es muchísimo. Y este minuto puede encontrarse en cualquier situación. A mí me va bien.

LOS DESEOS, LA REALIDAD Y LAS OBLIGACIONES DEL ESTADO...El lío padre y la lía madre


En Catalunya


Entre las muchas expresiones que se pierden cada día, una ya casi desaparecida es aquella tan bonita de: "Eres tonto de remate". Se ha esfumado porque ya nadie es tonto (solo tiene un talento redimensionado) y porque nadie sabe lo que es un remate fuera del terreno de juego. Un remate puede ser muchas cosas, pero en el caso que nos ocupa es el adorno final de una obra ("una veleta remata la casa") o bien el precio final de una subasta ("se remató en diez euros"), de modo que el tonto de remate es la cúspide de todos los tontos o el que mayor precio alcanza en una puja.Se pierden expresiones, la lengua cambia, flotamos en un veloz río de palabras porque las lenguas no las habla el territorio, sino las personas, y estas son mortales. En el mes de junio han tenido lugar algunos asuntos de interés, pero lo que más ha conmovido a los plumíferos como yo ha sido el intento de la ministra Bibiana Aído de imponer el término miembra. Su departamento trabaja con una materia tan explosiva, la igualdad, que parece condenada a no influir más que en los crucigramas. Las reacciones han sido interesantes. Una mayoría ha dicho que la miembra es tonta de remate, pero la han defendido ciertas feministas que exigen su derecho a imponer un lenguaje sexualizado, en sustitución del sexualizado por los hombres. El argumento de fondo, sin embargo, es muy instructivo sobre la ideología neoburguesa, a saber, que la política debe realizar deseos.


SIENDO ASÍ que los deseos son un asunto íntimo, para imponerlos políticamente es menester convertirlos en exigencia jurídica universal. Uno puede desear cambiar de sexo (físicamente o en palabras), pero la acción propiamente política consistirá en exigir que sea el Estado quien patrocine el cambio de sexo, de manera que todos los ciudadanos paguen la realización del deseo. Solo así los deseos se convierten en realidad: todos necesitamos transexuales y miembras desde el momento en que los financiamos.Contaba el escritor Michael Greenberg que cierto día su mujer invitó a comer a una amiga del trabajo llamada Georgina. No había cumplido los 30, era pelirroja, despierta y militante, pero a pesar de múltiples operaciones quirúrgicas y químicas no había podido suprimir por completo sus evidentes hechuras masculinas. Greenberg, intrigado, se lanzó a interrogarla con gran disgusto de su mujer. Sin embargo, el sentido riguroso de la transformación ("destruir una de las leyes más implacables de la naturaleza", decía Greenberg) solo aparecía entre las exigencias de Georgina en su forma lingüística: "Se trata, dijo, de suprimir los pronombres" ya que la diferencia masculino/femenino es solo un fantasma impuesto social y económicamente. "Esa es la verdadera libertad, añadió: yo soy lo que digo que soy, y no aquello que era al nacer".Esta ideología de la omnipotencia del deseo, conduce a paradojas notables. La vieja definición de catalán que proponía el presidente Pujol en épocas realistas era: "Es catalán aquel que vive y trabaja en Catalunya".


La nueva burguesía ha impuesto otra definición más apropiada al deseo: "Es catalán quien quiere ser catalán". Como Georgina, basta con desear algo para que el Estado deba subvencionarlo.Cuando el deseo suplanta a la necesidad, la ideología se convierte en un búnker psicótico: mis deseos deben ser reconocidos universalmente como derechos y por lo tanto yo debo ser subvencionado. No hay otro relato. En fin, hay otro, pero es demasiado realista para la nueva burguesía: el empeño por realizar sueños (privados) anula la lucha verdadera, la cual solo puede buscar la satisfacción de necesidades (sociales). En el modelo conservador, los sueños están por encima de las necesidades. Así, por ejemplo, se afirma que el catalán "es la lengua natural de Catalunya", como si la naturalidad (ese sueño) fuera una virtud, frente al más realista "el catalán es aquello que hablan los catalanes", definición que daría lugar a un lío padre (y madre) entre los deseantes, porque los catalanes quieren hablar y de hecho hablan una notable variedad de lenguas. Demasiado realismo. Soñar en un pueblo monolítico evita el esfuerzo de resolver las necesidades de una población diversa.


LA ECONOMÍA del deseo propone un retorcido argumento político: como no podemos imponer el cambio de sexo, financiaremos los (escasos) cambios de sexo y cambiaremos el sexo de (todas) las palabras, para lo cual primero deberán sexualizarse. Quien se oponga al cambio de sexo (físico o léxico) va en contra de mis deseos, de manera que es un enemigo del Estado, el cual me subvenciona. Lo real, las necesidades de los ciudadanos, desaparece de la política sustituido por los deseos de la élite administrativa.Lo que desdichadamente oculta el juego de imponer el vocablo miembras es la inoperancia de una lucha por la igualdad concebida desde el deseo y no desde la realidad y la necesidad. Pone de manifiesto la nula voluntad de enfrentarse con las causas reales de la desigualdad. Es la actitud conservadora de toda la vida que se arrodilla ante el poder real, pero vende publicidad onírica contra el poder. Quienes se enriquecen gracias a la desigualdad deben de estar felices con su miembra.

2008/06/19

Antes el deseo de escribir que querer ser escritor

Llosa, P.Reverte y Marías: Antes el deseo de escribir que querer ser escritor

Los escritores Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez Reverte y Javier Marías han reivindicado hoy el verdadero gusto y el afán por contar historias como 'impulso' frente a quienes 'no les gusta escribir', pero quieren ser escritores 'por estatus' y a los 'charlatanes' que pueblan la literatura.En un encuentro abierto al público con motivo de su participación en el ciclo 'Lecciones y maestros' de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), estos autores han reflexionado sobre su obra, el papel del escritor y la literatura, que 'enseña a vivir' y muestra 'que la vida real está mal hecha', según Vargas Llosa, autor de 'La ciudad y los perros'.El Premio Cervantes ha asegurado que, en su caso, la vocación literaria no fue premeditada, sino que, en cierta manera, fue 'un refugio' frente a la mala relación con su padre, y ha contrapuesto estas circunstancias con la idea del escritor que quiere serlo porque 'tiene buena imagen', algo que de niño veía 'impensable'.'En mi casa, mi padre asociaba dedicarse a la literatura con la vida bohemia, poco recomendable, con las noches en las cantinas...', ha señalado Vargas LLosa, que ha reflexionado sobre 'cuánto ha cambiado la vida' y la forma de pensar, dado que ahora los escritores están 'bien considerados'.En este sentido, Javier Marías ha expresado su preocupación por la existencia de autores jóvenes que 'más que escribir quieren ser escritores' y 'figurar como tales'. Sin embargo, ha subrayado que para dedicarse a la literatura, 'es fundamental que a uno le guste escribir'.Arturo Pérez Reverte ha ironizado sobre ese tipo de autores que, según ha relatado, llegan a enviar manuscritos con una tarjeta en la que, bajo su nombre, puede leerse 'escritor'.El autor de 'El maestro de esgrima' ha considerado que en el mundo literario 'quizás' hay 'demasiados charlatanes' que 'hablan más que escriben', una situación que, según ha confesado, le produce miedo.Ha indicado que, en su caso, trata de 'poner distancia' porque se ve como 'un tío que escribe'. 'Podría pasar el año haciendo bolos y conferencias, pero no es mi trabajo', ha apostillado el creador de Alatriste, para quien 'el escritor se justifica escribiendo'.Pérez Reverte ha comentado que, a pesar de que inició tardíamente su labor literaria, se dio cuenta de niño de cómo los libros conforman 'un territorio más allá de la vida normal' en el que ocurren 'cosas interesantes' y 'con demasiado peso' como para dejarlas escapar.Por eso, él decidió 'salir de casa' y marchar 'a buscar esas ensoñaciones' y hacer suyos 'esos mundos y personajes'.Javier Marías ha explicado que él empezó a escribir cuando se le acabaron las historias que le gustaba leer, en una especie de 'emulación' que fue el impulso inicial para comenzar a 'hacer cositas'.Vargas Llosa ha indicado que, en su caso, sus obras han partido de experiencias personales que han sido 'el trampolín' que 'despierta la imaginación' para crear sus novelas.El autor de 'Pantaleón y las visitadoras' ha reivindicado la literatura como un instrumento que 'enseña a vivir' y 'prepara para distintas experiencias', al tiempo que muestra 'que la vida real está mal hecha' y 'es inferior a la ficción'.Por ello, ha rechazado que las historias sean sólo una forma de 'esparcimiento' que no deja 'secuelas', sino que, a sus ojos, pueden hacer aflorar sentimientos y emociones que el ser humano ignora que tiene.

Pasiones de escritor, verdades literarias


Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez-Reverte y Javier Marías reflexionaron en La Magdalena sobre su obra, el papel del narrador y «la literatura que enseña a vivir» en la clausura de 'Lecciones y maestros'
Hubo tres asientos para un trío de ases. La sede santanderina de la universidad no podía dejar escapar la oportunidad de reunir en una misma sala al grupo de primeros espadas de la literatura. Y lo consiguió, Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez-Reverte y Javier Marías hicieron balance de lo que han sido estos tres días de encuentros en la Torre Don Borja de Santillana del Mar. Horas hablando de la propia obra, escuchando la manera en la que los compañeros ilustraban sobre la suya y, «corrigiendo el título de lo que ha sido esta actividad - 'Lecciones y maestros'- aprendiendo del único y verdadero maestro, que es Mario Vargas Llosa», afinó Reverte. Los tres autores, conducidos por los interrogantes del periodista y también escritor Juan Cruz, reflexionaron sobre su obra, el papel del escritor y «la literatura, que enseña a vivir y revela que la vida real está mal hecha».Todos coincidieron en lo enriquecedor de estos encuentros, pero también en lo embarazoso que puede resultar una cita en este tono, en la que el escritor es sacado de su ambiente natural, «las teclas», para abordar otro que le queda un poco lejano, el comentario de la propia obra. Una situación que, tras las palabras elogiosas de Reverte, encontraron la réplica irónica del maestro Vargas Llosa: «a esto me refiero cuando hablo de la servidumbre de las humillaciones que sufre la vejez».A lo largo de las dos mágicas horas por las que se extendió el coloquio moderado hábilmente por Juan Cruz, cada literato encontró un espacio para confesar el origen de su oficio. «Aún recuerdo aquel libro de poesía erótica de Neruda, que mi madre escondía con cuidado de que no acabara en mis manos. Era un libro prohibido. Precisamente la prohibición fue el principio de la pulsión que me hizo esclavo de la literatura», recordó Vargas Llosa. El autor de 'La fiesta del chivo' reivindico la literatura como «un instrumento que enseña a vivir y prepara para distintas experiencias, al tiempo que revela que la vida es inferior a la ficción».Más reflexivo se mostró Marías, que explicó la equivocada motivación que lleva a muchos jóvenes escritores al oficio. «Antes, los que nos queríamos dedicar a esto era porque realmente lo sentíamos. Ahora parece que prima más la importancia de la figura del escritor como tal, muy bien considerado culturalmente, sobre la verdadera vocación, y el gusto por escribir libros». Quién no tenga esto «es mejor que se dedique a otra cosa, y de esta forma ayudará a liberar un poco de espacio en la mesa de novedades de las librerías», apuntilló Reverte. Los novelistas de generación «casi» compartida, hablaron de la diferente reacción que la literatura suscitó en sus vidas. «Marías y yo -afirmó Reverte- hemos crecido devorando los mismos libros, lo que nos diferenciaba eran las aspiraciones. Mientras él soñaba con describir esas historias que tanto le apasionaban, yo imaginaba convirtiéndome en su protagonista», lo que más tarde condicionaría el curso de sus carreras.Cruz se mostró incisivo e invitó a los narradores a explicar aquello que los llevaba a mantener esa pasión por lo que hacen, esa necesidad de contar historias. «En ocasiones creo que todo esto es cuestión de no encontrar otra cosa mejor con la que pasar el rato», remató agudo Reverte. Más profundo se mostró Vargas Llosa: «realmente son las historias las que permiten continuar con esto. La experiencia que aporta la ficción, mucho más ordenada, mucho más bella que la realidad que nos rodea, es lo que posibilita al escritor, y también al lector, vivir vidas ajenas, experiencias que nunca imaginaría en su propia existencia. Os hablo de esa evasión de la realidad para emocionarnos con otros mundos, aventuras y todo aquello que conforma el hermoso mundo que es la literatura. Sencillamente por eso, merece la pena», concluyó Vargas Llosa.

Problemas con Mario Vargas y Arturo Pérez

'Lecciones y maestros' en Santillana del Mar
Arturo Pérez-Reverte se enrola en la tropa literaria de infantería
El 'padre' de Alatriste defiende la eficacia de la novela y la huida de la rutina

Después de que Mario Vargas Llosa desnudara los secretos de contar una historia y Javier Marías ahondara en la fina línea de la realidad y la invención, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) tomó ayer la plaza de Santillana del Mar. Y lo hizo con sus propias armas y bagajes. Al grito de una proclama que le define: "Soy un novelista de infantería", aseguró.

Después de escucharle nadie lo dudó. Fue directo. Provocador. Anduvo entre el público sin medias tintas y sedujo con su franqueza a los asistentes del seminario Lecciones y maestros, que concluyó ayer con una intervención de los tres participantes juntos en el paraninfo de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
El creador de Alatriste reivindicó con pasión de soldado la felicidad de escribir novelas, el gozo de salir de la rutina y fantasear pese a que a algunos les resulte, dijo, "asquerosamente clásico". No fueron fáciles sus comienzos. Allá por 1986, cuando publicó El húsar, el panorama literario español estaba lobotomizado por críticos y grupillos a los que el escritor dedicó una rica lista de epítetos: "Imbéciles y caratintas analfabetos cuya memoria empezaba ayer, que perdonaban la vida a Conrad y Stevenson, parásitos iletrados y esnobs que estuvieron a punto de haber dejado España sin lectores por los años ochenta".
Eran los tiempos en los que se valoraba la pedantería y la paja mental intensa. Todavía impermeables al eclecticismo que empezaron a romper autores como él. Hijos de otras madres, amantes lujuriosos de otros libros: "De los de aventuras, del folletín, de los clásicos y los espadachines", decía Pérez-Reverte. Contrabandistas en bibliotecas donde se hallaban lecturas menospreciadas y mal vistas. Que mezclaban a los grandes clásicos con sus hijos bastardos: "Busco en Stendhal, Homero, Conrad, Dickens, Virgilio, Dumas, Mann, Conan Doyle, Dostoievski, Stevenson, pero también en gente tan maltratada como Agatha Christie y John Le Carré. Y hasta en Ken Follett buscaría si me hiciera falta", aseguró. Son el tronco del que nació Alatriste, el Foulques de El pintor de batallas, el bibliófilo Lucas Corso o todo el mosaico de gallardos desarrapados de Un día de cólera.
Son sus héroes cansados, como apuntó en la presentación José María Pozuelo Yvancos. Seres crepusculares, dignos y de fiar. Pero que no sólo salen de los libros. También son producto de su experiencia en todas las trincheras del periodismo. Algo que le diferencia de su amigo Javier Marías, presente ayer, como Vargas Llosa, en su disertación: "Javier quiere ser el autor de todas las lecturas que nos apasionan. Yo quiero ser el personaje".
Él busca la acción, el tesoro, el enigma por todos los medios: "Mis novelas siempre responden a una estructura de movimiento, de un viaje, una aventura, de un juego". Y a todo eso, le planta encima los genes de su propia vida: "Con sus sueños, odios, amores, victorias y derrotas. Cuando me siento a soñar, a leer, a releer, a imaginar una historia, convoco en mi ayuda a la gente que conocí, amigos y enemigos, adversarios y compañeros".
Tampoco busca vueltas de tuerca ni piruetas sensacionales. "El único objetivo es contar una historia. Resolver un problema buscando el camino más eficaz para conducir al lector del punto A, que es el planteamiento, al punto C, que es el desenlace, pasando por el punto B, que es el nudo".
Pero Arturo Pérez-Reverte -que ganó recientemente el premio Vallombrosa Gregor Von Rezzori a la mejor obra de narrativa extranjera por El pintor de batallas- no quiso salir ayer de su refriega sin dar un coscorrón al novelista atormentado. "Que lo deje, que no lo haga. A la hora de escribir, yo lo que deseo es ser feliz. Y lo soy. Porque me divierto. Y la diversión es suficiente motivo para escribir una novela".
Tampoco le gusta dar lecciones. "Cuento historias, las que me apetecen. Soy un leal mercenario de mí mismo, de mis gustos. No soy un teórico, ni tengo dogmas, ni he sido tocado por la gracia. Escribo novelas y la gente las lee, de momento". Si para eso tiene que apropiarse de cualquier herramienta, lo hará: "La novela exige ahora estructuras diferentes. Procuradas, cuando es necesario, con armas tomadas al cine, a la televisión, Internet. Armas arrebatadas al enemigo". Todo vale para contar anhelos que habitan cualquier sueño. Eso no cambia: "El estremecimiento ante lo desconocido, el miedo, el combate franco o interior... Todo eso sigue vivo en la mente y en el corazón del hombre, hoy como ayer".Llamó "imbéciles y analfabetos" a los críticos de los ochenta, cuando él empezó.
Rendidos ante don Mario
Jugaba ayer España contra Grecia con los suplentes. Pero el partido que se vio en el Paraninfo de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander contaba con una delantera literaria titular, arbitrada por el periodista Juan Cruz. Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez-Reverte y Javier Marías despedían el seminario Lecciones y Maestros que les había reunido tres días en Santillana del Mar. El campo santanderino estaba lleno, con gente fuera siguiéndolo por pantalla. Los tres escritores se pasaban la pelota con centros precisos. Marías confesó que empezó a escribir cuando terminó de leer los libros de Guillermo Brown: "Así que me puse a hacerlos yo para leerlos". Vargas Llosa rememoraba la violencia de la academia militar de Lima en la que se fraguó La ciudad y los perros: "Allí me hice escritor profesional. Redactaba cartas de amor e historias pornográficas que cambiaba por cigarrillos". Y Pérez-Reverte, caballero donde los haya, cerró con un homenaje: "Aquí lo que ha habido son muchas lecciones y un solo maestro. Mario Vargas Llosa". El autor de Alatriste recordó cómo le había impactado en su adolescencia Conversación en la catedral. Mientras que Marías aseguró que, entre las lecturas que al final le convirtieron en escritor, se encontraba La ciudad y los perros. Don Mario se sonrojó y achacó los halagos a la edad. Luego, el maestro les amenazó: "Como sigáis así me levanto y me voy".

2008/06/11

¿Recuerdan a Safo? La décima Musa

Dice la leyenda que la Décima Musa murió al lanzarse por un acantilado después de ser rechazada por Faón. Los favores del marino se los había ganado Afrodita, así que ella, despechada, se arrojó al vacío desde la roca del Léucade, que desde entonces quedó consagrada como el mejor lugar para matarse por amor. Aquellos que ahora sostienen que a Safo no le gustaban las mujeres se aferran con fuerza a la historia del suicidio, y dicen que si la poetisa se entregó a la muerte por culpa de un hombre es posiblemente porque solo le gustaban los hombres. El argumento es tan poco sólido que los defensores de Safo se ríen por lo bajo, recuerdan que no es más que una leyenda y se remiten al único legado concreto que dejó la poetisa: sus versos. Lean, parecen decir. Por favor, lean.Safo, la Décima Musa --así la bautizó Platón--, la poetisa que introdujo un cambio de rumbo en la literatura demasiado militar de la Grecia antigua, la rebelde guerrillera que conspiró contra la tiranía de la época, nació hacia el año 620 A. C. en la aldea de Eresos, en el suroeste de la isla de Lesbos; el mismo pedazo de tierra donde unos 50 años más tarde, según la leyenda, se lanzaría al abismo. Es probablemente el personaje más célebre que ha salido de la isla, en parte por sus versos y en parte por su sexo, y sin duda, el personaje central de la polémica que envuelve hoy a este pequeño territorio. Las lesbianas son lesbianas porque Safo, que habló con libertad de su amor por las mujeres, que hizo de ello poesía, que no lo escondió, que lo gritó a los cuatro vientos, Safo, que en realidad no era solo lesbiana, sino bisexual, era de Lesbos.
Universidad de mujeres.
Era enana, velluda y fea, pero seductora. "Bajita y sin gracia", escribió ella misma. Su gran amor fue el noble Alceo --compañero de guerrilla y de cama--, pero eso no le impidió explotar su pasión por las mujeres. En Sicilia, donde se exilió seis años por disidente, fundó una especie de instituto, una universidad exclusiva para féminas donde enseñaba canto, pintura, danza y literatura. Parece ser que se enamoraba fácilmente de sus alumnas, las convertía en amantes y casi siempre las llevaba a sus poemas. Anágora, Andrómeda, Gongila, Telesipa. Pero su preferida fue Atthis, y uno de sus poemas más famosos, El adiós a Atthis: lo escribió cuando su amada dejó las clases. "Y con abundantes aromas preciosos y exquisitos ungías tu piel fresca y joven en mi regazo, y no había colina ni arroyo ni lugar sagrado que no visitáramos danzando". Hoy casi nadie lo usa, pero al lesbianismo también se le llama safismo.

La RAE carga contra Aído por usar el término 'miembra'

MADRID
Nada de "miembros y miembras". Todos, mujeres y hombres, somos, simplemente, miembros. Gregorio Salvador, miembro de la Real Academia de la Lengua (RAE), se llevó las manos a la cabeza al escuchar cómo el pasado lunes, durante su comparecencia en el Congreso, la ministra de Igualdad hablaba de "miembros y miembras". Bibiana Aído se reafirmó ayer en su uso de la expresión y, además, anunció que no descartaba "que se pudiera incluir" el novedoso término en el diccionario de la RAE. Salvador, tras aconsejar a la ministra que se dejara de "bromas de mal gusto", respondió que tal inclusión era imposible."Eso solo se le puede ocurrir a una persona carente de conocimientos gramaticales, lingüísticos y de todo tipo --dijo Salvador, reputado dialectólogo y lexicógrafo, citado por la agencia Servimedia--. En España no podemos decidir sobre una lengua que se habla en muchos países".
SISTEMA ECONÓMICOLejos de quedarse ahí, Salvador arremetió contra el lenguaje no sexista --"ministros y ministras", por ejemplo-- empleado por Aído en su comparecencia en el Congreso. "La lengua es un sistema económico de expresión y el masculino vale en este caso como término neutro que sirve para masculino y femenino", afirmó.La ministra, por su parte, dijo en TVE-1 que su uso del término "miembra" se debió a esto: "Fue un lapsus y, además, una cosa graciosa; a continuación me reí". Al académico Salvador no le hizo tanta gracia.

2008/06/09

Johann Wolfgang Goethe


Personajes
WERTHER Joven Burgués tenor
Magistrado magistro bajo
Charlote Hija del Magistrado mezzosoprano
Sofía Hija del magistrado soprano

Alberto Esposo de Charlotte Baritono
SCHMIDT Amigo del Magistrado Tenor
JOHANN Amigo del Magitrado Bajo

La acción se desarrolla en las cercanías de Frankfurt (Alemania) a finales del siglo XVIII


ACTO I.- La casa del Magistrado. Aunque estamos en el mes de julio, el Magistrado está enseñando una canción de Navidad a su seis hijos pequeños, en el jardín de su casa. Los niños lo hacen bastante mal, hasta que se les advierte de que Charlotte, su amada hermana mayor, los está escuchando desde dentro de la vivienda. Schmidt y Johann, amigos del Magistrado, llegan y saludan a Sophie, segunda hija del Magistrado, que sale ahora al jardín. Los tres hombres hablan de Werther, un joven al servicio del Príncipe, y de Albert, novio de Charlotte. Los dos compañeros se marchan entonando su estribillo favorito: "Vivat Bacchus!" ("¡Viva Baco!"), con lo que anticipan su diversión en la taberna a la que se dirigen. Todos se han marchado dentro cuando llega Werther, que ha sido guiado hasta allí por un campesino, para hacer su primera visita a la familia. E inmediatamente se siente profundamente atraído por la paz y belleza que se respiran en el jardín y en la casa. "Je ne sois si je veille ou si je rêve encore" ("No sé si estoy despierto o soñando"). A través de la puerta entreabierta, Werther ve a los niños en el interior, ensayando aún la canción, y esto le atrae aún más. Los niños rodean a su adorada Charlotte cuando entra y ella rápidamente les sirve la merienda antes de presentar a Werther a su padre. El Magistrado embroma a dos jóvenes enamorados, absortos en sí mismos, Brühlmann y Käthchen, que también están allí de visita. Charlotte envía a los niños a que den la bienvenida a Werther, así como a su «primo». Werther, arrobado, vuelve a extasiarse ante aquel "espectáculo ideal de amor y de inocencia". Él y Charlotte entran en la casa y el Magistrado ("Vivat Bacchus!") se marcha a la taberna. Cuando cae la noche, Alberto, que estaba fuera, regresa inesperadamente y es recibido con enorme alegría por Sophie, su novia. Pero él no quiere entrar en la casa y decide unirse con la familia al día siguiente por la mañana. Salen ahora de la vivienda Werther y Charlotte; las palabras de Werther revelan una naciente pasión por la muchacha. La referencia de ella a su madre fallecida, y a la que reemplaza en el cuidado de sus hermanos, aumenta los sentimientos de Werther de "reve, extase, bonheur" ("ensueño, éxtasis, felicidad"). Charlotte se siente de repente atraída por el joven: "Nous sommes fous" ("¡Estamos locos!"). En este momento, el Magistrado, que ha vuelto y ha sido puesto al corriente de todo por Sophie, dice a Charlotte que Albert ha regresado. Solos en escena, Werther clama su desesperación: "Un autre... son époux!" ("Otro, su esposo...").


ACTO II.- Los Tilos, plaza frente a una iglesia. Un domingo por la mañana en la taberna, mientras se escuchan los sones del órgano en la iglesia vecina, Schmidt y Johann beben y alaban al Señor "en exaltant ses dones" ("exaltando sus dones y dádivas"), en referencia clara al vino. Charlotte y Albert, casados desde hace tres meses, se dirigen a la iglesia. Llega ahora Werther, ensimismado: ("Un autre est son époux") ("Casada con otro"). Y da rienda suelta a su pensamiento, imaginando lo que podría haber sido. Schmidt y Johann tratan, por su parte de consolar a Brühlmann, a quien ha abandonado su prometida. Sale Albert del templo, y lleno de sincero afecto, habla con Werther, dándole a entender que sabe lo que le ocurre y lo comprende, pero que él también debe aceptar los hechos. Werther, en el mismo tono amistoso, promete a Albert que su sueño ya ha pasado y está olvidado. El tenso clima se rompe con la entrada de la sencilla Sophie, que llega con un ramo de flores. Van a celebrarse las bodas de oro del pastor con una fiesta, y Sophie compromete a Werther, con una graciosa seriedad, al "primer minueto"; su estribillo es "Tout le monde est joyeux" ("Todo el mundo está alegre"), lo que a los oídos de Werther suena como una tremenda ironía. Otra vez solo Werther se confiesa a sí mismo que ha mentido a Albert; su pasión por Charlotte sigue viva, y si quiere librarse de sus consecuencias, debe marcharse lejos de allí. Cuando llegue Charlotte, piensa también que es mejor que Werther marche, pero que vuelva, como amigo, para Navidad De nuevo solo en escena, Werther piensa en el suicidio (si sería bien recibido en otro hogar); su pensamiento es interrumpí do por la aparición de Sophie. Werther se marcha bruscamente y Sophie se queda llorando. Mientras el cortejo para la celebra ción de la fiesta se acerca, Albert tiene sombríos presentimientos sobre Werther.


ACTO III.- Interior de la casa de Albert. Es la víspera de Navidad. En su casa, Charlotte piensa en el ausente Werther; toma una de sus cartas y empieza a leer en alta voz: "Je vous écris de ma petite chambra" ("Os escribo desde mi pequeña habitación"). Cuando está pensando llena de temor, en la temida posibilidad del suicidio de Werther, aparece Sophie, de improviso. Aunque la casa de sus padres no está muy lejos de la suya, Charlotte lleva mucho tiempo sin visitar a su familia, y allí la echan mucho de menos. Sophie desearía que su hermana estuviese ahora tan alegre como solía estar: "¡Ah, le rire est béni!" ("Ah, bendita sea la risa"). Cuando se ha marchado Sophie, Charlotte desfallece, y pide ayuda al Cielo. Silenciosamente, aparece Werther en la puerta de la estancia. Lanza una mirada al familiar ambiente con el clavecín que les acompañaba cuando cantaban juntos. Y recuerda un poema de Ossian en la traducción que él mismo había compuesto: "Pourquoi me rêveiller, o souffle du printemps" ("¿Por qué me despiertas, oh soplo de la primavera?") Ella une su voz a la de él; Werther declara de nuevo su amor por ella, pero, a punto de ceder, ella reacciona y abandona la estancia. Werther, por su parte, se marcha también y abandona la casa. Entra Albert. La habitación vacía y la puerta de la calle abierta le hacen concebir sospechas, incluso cuando Charlotte regresa. Entra un criado con una nota de Werther, pidiendo a Albert que le preste sus pistolas para que le acompañen en un largo viaje ("un lointain voyage"). Albert obliga a Charlotte a que entregue las pistolas al criado, en un frío gesto lleno de sentido. Cuando Albert se marcha, Charlotte piensa cómo podrá ver a Werther antes de que consiga su fatal propósito. ACTO IV. - En el salón de la casa deWerther, la noche de Navidad. Al entrar Charlotte, se ofrece ante su vista el cuerpo tendido de Werther, herido de muerte. A la angustiada voz de ella, Werther responde débilmente, pidiéndole perdón. De nuevo el moribundo declara a Charlotte su amor y ella, finalmente confiesa que también le ama. A través de las ventanas se ven las luces de la morada del Magistrado y desde allí llegan las voces de los niños cantando villancicos. Werther toma estos cánticos como un símbolo de su salvación y espera que su tumba sea bendecida por las lágrimas de una mujer. El pacta muere y Charlotte se desvanece. Por las ventanas sigue llegando el cántico ("Nöel! Nöel!") y las risas felices de los reunidos.


El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio.


Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil.


Un loco enamorado sería capaz de hacer fuegos artificiales con el sol, la luna y las estrellas, para recuperar a su amada.


Poesía

A la luna

¡Oh tú, la hermana de la luz primera,
símbolo del amor en la tristeza!
Ciñe tu rostro encantador la bruma,
orlada de argentados resplandores;
Tu sigiloso paso de los antros
durante el día cerrados cual sepulcros
(2), a los tristes fantasmas despabila,
y a mí también y a las nocturnas aves.

Tu mirada domina escrutadora
y señorea el dilatado espacio.
¡Oh, elévame hasta ti, ponme a tu vera!
No niegues a mi ensueño esta ventura;
y en plácido reposo el caballero
pueda ver a hurtadillas de su amada,
las noches tras los vidrios enrejados.

Del contemplar la dicha incomparable,
de la distancia los tormentos calma,
yo tus rayos de luz concentro, ¡oh luna!,
y mi mirada aguzo, escrutadora;
poco a poco voy viendo los contornos
del bello cuerpo libre de tapujos,
y hacia él me inclino, tierno y anhelante,
cual tú hacia el de Endimión en otro tiempo.