EL BOOM DE LA PALABRA: El Papa proclamo Santos a cinco religiosos europeos

2009/10/12

El Papa proclamo Santos a cinco religiosos europeos

Los nuevos Santos son de España, Bélgica, Francia, Polonia.

ROMA
El papa Benedicto XVI proclamó ayer, domingo 11 de octubre, a cinco nuevos santos en el Vaticano, en la primera ceremonia de canonización que presidió en los últimos seis meses.
Los nuevos modelos de santidad promovidos por la Iglesia son el polaco Zygmunt Szsczesny Felinski, arzobispo de Varsovia y héroe de la insurrección de 1863; los españoles Francisco Coll y Guitart (1812-1875), dominico dedicado a la educación, y Rafael Arnaiz Barón (1911-1938), monje cisterciense que también dedicó su vida a la difusión de la fe.

Los otros dos son la monja francesa Marie de la Croix Jugan (1792-1879), que consagró su vida a la asistencia de los ancianos y fundó la Congregación de las Pequeñas Hermanas de los Pobres, y el belga Jozef Damiaan de Veuster (1840-1889), quien murió en las islas Hawai mientras acompañaba a enfermos de lepra.
Benedicto XVI subrayó que todos tienen algo en común: el coraje de "ir contra la corriente" siguiendo el Evangelio, aun a costa de donar su propia vida, renunciando a sí mismo en favor de los demás. Destacó la santidad y la acogida a la exigente invitación del amor de Dios, que pide una confianza sin reserva ni medida con una humilde docilidad para poder seguir a Cristo crucificado y resucitado.
Asistieron a la canonización, que se celebró mientras en el Vaticano se desarrolla el Sínodo de Obispos de Africa, representantes de los cinco países de origen de los nuevos beatos, como el rey Alberto II, de Bélgica; el presidente de Polonia, Lech Kaczynski; el primer ministro de Francia, François Fillon, y el ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Angel Moratinos.

Los ancianos
El Papa, de 82 años, recordó ayer a "tantas personas ancianas" que sufren "múltiples pobrezas y soledad" y que suelen ser "abandonadas por su familias". Y subrayó: "Ignorancia, vileza y falta de amor" son los "nuevos males" de las sociedades modernas, y afectan más "a los más pobres y a los más pequeños", en particular a "los ancianos, muchas veces pobres y solos [y] a veces abandonados por sus propias familias".

El Santo Padre agradeció al Señor por "el don de la santidad que hoy brilla en nuestra Iglesia con singular belleza". Y agregó: "Quiero dirigir una invitación a todos para que se dejen atraer por los ejemplos luminosos de estos santos, para que toda la existencia sea un canto de alabanza al amor de Dios".
Durante el rezo del Angelus, el Papa volvió a alentar a los fieles a que ayuden a "los más pobres y los más pequeños, además de los heridos de la vida y los marginados".
Al saludar a un grupo de sobrevivientes de los ataques nucleares de Hiroshima y Nagasaki que asistieron al Angelus, el Papa alemán oró para que "el mundo no asista nunca más a semejantes destrucciones masivas de inocentes vidas humanas".

3 comentarios:

Anónimo27/10/09
EL PAPA NO PUEDE DECIR QUIEN ES SANTO O NO EL UNICO QUE DECIDE ESO ES DIOS , NO EL PAPA
ResponderEliminar
Respuestas
Pedagogía27/10/09
Gracias por la visita y el comentario

Es interesante vuestra respuesta.
Me gutaría saber porque razones afirmas ello.

Espero podamos conversar.
ResponderEliminar
Respuestas
CRISVASCOR2/11/09
SEGUN LA BIBLIA EL GRAN LIBRO SAGRADO EL CUAL TODAS LAS PERSONAS NOS GUIAMOS EN NUESTRA FE ESPRITUAL. DICE EN 1 PEDRO 1 : 13
LLAMAMIENTO A LOS SANTOS
ResponderEliminar
Respuestas

Añadir comentario

Gracias por tu visita y dejar tu comentario.

El hombre sufre de vértigo intelectual. ¿Por qué?

No me extraña que el hombre actual esté mareado. Sufre de vértigo intelectual y sus síntomas son: falta de personalidad, acentuada inseguridad en sus talentos. O sea, que el relativismo le ha llevado al complejo de inferioridad, a la tristeza: Porque el hombre puede ser bueno o malo, sabio o ignorante, pero lo que su propia naturaleza racional no puede aceptar jamás sin romperse en pedazos es vivir en la contradicción. El único velo capaz de ocultar la incoherencia es la locura. Y ésa es, precisamente, la meta lógica de todo relativismo.

Para dialéctica de altura la del siglo XIX y primera parte del XX. Desde entonces, desde el fin de la II Guerra Mundial hasta ahora, vivimos de prestado. Los tratados se han convertido en eslóganes y la búsqueda de la verdad en búsqueda de la búsqueda: en definitiva, en la turbadora tentación de que la verdad no existe, por lo que el conocimiento no merece la pena: lo único que merece la pena es la divagación eterna e infructuosa sobre las formas de conocimiento.

La cosa empezó a torcerse con Descartes, pero en el siglo XX alcanzó su plenitud, es decir, alcanzó el desastre. Es como si la razón hubiera sido recluida en una prisión y con ella la libertad. Recluida, claro está en nombre de la libertad de pensamiento. El progreso intelectual de la civilización occidental ha degenerado en un círculo oriental, del que es imposible salir. En Occidente le llamamos relativismo, pero en el fondo el relativismo no esconde más que la anulación del hombre como ser racional y, con ello, la anulación de su libertad. Vivimos en el universo de la contradicción permanente. Analicemos la situación en unos pocos aforismos, que son lo mandamientos vigentes.

1. “Nada es verdad ni nada es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”. El fin de las verdades absolutas, es la que incurre en la primera contradicción flagrante

2. “Prohibido prohibir”, si prohibimos prohibir, ya hay algo que sí está prohibido: prohibir.

3. “Todo es opinable”, aseguran los hombres de la sociedad de la comunicación. Sí, todo es opinable; todo menos justamente eso: que todo sea opinable.

4. “Los dogmas son inadmisibles”. En cualquier caso, el hombre siempre parte de un dogma para concluir, tanto en el pensamiento deductivo como en el inductivo.

5. “Libertad de pensamiento”. Nadie comienza pensar desde cero, sino desde un eje de coordenadas que le viene dado. El pensamiento humano está sometido a reglas estrechas, que componen lo que se conoce como la ciencia de la lógica: no damos para más y no es para avergonzarse de ello.

6. “Toda idea, principio o creencia es tan respetable como otra”. ¿Todas? No, porque la que acabo de escribir vale mucho más que cualquier otra y es acreedora del mayor de los respetos.

7. “Eduquemos en libertad”. Pero eso es imposible: si concedemos libertad al alumno para someterse o rechazar la educación, seguramente optará por la libertad de no educarse, sobre todo si piensa en el sometimiento y el esfuerzo que implica el hacerlo. Lo único que importa es la tolerancia, no las ideas que se toleran.

8. “No acepto aquello que no sea demostrable”. Pero ni tan siquiera puedo demostrar nuestra existencia. Lo empíricamente demostrable no alanza ni el 0,1% de los conocimientos humanos. Tampoco puedo dar razón de mi existencia.

9. “Lo que se ve, existe, y lo que no se ve, no existe”. Pero nuestros sentidos nos engañan. Además, de esta forma no existirían la luna, Júpiter, ni el amor, ni el dolor, ni la belleza, ni el arte, ni la literatura… Además, ¿estamos seguros de que la vida no es sueño y ensueño no es la verdadera vida?

10. “Nadie puede decir lo que está bien o lo que esta mal”. Pero esta política de no injerencia es buena en sí misma, así como sus numerosos desarrollos en forma de juicios morales, esos juicios que constantemente estamos pronunciando. Es más, si en algo creemos es en nuestras críticas al próximo o en nuestros halagos.